Shell, el "gran ganador" con la venta de Deer Park a Pemex
La venta de la refinería Deer Park fue un mejor negocio para la petrolera Shell que para Petróleos Mexicanos.
El 20 de enero se completó la adquisición de la refinería Deer Park cerca de Houston, Texas, a la empresa Shell Oil Industry, quienes desde 1992 mantenía el 50.005% de las acciones mientras la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) tenía el resto. Se trata de la séptima refinería en manos mexicanas y, según el gobierno, servirá para cumplir los objetivos de autoabastecimiento de combustibles contemplado en el Plan Nacional de Soberanía Energética.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) agradeció a Shell y al gobierno de los Estados Unidos “no haber abusado” al sostener el precio y las condiciones de compra de la refinería que fue vendida en 592 millones de dólares. Sin embargo, con uno de los acuerdos para la venta la compañía anglo-holandesa pudo haber ganado mucho más que lo que obtuvo Pemex.
“Shell no pierde nada. Como México no tiene dinero para entregar, hizo un acuerdo a 25 años en el que la dieta, todo el crudo que se va a refinar, va a ser exclusivo de Shell, es decir, esta refinería seguirá funcionando para Shell pero va a ser operada por PMI Comercio Internacional”, dijo en entrevista Santiago Arroyo, director de la consultora en materia energética Ursus Energy.
El acuerdo, dado a conocer por Reuters, quienes aseguran tener un documento fechado en julio, establece que durante por lo menos quince años, Shell suministrará 200 mil barriles diarios de crudo a la refinería mientras otra unidad de Pemex suministrará otros 115 mil barriles diarios. No obstante, el crudo Maya, que representa la mayoría del petróleo que se extrae de los yacimientos mexicanos actualmente es demasiado pesado -es decir, alto en azúfre- para ser utilizado en Deer Park.
El gobierno federal no ha confirmado o desmentido el acuerdo, y tampoco ha dado respuesta a cómo hará frente la baja producción de crudo ligero olmeca para surtir a Deer Park, pues México, al tener una producción de crudo ligero de solo 21.9% ha tenido que recurrir a las importaciones desde otros países como en el sexenio pasado, en varias ocasiones a través de swaps con aliados como la misma Shell.
La refinería tiene capacidad de producción de 320 mil barriles diarios de los cuales 131 mil son de gasolinas y requiere de 6 mil 258 millones de pesos anuales para su operación, pero según explicó en Twitter, Gonzalo Monroy, director de la consultora GMEC. “Considerando inventarios y deuda de la refinería, en realidad Pemex pagó 2,000 millones de dólares, ⅛ del costo de la Refinería Dos Bocas”, afirmó Monroy.
Si bien el costo de adquisición y de operación sigue siendo relativamente bajo, Pemex tampoco disfrutará del total de los beneficios pese a ser dueño de la refinería.
“Una parte de ese petróleo procesado va a ser para Shell mientras el otro remanente va a ser para Petróleos Mexicanos [...] Shell se quita todos los costos operativos y de procesamiento para convertirlos en réditos, si lo vemos desde un punto de vista de mercados e industria, Shell es el gran ganador de esta operación”, afirm Arroyo.
Un peso ambiental menos para Shell, uno más para Pemex
Además de colocar su producto durante por lo menos 15 años, Shell logra dar un paso más en su política de descarbonización y "traspasa" la tarea a Pemex.
Apenas en mayo de 2021 un tribunal holandés ordenó a la petrolera acelerar la reducción de sus emisiones contaminantes luego que Shell se comprometió a bajar sus emisiones de gases de efecto invernadero en 20% en una década y a cero neto antes de 2050.
Según el director de Ursus Energy, Shell no es la única petrolera que está en proceso de descarbonización desahaciéndose de activos que estaban convirtiendose en "fardos demasiado pesados" en medio del proceso de transición energética. Con la venta la petrolera podrá seguir disfrutando de grande ganancias sin tener que seguir preocupándose de la legislación ambiental.
Por el contrario, para el gobierno de López Obrador la adquisición de una refinería en otro país significa que también sumará a su lista de responsabilidades los compromisos climático y de operación ambiental que rijan en la legislación extranjera.
"Si ya vimos que es un problema manejarlas aquí en México, ahora imaginémonos en Estados Unidos con las regulaciones y políticas ambientales completamente divergente con AMLO", dijo Arroyo.