El que nunca perdió el piso ni encontró su techo

Si el futbol es uno antes y después de Lionel Messi, ¿qué se puede decir del Barcelona? Es imposible entender la historia del club culé sin la figura del astro argentino. Hoy, domingo 8 de agosto del 2021 tras 16 años de una carrera brillante con el equipo de su vida, Leo y el Barca pusieron fin a la historia más gloriosa de cualquier futbolista en un club. 

Más que tristeza, las sensaciones generales en el mundo del futbol son de nostalgia. Sí, nostalgia porque sabemos que nunca volveremos a ver algo igual. Porque aunque no sea el fin del Leo futbolista, sí es el fin del Leo en el sitio que fue más feliz. 

Es increíble pensar que los 35 títulos que conquistó en 16 años, los 672 goles en 778 partidos y los 6 Balones de Oro que consiguió durante esta etapa, no son suficientes para explicar lo grandiosa que fue la carrera de Messi en Barcelona. Sólo aquel que tuvo el placer de ver partido a partido como se consagró como el mejor futbolista de todos los tiempos, puede entender la magnitud de este hermoso ciclo. 

Se vienen cientos de imágenes a la cabeza, desde el primer día que saltó al campo un niño tímido y de pelo largo con el dorsal 30 allá por 2004, hasta jugadas míticas como el gol ‘Maradoniano’ ante el Getafe (sí, aquel del famoso “Ankara Messi”), el gol imposible ante el Athletic de Bilbao en la final de Copa o su recital ante el Real Madrid en aquella semifinal de Champions. Y sí, podríamos pasar días enteros recordando jugadas y momentos mágicos de Lionel con la camiseta blaugrana. 

Por más que ilusione ver a Messi en otra liga, compitiendo día a día con otro club y llevando su magia a más lugares del mundo, todo pintaba para que se convirtiera en un futbolista de una sola camiseta. Y es que pasarán muchos años para que nos acostumbremos a ver un Barcelona sin su emblema y a un Messi sin la camiseta con la que a muchos nos hizo enamorarnos del futbol. Así de increíbles fueron estos 16 años. 

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Cuesta trabajo creer que existirá otro tipo capaz de reunir las miradas de propios y extraños cada fin de semana para verlo a él sobre un campo de futbol. Hubieron años mejores que otros, eso sí, ninguno como su brillante 2012 en el que marcó 91 goles, pero es imposible encontrar un partido de Messi en el que no tuviera un gesto de calidad que valiera la pena. 

Así llega a su fin la que parecía una historia de amor perfecta, la cual tuvo como protagonista a un niño rosarino tocado por los dioses, que nunca perdió el piso y nunca encontró su techo. El mejor de todos los tiempos se ve obligado a salir de su casa.