Reforma al outsourcing arroja mayor seguridad en empleos pero ¿también pobreza laboral?
Varios indicadores laborales sugieren que la reforma al outsourcing, como se temía, tuvo resultados mixtos para los trabajadores afectados.
Indicadores como la proporción de empleos permanentes y eventuales registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), así como los indicadores de subocupación y desocupación, han tenido mejoras palpables entre la primera mitad del 2021 y el tercer trimestre de este año, cuando se publicó y entró en vigor la reforma.
Al mismo tiempo, otras cifras (particularmente en pobreza laboral, informalidad y tasa de empleos asalariados) sugieren que los cambios al outsourcing sí han comenzado a provocar efectos negativos en la condición laboral de parte de la población, rompiendo la tendencia de recuperación económica de inicios de 2021 y que parecieran estar ligada a los cambios en materia de subcontratación.
Ambas reflexiones confirman los miedos de algunos expertos durante la discusión de la reforma: si bien la reformulación de la subcontratación en México permitió a algunos trabajadores tener un piso más sólido en su relación laboral, muchos otros se quedaron a la mitad del cambio.
Efectos positivos del outsourcing
El decreto en materia de subcontratación laboral fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) a finales de abril. En el acuerdo original se propuso un plazo de implementación de tres meses, al cual se le sumó una prórroga hasta el primero de septiembre pasado. Así pues, la mayor parte de las empresas en México realizaron los cambios necesarios para adaptarse a esta norma entre julio y septiembre pasados.
En el informe trimestral del Banco de México (Banxico) justamente para ese periodo, la institución evidencia el profundo cambio en la composición laboral del país. Si bien el empleo formal total mantuvo la misma tendencia que en los meses anteriores, se registraron picos anómalos tanto en la cantidad de contrataciones y separaciones del IMSS, como en la cantidad de personas que se mantuvieron sin cambios en su registro ante el Instituto.
Fuente: Banxico
Esta migración a causa de la subcontratación generó cambios en la composición del empleo formal en México. De acuerdo con cifras del IMSS, históricamente el porcentaje de empleos permanentes se había mantenido entre 85% y 86% de las plazas totales registradas ante el Instituto, mientras que los puestos eventuales representaban entre el 14% y 15%.
Este fenómeno incluso se mantuvo durante la crisis de COVID-19. Pero a partir de julio pasado, el empleo permanente en México representa más del 87% de las plazas registradas ante el IMSS. Es decir, más personas parecen tener fuentes de ingresos seguras gracias a la reforma de la subcontratación.
También hay una pequeña mejora en algunos indicadores de condiciones laborales vulnerables. En datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre el segundo y tercer trimestre del año se aceleró la disminución de la tasa de condiciones críticas de la ocupación (TCCO); que se refiere al porcentaje de la población ocupada que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos.
Mientras que la TCCO disminuyó de 25.4% a 24.5% trimestral, también se notó una disminución de la tasa de ocupación parcial y desocupación (porcentaje de la población económicamente activa que se encuentra desocupada, más la ocupada que trabajó menos de 15 horas en la semana de referencia), del 10.9% al 10.6% en ese mismo periodo. Entre el primer y segundo trimestre, ésta última tasa había incrementado dos décimas de punto.´
Este tipo de evoluciones son parte de lo que se esperaría con una implementación afortunada de la reforma. Jesús Carrillo, director de Economía Sostenible en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), asegura que “mientras una persona pueda generar antigüedad y reportar su ingreso completo ante el IMSS, y por lo tanto cotizar con su ingreso completo, eso siempre será una buena noticia”.
Precarización laboral, informalidad y menos asalariados
Del otro lado de la moneda, el outsourcing parece haber creado condiciones laborales más difíciles en el agregado. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (que mide el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior a la línea de pobreza extrema) creció por primera vez en la comparación trimestral desde que inició la pandemia, pasando de 1.0882 a 1.1116.
Esto podría explicarse con las declaraciones de la directora de Incorporación y Recaudación del IMSS, Norma Gabriela López Castañeda, quien en un evento a finales de noviembre dijo que el 24% de los trabajadores que solían desempeñarse bajo el esquema de subcontratación y fueron contratados por sus verdaderos empleadores, se sumaron con un salario base de cotización menor.
También la ENOE refleja cierta precarización en el empleo, potencialmente a raíz de la reforma al outsourcing. Aunque las condiciones críticas de ocupación y la ocupación parcial parecen haber retrocedido entre el segundo y tercer trimestre del año, la tasa de trabajo asalariado se redujo a 64.9%, aun cuando había logrado mantenerse por encima del 65% durante todo 2020 y la primera mitad del 2021.
Y en particular la evolución de la tasa de informalidad laboral podría ser otro gran punto de preocupación. Según datos de la ENOE, se desaceleró sustancialmente el incremento de este indicador del segundo al tercer trimestre del 2021, con una variación de apenas 0.1%. Entre el primer y el segundo trimestre del 2021, la tasa de informalidad laboral pasó de 55.1% a 56.2%, un incremento de más de un punto porcentual.
Aunque podrían parecer buenas noticias, Jesús Carrillo apunta que hay que observar este indicador con cuidado. Apunta que algunas personas que salieron del formato de outsourcing podrían estarse sumando al sector informal, pero no necesariamente se reflejará en la medición general de la informalidad porque “por el otro lado, se están incorporando muchas personas al sector formal […]. Puede que estemos presenciando una transición en la que probablemente muchos trabajadores no tienen contrato y están esperando integrarse a las empresas”.
Señales del éxito
En general, el experto del IMCO advierte que aunque ya se están viendo algunos indicadores preliminares del éxito o los fallos de la reforma, aún es muy temprano para evaluar su efectividad completa. Lo anterior, en gran parte porque la pandemia aún tiene un efecto disruptivo muy grande en la economía laboral de México y es difícil disociar sus consecuencias de aquellos elementos que responden a la reforma del outsourcing.
Pero sí afirma que hay un sub-sector del entorno de la subcontratación a la que se podrá voltear a ver para determinar el éxito de la medida, un termómetro de la reforma: “Los servicios de apoyo, especialmente el manejo de residuos y desechos, servicios de limpieza, [fueron de los más afectados por el cambio al outsourcing]", dice.
"Éste es el segmento que más me llama la atención -señala Carrillo-, porque en otras áreas es más fácil que absorban a los empleados porque son parte importante de su operación. Pero no es así con estos servicios de apoyo”.
En este sentido, asegura que este segmento “tiene que recuperarse. Esa sería una medida de éxito. Al menos una señal de que hemos logrado revertir la tendencia que hemos visto en los últimos meses. Y eso es en términos de registros ante el IMSS, [aunque también sería crucial ver una mejora en los] ingresos, porque los ingresos […] en este sector también andan 10% por debajo [respecto al momento pre-reforma]. Los ingresos también tendrían que recuperarse, si no significaría que generamos una distorsión. Éste es el sector clave para estudiar lo que va pasando con la reforma al outsourcing”.