Los puntos sobre las íes en la reforma de pensiones
El partido en el poder cacareó con bombo y platillo la reforma de pensiones aprobada por la aplanadora de Morena en el Congreso de la Unión. Empero, llama poderosamente la atención que la “gran reforma” no haya sido bien recibida por la sociedad. De hecho, las críticas no se han hecho esperar.
¿Cómo es posible si nadie se opone a más y mejores pensiones? Ciertamente a muchos no les gustó que se tomen recursos de cuentas no reclamadas de trabajadores de 70 años o más. Pero parecería que, a pesar del discurso oficialista, a la sociedad no le gustó. Mucho tiene que ver que el discurso oficialista de esta reforma, principalmente encabezado por la Secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde, está plagado de mentiras e imprecisiones. Esto punto ya lo abordé con detalle en una entrega anterior
En esta ocasión quiero concentrarme en las preguntas relevantes sobre esta reforma: ¿Cuál es su alcance en términos de cobertura, suficiencia y costo? ¿A cuántos pensionados de la generación Afore va a beneficiar? ¿Cuál será el beneficio que obtendrán en términos del monto de las pensiones? ¿Cuánto a costar? Pondré “Los puntos sobre las íes”.
Desafortunada o deliberadamente, el gobierno federal no ha hecho del conocimiento público suficientemente información para evaluar esta reforma a cabalidad. Sin embargo, con la escasa información disponible es posible tener una idea aproximada de sus implicaciones, tanto en términos de sus beneficios como de sus costos. Ello requiere, sin embargo, un punto de referencia que sirva como punto de partida. Para ello tomaré dos referencias: el SAR sin esta reforma y la Pensión Universal para el Bienestar de los Adultos Mayores (PUBAM).
El SAR con la reforma a la Ley del Seguro Social de 2020
La reforma a la Ley del Seguro Social (LSS) de 2020 que entró en vigor el 1 de enero de 2021 fortaleció las pensiones garantizadas para aquellos trabajadores que cumplan con el requisito mínimo de 1,000 semanas cotizadas (19 años y 3 meses, aproximadamente) en 2031.
Asimismo, con el incremento gradual de aportaciones patronales hasta 13.875% del salario base de cotización del IMSS en 2030, los trabajadores (formales) del sector privado que comiencen a cotizar en el SAR a partir de 2030 obtendrán en promedio una tasa de reemplazo de aproximadamente 70%. La reducción transitoria en el número de semanas cotizadas a 750 en 2021, y que se incrementan gradualmente en 25 semanas hasta llegar a 1,000 en 2031, han permitido evitar muchas negativas de pensión, pero no las suficientes.
Estos trabajadores de la Generación Afore-IMSS tienen bajos montos de ahorro en sus cuentas individuales por lo que no han logrado obtener una pensión mayor a la garantizada por su propia cuenta. Al haber fortalecido este mínimo de pensión, sus tasas de reemplazo (su pensión como porcentaje de sus salario promedio de cotización) han sido en promedio entre 80 y 90% para los trabajadores que perciben entre un salario mínimo ($7,468 mensuales en 2024) y 5 UMAs ($16,502.65 mensuales en 2024). Además, no se ha completado el incremento gradual de las aportaciones patronales. La pensión promedio pagada a estas generaciones Afore en 2023 fue de $7,700 al mes.
En su enorme mayoría, el 95% de la pensiones otorgadas al amparo de la LSS 97 y la reforma de 2020 fueron pensiones garantizadas (mucho mejor que la pensión mínima -única- garantizada de $3,340 sin la reforma de 2020). A los futuros pensionados de la generación Afore les va a ir todavía mucho mejor. El verdadero reto para el SAR es que 2/3 partes de las generaciones Afore no cumplen, ni van a cumplir, con el requisito mínimo de semanas cotizadas, razón por la cual tendrán una resolución de negativa de pensión y dispondrán de los recursos en su cuenta individual para llevarlos a casa.
El SAR con la nueva reforma de 2024
La reforma recién aprobada establece con toda claridad en los artículos transitorios (de los diversos ordenamientos jurídicos que se modificaron: LSS, LISSSTE, LINFONAVIT, entre los más importantes) que los trabajadores que perciban menos de promedio del salario base cotización del IMSS de 2023 ($16,777.68 mensuales, actualizado con el INPC) podrán recibir un complemento de hasta ese monto con el fin de que su pensión sea equivalente al 100% de su último sueldo.
Los recursos provendrán de la creación del Fondo de Pensiones para el Bienestar. Por cierto, sorprende que la esencia de la reforma no esté en su cuerpo principal y se haya relegado a artículos transitorios. Asimismo, la reforma no establece que deberá entenderse por “último sueldo”, me temo que en la práctica seguirá siendo el salario promedio de cotización del trabajador, el cual por lo general es inferior al último salario base de cotización.
La narrativa del oficialismo ha sido vaga y tendenciosa en su afán por hacer creer que se trata de una gran reforma, al punto en que muchos lo han interpretado como que el monto de la pensión que van a recibir sería de $16,777.68 mensuales. También conviene mencionar que si el salarió mínimo de cotización del IMSS es equivalente a un salario mínimo, ello podría llevar a pensar que, en el mejor de los casos, el copete que obtendría el trabajador sería de $9,309.68.
