Fisco aprieta al contribuyente, pero no toca a burócratas como #LadyNoMeAlcanza
“La gente piensa que un diputado federal gana mucho por ser federal y no es así […] a nosotros no nos dan vales de gasolina, nosotros pagamos nuestro traslado, yo utilizo mucho el transporte público, me voy por metro […] En mi caso yo salgo poniendo de mi bolsa porque no nos alcanza (los boletos de avión).”
Tal declaración estalló la indignación en las redes sociales y le ganó a la diputada federal Susana Corella Platt el apodo de #LadyNoMeAlcanza el pasado 17 de enero, cuando una reportera le preguntó a la legisladora por el Partido Revolucionario Institucional si devolvería los vales de gasolina que le dan a los representantes de la Cámara baja.
Los diputados federales -como otros funcionarios públicos de alto rango- cuentan con salarios, prestaciones, bonos, apoyos y dietas que distan mucho de la realidad mexicana.
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En un país donde la mitad de los trabajadores gana menos de 6,000 pesos mensuales y no cuentan con acceso a los servicios de salud, los funcionarios públicos que los representan reciben una dieta base de 74 mil pesos mensuales, sin contar prestaciones.
Entre otras, “apoyos económicos” por concepto de asistencia legislativa, atención ciudadana, vales de despensa, seguro de gastos médicos mayores, gratificación de fin de año, apoyo para transporte aéreo y terrestre, vales de gasolina y mantenimiento automotriz, vales de alimentos, entre otros.
La insensibilidad que mostró Corrella no es exclusiva de la sonorense, se extiende a los 500 diputados quienes cada año deciden por sí mismos sus salarios y prestaciones, abriendo más la brecha laboral entre ellos y sus representados.
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El detalle es que -por lo menos en los dos últimos años- para seguir manteniendo los beneficios laborales de diputadas como #LadyNoMeAlcanza el fisco ha apretado más el bolsillo de los contribuyentes.
Los diputados -como responsables de aprobar los impuestos- han apoyado las propuestas fiscales de los secretarios de Hacienda en turno durante la presente administración para lograr la mayor recaudación.
Tan sólo durante 2016 los ingresos tributarios crecieron 12% anual para sumar 2.715 billones de pesos. El año pasado la recaudación de ISR casi duplicó a los 790 mil millones de pesos que ingresaron por la venta de petróleo, que hasta 2013 había sido la mayor fuente de ingresos del país.
Del primer año del sexenio de Enrique Peña en 2013 a 2016 la recaudación de impuestos creció 65% o 1.071 billones de pesos, ese monto es una cuarta parte de los ingresos totales que se gastaron el año pasado.
La mayor parte del presupuesto -una quinta parte de este- se destina a financiar los salarios y prestaciones de los servidores públicos. En números corrientes el gasto para pagar su trabajo creció 17% de 2013 a 2016, pasó de 684 mil millones de pesos a 800 mil millones.
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Ni la exigencia de austeridad presupuestal por la merma de ingresos petroleros, ni el contraste con la realidad laboral del país ha hecho que los diputados federales ajusten sus prestaciones, arrebatando a los ciudadanos la oportunidad de tener un presupuesto mejor distribuido y que les traiga mayores beneficios.
A FONDO: Información de Finanzas Públicas y Deuda Pública, Enero-Diciembre de 2016,SHCP