“Cuotas de raza” igual que las de género, lejos de resolver discriminación
México es un país que discrimina y eso se aprecia en la realidad cotidiana.
55% de la población ha presenciado actos de discriminación por raza, es decir, por el hecho de tener ciertas características físicas transmitidas por herencia, de acuerdo con el Proyecto sobre Etnicidad y Raza en América Latina (PERLA, por sus siglas en inglés).
Incluso el acceso a posiciones laborales directivas es más fácil entre más claro sea el color de la piel, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y su Módulo de Movilidad Social Intergeneracional dado a conocer en 2017.
¿La solución? Establecer “cuotas de raza” tal como las cuotas de género en el Congreso, según dijo Alexandra Haas Paciuc, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) en una entrevista al Huffington Post.
"Los órganos de gobierno y legislativos, idealmente deberían tener una composición con base en nuestra demografía, porque eso ayudaría a darles voz (a todos los grupos raciales)", señaló la presidenta del Conapred el 29 de junio a raíz de lo publicado por el Inegi respecto a que la gente de minoría racial no accede en México a puestos gerenciales.
Estos son los colores que representan a la mayoría de los diputados federales y senadores en México.
Pero hay un problema con ese planteamiento, la falta de datos oficiales.
México no sabe su composición racial porque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía no lo pregunta en los censos.
Las aproximaciones nacionales que se tienen del tema son dos: el número de personas que hablan una lengua indígena, a partir de cinco años que son 15% de la población –lo cual ya deja fuera a los niños de cero a cuatro años- y el número de personas que se identifica a sí misma como afrodescendientes que son 1.7% según el Inegi.
El número de blancos, árabes, asiáticos o mestizos no se contabiliza. Para establecer las cuotas que propone la presidenta de la Conapred tendría que hacerse un conteo sobre las razas por primera vez en la historia de México.
“Nunca íbamos a lograr que hubiera paridad de género (en los congresos) si no se ponía una circunstancia de paridad expresa en la ley, y eso es lo que se logró. Hay que caminar hacia otras paridades y hacia la posibilidad de que más personas diversas de la composición social del país participen en la toma de decisiones del Estado”, señaló Haas Paciuc.
Existen datos internacionales. La Enciclopedia Británica apunta que México está compuesto por 64% mestizos, 15% blancos, 18% indígenas, 1% árabes, 0.5% afrodescendientes y 1% de otras etnias.
Así, para tener un Senado que emule la composición racial-étnica de México según la universidad, los 128 legisladores deberían distribuirse de la siguiente forma: 82 mestizos; 23 indígenas; 20 blancos; un afrodescendiente, un árabe y un representante de otra etnia.
La Cámara de Diputados federal, con 500 miembros, se distribuiría: 320 mestizos; 75 blancos; 90 indígenas; cinco árabes, cinco afrodescendientes y cinco de otras etnias.
Actualmente los tonos de piel de esa cámara tienden hacia los colores claros, según una investigación de Adrián Santuario, maestro en ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
No hay experiencia internacional, México sería el primero
El segundo problema es que, de realizarse, México sería el primer país en establecer acciones afirmativas o cuotas de raza en su Congreso nacional.
En Brasil y Estados Unidos existen las cuotas de raza en algunas universidades. En Sudáfrica hay un Acta por la Equidad en el Empleo que permite dar oportunidades laborales a sectores de la población que fueron relegados por la política del Apartheid, que separaba a blancos de negros hasta 1992 en ese país.
Otros países como Francia y Reino Unido prohíben tratos especiales a cualquier raza desde la Constitución de ese país.
Sin embargo, ninguno tiene una cuota para sus parlamentos o congresos.
En el caso de Estados Unidos, a pesar de aplicarse en universidades de prestigio como Harvard o Yale, según la Suprema Corte de ese país, las cuotas de raza son inconstitucionales porque van contra el derecho de igualdad.
Con ese argumento han sido repelidas en ocho congresos estatales como el de Michigan.
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A pesar de ello, la Suprema Corte llevó a cabo un juicio en 2016 donde con el voto de tres de siete jueces y una abstención, declaró que los estados podían seguir con la acción afirmativa en las universidades de así desearlo, porque ayuda a la integración de sectores desfavorecidos.
Brasil aprobó en 2012 una ley que otorga el 50% de los lugares en las universidades a alumnos que cumplan con una o varias de las siguientes características: ser de escasos recursos, provenir de escuelas públicas o ser de descendencia africana o indígena.
En ambos países los opositores critican la forma como las universidades “buscan alcanzar la igualdad”.
Por ejemplo, el rector de la universidad Fundación Getulio Vargas advirtió que “eventualmente puedes no tener a la gente mejor calificada en ingeniería o medicina, las áreas que Brasil necesita para mejorar” y también que “Brasil trata de resolver un problema de forma artificial”, reportó la BBC.
En Estados Unidos, grupos de estudiantes asiáticos dicen que estas medidas se usan para discriminarlos, al no dejarlos entrar a universidades como Harvard por rebasar la proporción que les toca de las cuotas de raza, según lo recopilado en 2015 por la cadena CNN.
Ni en Brasil ni en Estados Unidos han bajado los niveles de racismo ni ha mejorado la inclusión de las minorías.
Los brasileños negros representaron en 2016 el 68% de todas las víctimas de homicidio según una investigación del Fondo Brasileño de Seguridad Pública.
En Estados Unidos, 84% de los afroamericanos reportan ser tratados de manera injusta al tratar con la policía y 64% dice ser discriminados en sus zonas de trabajo, según una investigación del Centro Pew.
Las cuotas de género no han funcionado del todo
"Desde hace años en México se obliga a que las candidaturas sean 50% hombres y 50% mujeres, a fin de reconocer que hay una desigualdad, que aunque será imposible de remontar podría ayudar a que los procesos se reviertan”, dijo la presidenta del Conapred en la misma entrevista.
Se ha demostrado que las cuotas de género no ayudan a resolver el problema de fondo en la discriminación hacia las mujeres y podría resultar el mismo caso para los grupos raciales.
Las mujeres en los Congresos enfrentan una doble brecha de género: ser relegadas a “temas de mujeres” como educación, atención a la infancia o reproducción sexual y que no reciben el mismo apoyo financiero que sus contrapartes masculinas, revela una investigación de Céline Francoise Aramara González Schont, coordinadora de la maestría y el doctorado en Ciencia Política del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), .
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Por ello, tomar como base las cuotas de género para decir que las de razas funcionarían para erradicar el racismo no es una aseveración completa.
Ayudaría, como han hecho las cuotas de género, a aumentar la presencia de grupos minoritarios en el Congreso, pero no necesariamente erradicaría el racismo.
MÁS INFORMACIÓN: Resumen ejecutivo proyecto sobre etnicidad y raza en américa latina (PERLA), 2015.
A FONDO: Cromatocracia , el Pantone de los partidos políticso en México, Adrián Santuario, 2017.