Sin embargo, ninguna de estas dos conclusiones o narrativas es correcta. ¿Por qué? El monto de la pensión garantizada se calcula en función de su salario promedio de cotización, de su edad y de sus semanas cotizadas, y lo mismo es cierto para el cálculo de su pensión. La pensión de las generaciones Afore seguirá determinado conforme a los mismos principios anteriores a la reforma, con la diferencia que recibirán un complemento para que el monto mensual de su pensión sea igual a su último salario.
Si el cálculo de la pensión es, por ejemplo, como fue en 2023, de 7,700 pesos para un trabajador promedio y ello representó una tasa de remplazo de 70% para el trabajador promedio, ello quiere decir que el salario utilizado para el cálculo de su pensión fue equivalente a 11,000 pesos. Por lo tanto, el complemento de pensión para el trabajador promedio hubiera sido de 5,777.68 pesos.
Ahora bien, según la última información disponible del IMSS el número de trabajadores asegurados en el IMSS fue de 22,133,407 en enero de 2024. De ellos, 14,846,565 personas (67.1%) perciben menos de 16,777.68 pesos mensuales, ellos serían los beneficiarios potenciales de esta reforma, más los que se acumulen con el aumento en el número de trabajadores asegurados en los próximos años. En ese mes, el salario promedio de cotización mensual de estos trabajadores fue de 11,826.37 pesos. Haciendo una maniobra malabárica de triple salto mortal, si estos trabajadores se pensionaran hoy, su copete sería de 4,951.31 pesos mensuales.
Lo que el discurso oficialista reconoce es que 2/3 parte de la generación Afore no cumplen, ni van a cumplir, con el número mínimo de semanas cotizadas, de tal forma que, de 14,846,565 trabajadores sólo 4,948,855 obtendrían una resolución de pensión, y el resto (9,897,710 personas) tendrán una negativa de pensión y sólo obtendrán los recursos en su cuenta individual. Esto no va a cambiar con la reforma que acaba de aprobar.
Como he mencionado, la enorme mayoría de las generaciones Afore se irán con la pensión garantizada, con un 75% de ellos cotizando con un salario promedio de aproximadamente 11,000 pesos actuales. Para 2024 el monto de la pensión garantizada fluctúa entre 3,058 pesos (60 años, un salario mínimo y 825 semanas) y 9,843 pesos (65 o más años, un salario de cotización de 16,503 pesos y 1050 o más semanas). Siendo así, para quienes se pensionen este año el copete de pensión podrá fluctuar entre 4,410 y 6,660 pesos al mes. Con un alto porcentaje de ellos más cargado hacia la menor de estas cifras. Para los cálculos que presentaré más adelante tomaré como referencia un copete de 4,860 pesos mensuales por pensionado.
Otro dato relevante en la información del IMSS: en los primeros 4 meses de 2024, se han concedido 268,130 pensiones. De ese número, 224,542 pensiones corresponden a trabajadores que comenzaron a cotizar antes de julio 1 de 1997 y que optaron por pensionarse en los términos de la LSS 73. El número de pensionados conforme a la LSS 97 fue de sólo 43,588 trabajadores. De estos, 11,589 obtuvieron una pensión garantizada y el resto pudieron aspirar a una cifra mayor gracias a las mayores aportaciones patronales y a la disminución del número de semanas cotizadas. Sin embargo, el número de trabajadores de la generación Afore que tuvieron negativa de pensión fue de alrededor de 130,764. Estos trabajadores no se hubieran beneficiado de la reforma que crea el Fondo de Pensiones para el Bienestar. Insisto, esto no va a cambiar mucho con esta reforma.
Hacia una estimación del costo de la reforma
Hay mucha confusión sobre el costo de esta reforma, la cual procurará que el trabajador se pensione con su último sueldo, siempre y cuando no rebase del salario promedio de cotización del IMSS de 2023 de 16,777.68 pesos, actualizado anualmente por inflación. Por un lado, un oficio de la Secretaría de Hacienda lo estima en casi 7 billones de pesos (sin señalar el periodo que comprende ese cálculo). Por otro, esto no se compadece con las declaraciones del subsecretario del ramo, Gabriel Yorio, de 130 mil millones de pesos en los próximos 10 años. Para colmo, la misma secretaría ha dicho que 60 mil millones de pesos en el Fondo de Pensiones para el Bienestar en 2024 alcanzaría para los próximos 5 años. La Comisión Nacional del Ahorro para el Retiro y el IMSS debería tener el dato, pero “calladitos se ven más bonitos”.
En virtud de lo anterior, me doy a la tarea de estimar este costo con “mis datos”. La fuente principal son las proyecciones de CONEVAL. Ahora bien, para dimensionar el costo de la reforma conviene tener una referencia. Para ello consideraré primeramente el costo de la PUBAM.
