El profundo deterioro del mercado laboral
El IMSS dio a conocer que en el primer trimestre del año el número de trabajadores asegurados aumentó en 251,977 personas.
Con ello, la pérdida de empleos a marzo de 2021 fue de 457 mil en comparación a marzo de 2020. Si se considera que en el verano del año pasado la pérdida llegó a casi 900 mil puestos de trabajo, se podría decir que se ha recuperado alrededor de la mitad de los empleos perdidos por la crisis económica.
Estas cifras parecerían mostrar una recuperación gradual del mercado laboral en México y validar las afirmaciones de las autoridades en el sentido de que el mercado interno se fortalecerá paulatinamente en el transcurso del año.
Sin embargo, esta recuperación de puestos de trabajo, que en gran parte no fue una pérdida real sino una “suspensión” de actividades por los meses de la cuarentena, obscurece la verdadera magnitud del deterioro del mercado laboral y, en consecuencia, del deterioro de las condiciones de vida de gran número de mexicanos.
Hay que recordar que las cifras del IMSS reflejan solamente una parte de dicho mercado, ya que no incluyen a los trabajadores formales por cuenta propia (salvo quienes se registran voluntariamente en el Instituto), a los empleados del sector público a nivel federal y estatal y, lo más importante, a los trabajadores informales, que representan más de la mitad (58%) de la población ocupada en el país.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI proporciona una visión más completa de las características y evolución del empleo y desempleo. Los resultados más recientes (a marzo) de la ENOE permiten observar tres características relevantes, y preocupantes.
La primera es una reducción importante (cerca de 1.5 millones de personas) de la población económicamente activa (PEA) entre marzo de 2020 y marzo de 2021. Esto significa que ese millón y medio de mexicanos no sólo dejaron de trabajar, sino que también han dejado de buscar trabajo, ya sea porque perdieron la esperanza de encontrar uno y/o porque se han dedicado a alguna otra actividad como labores del hogar, estudiar (poco probable), a vivir de los subsidios del gobierno (ninis), dedicarse al crimen organizado y/o la delincuencia, o emigrar fuera del país, entre otras opciones.
La segunda característica importante es que, además de quienes salieron del mercado laboral, la población ocupada en marzo pasado, formal e informal, fue menor en casi 2 millones de personas (-1,960,265) con respecto a marzo de 2020.
De esta disminución, el 78% correspondió a los empleados/ocupados formalmente y solo el 22% a los informales. Aunque esto puede parecer una consecuencia lógica de la pandemia y la cuarentena, tiene implicaciones muy desfavorables, entre otras, que el empleo informal se ha vuelto (todavía) más importante con relación al formal y que es un empleo sin prestaciones laborales, seguridad social, etc.; además, es un empleo u ocupación que tiene niveles de ingreso, en promedio, menores a los del sector formal de la economía.
Un aspecto importante a destacar es que la pérdida de empleos/ocupaciones se concentró en las micro y pequeñas empresas (Mipymes). En efecto, la población ocupada en Mipymes disminuyó en 1,480,076 personas entre marzo de 2020 y marzo de 2021, en comparación al descenso de 992,297 en los establecimientos medianos y grandes. De hecho, en los establecimientos grandes el empleo solamente disminuyó en 239,431 puestos de trabajo.
Esto confirma la falacia del argumento gubernamental para no implementar programas de apoyo a las empresas para “evitar salvar a las grandes empresas”, así como que el “programa de apoyo a changarros” fue un fracaso total.
Por último, la tercera característica relevante de la evolución del mercado laboral es el incremento significativo en la tasa de subocupación. Esta tasa corresponde a las personas ocupadas que tienen necesidad y disponibilidad para trabajar más tiempo de lo que su ocupación actual les demanda. En otras palabras, son personas cuyos ingresos les son insuficientes.
En los últimos doce meses, la tasa de subocupación pasó de 9.1% a 13.2% de la población ocupada, lo que significa un incremento de 2 millones de personas.
En resumen, en marzo pasado 1.5 millones de personas habían salido de la PEA, el número de personas ocupadas fue 1.96 millones menos que un año antes y el número de personas subocupadas aumentó en poco más de 2 millones de personas.
Volviendo a las cifras del IMSS, un comentario final. A partir de abril se van a observar tasas de crecimiento positivas del número de asegurados por el efecto de la base de comparación. Aun si el número de asegurados de marzo pasado se mantuviera sin ningún crecimiento en los siguientes meses, por las caídas registradas entre abril y julio del año pasado, la comparación anual va a ser positiva.
Por ello, para tener una idea más realista de la evolución del mercado laboral en los próximos meses no bastará con ver únicamente los datos de trabajadores asegurado en el IMSS.