El avión presidencial
En el presupuesto de gasto público para 2015 se destinarán 441 millones de pesos, como parte de los 7 mil 804 millones de pesos que se pagará del erario público a lo largo de 15 años por el nuevo avión presidencial.
Está previsto que sea en septiembre del próximo año cuando el presidente Enrique Peña Nieto estrene uno de los aviones presidenciales más grandes, modernos y costosos del mundo, un Boeing 787-8, con capacidad para realizar vuelos trasatlánticos sin escalas y con la última tecnología en materia de navegación, comunicaciones, ahorro de combustible y, por supuesto, seguridad.
Al costo del nuevo avión presidencial –ya modificado para el uso presidencial- hay que añadir una inversión de 945 millones de pesos en el acondicionamiento del actual hangar presidencial y otros 45 millones de pesos anuales que el Estado Mayor Presidencial destinará en mantenimiento y operación.
En suma, para cuando rinda su tercer informe de gobierno el presidente Peña Nieto tendrá a su disposición una aeronave presidencial prácticamente única en el mundo. Quizá solo comparable a las aeronaves en las que se transporta el presidente de los Estados Unidos (un Boeing 747-400) o el presidente de la República Popular China (un Boeing 767). Ningún otro presidente de América utiliza un aparato tan novedoso y costoso como el que usará el presidente mexicano.
La razón principal que la secretaría de la Defensa Nacional planteó para la adquisición de una aeronave presidencial de esta envergadura y con estas características, es la mayor seguridad y capacidad para el transporte aéreo del Presidente durante sus giras de trabajo internacionales. Y sin duda es estratégico dotar de la mayor seguridad y tecnologías disponibles en el mercado para el Presidente y los funcionarios públicos de alto nivel, sobre todo después de los accidentes ocurridos en el sexenio pasado.
Todas estas razones, incluyendo la necesaria renovación del actual Boeing 757 (TP-01) para el uso presidencial deben ser tomadas en cuenta en una decisión así.
Sin embargo el proyecto integral de gastar del erario público poco más de 9 mil millones de pesos en una aeronave para el uso presidencial es excesivo para una economía como la mexicana. Cualquier comparación internacional así lo muestra.
Y es que la seguridad y la comodidad presidencial para los viajes de trabajo y relaciones diplomáticas no tienen una relación directa con una erogación presupuestal de este tamaño.
Más bien la compra del costoso avión presidencial está directamente relacionada con los usos, costumbres y excesos de los funcionarios y políticos mexicanos en torno al gasto público. Lo mismo ocurre con la pléyade de asistentes personales, secretarias, choferes, guardaespaldas y asesores con las que se rodean decenas de directores generales, subsecretarios y secretarios de Estado; asunto que ya ni siquiera se cuestiona. Esto mismo está ocurriendo con la decisión de comprar un avión para el uso presidencial que se convertirá en una marca más del derroche y la opulencia de la clase gobernante del país al mismo tiempo que en el discurso público se señalan las graves carencias que tienen miles de escuelas, clínicas y municipios del país.
Gobernadores, presidentes municipales, funcionarios, legisladores y jueces que viajan en primera clase, que se hospedan en hoteles costosos y que gastan a manos llenas en sus ‘viajes de trabajo’ de los presupuestos públicos -federal y locales- han convertido el gasto público en un botín personal.
Más que una estricta cuestión de seguridad, la compra del costoso avión presidencial es producto de esa vieja cultura patrimonialista de los gobernantes en turno que se han apropiado de lo público. Un cacicazgo que debe ser desterrado.
MÁS INFORMACIÓN. Diputados sólo modifican en 2.4% la propuesta presupuestal 2015 de EPN.Nota de Arena Pública del 14 de noviembre del 2014.
MÁS INFORMACIÓN: Resuelven diputados aumentar en 26.7 mil mdp estimado de ingresos 2015. Nota de Arena Pública del 15 de octubre del 2014.