El costo de la pensión universal para el bienestar de los adultos mayores
En el siguiente gráfico muestro las proyecciones de población para tres rangos de edad desde 2023 hasta 2070. Lo primero que se observa es la marcada y rápida tendencia al envejecimiento de la población. La población de adultos mayores (65 años o más) crece de 10.8 a 38.9 millones, lo que representa un crecimiento de 260% (2.7% anual). Por su parte, la fuerza de trabajo (población económicamente activa, o PEA) pasa de 88 a 83.8 millones, una disminución de 5% a lo largo de periodo.
Adicionalmente, esta fuerza de trabajo debe soportar, en adición al aumento de los adultos mayores, a la población menor de 15 años, la cual se reduce de 32.3 a 18.8 millones (-41.7% durante el periodo, una tasa anual de -1.1% anual). En su conjunto, la población de 14 años o menos más la de adultos mayores pasa de 43.1 a 57.7 millones, un crecimiento de 33.9% (0.6% anual). En suma, en 2070 83.8 millones de trabajadores deberán soportar una población de 43.1 personas mientras que 88 millones soportaron 57.7 millones en 2023. Con fines ilustrativos el gráfico 2 presenta la mediana de edad de la población y la esperanza de vida al nacer. Asimismo, en el gráfico 3 presento el índice de envejecimiento de la población y la razón de dependencia de los menores a 14 años y los adultos mayores respecto de la fuerza de trabajo.
Gráfico 1
Grafico 2
Gráfico 3
Este envejecimiento de la población implica un reto importante para las finanzas públicas. Al respecto, considere el incremento anual en número de adultos mayores (población de 65 años o más) durante el periodo 2024-2070 (ver gráfico 4). Estas son las personas que van cumpliendo 65 años cada año menos las que van falleciendo. Además, dado que la esperanza de vida por encima de los 65 años aumenta a lo largo del tiempo, cada adulto mayor de 65 años cobrará su pensión por más tiempo.
Gráfico 4
Actualmente, alrededor de 10,982,810 de adultos mayores reciben la PUBAM de 6,000 pesos bimestralmente. El presupuesto federal contempla 450,000 millones de pesos para esta pensión. Dada la esperanza de vida actual y que este programa adoptado desde 2018 ya incluye a varias generaciones de 65 años o más, supongamos que la esperanza de vida remanente de este grupo es de un promedio de 5 años. En otras palabras, el gobierno federal erogará 2,195,959 millones de pesos para quienes actualmente reciben la PUBAM en los próximos 5 años. Si a ello agregamos los que se sumarán a este programa cada año entre 2025 y 2070 (los presentados en el gráfico 4) y consideramos la esperanza de vida remanente para estas generaciones a partir de los 65 años, las erogaciones esperadas para cada una de estas generaciones en los años que les restan de vida (las generaciones están representadas por los años en el eje horizontal) mostrarían la siguiente evolución en el tiempo entre 2025 y 2070.
Gráfico 5
Si estos flujos se acumulan a las erogaciones por la PUBAM de los próximos años, se obtiene que el gasto actuarial acumulado evolucionaría como se muestra a continuación (gráfico 6). Los resultados son verdaderamente preocupantes. Desde este punto de vista continuar con la PUBAM implica que su costo se eleve de 2.2 billones de pesos en 2024 a 3.6 billones de pesos en 2030, a 6.8 billones en 2040 y, así sucesivamente, hasta alcanzar 17.7 billones en 2070. Claramente, este pasivo contingente sobre las finanzas públicas no es sostenible. No hay reforma fiscal que lo pueda solventar. Simplemente para ponerlo en contexto, hacia el año 2040 este programa alcanzaría un déficit actuarial en un lapso de 17 años mayor que los ahorros de 6.1 billones de pesos que se han acumulado en el SAR a lo largo de 27 años. La razón es muy sencilla: las pensiones son caras. El costo de comprar una renta vitalicia a los 65 años de igual monto que la PUBAM, es de aproximadamente 700,000 pesos.
Gráfico 6
El costo de las pensiones de la reforma que crea el Fondo de Pensiones del Bienestar
El Fondo de Pensiones del Bienestar es un fondo solidario que será financiado por diversas fuentes, algunas de ellas son ingresos extraordinarios no recurrentes y otras fuentes de ingresos de proyectos cuya rentabilidad es muy cuestionable. Así que lo más probable es que los complementos de pensión para que un trabajador se pensione con su último salario necesariamente provendrán del erario.
Para efectos del cálculo, supondré que todos los adultos mayores en la gráfica 4 son Generación Afore (los de la LSS 73 con más costosos). De ser así, 2/3 partes tendrán negativa de pensión y se marchan a casa con los recursos de su cuenta individual. El tercio restante recibiría el complemento de 4,860 pesos mensuales para llevar su pensión a su último salario, siempre y cuando se ubiquen en el 70% de los trabajadores con ingresos hasta 16,777.68 pesos al mes. En consecuencia, por cada nueva generación de 65 años se requerirán las siguientes erogaciones del erario en los próximos años (gráfico 7). Si bien se advierte que los complementos del Fondo de Pensiones para el Bienestar son menores que el costo incremental de los adultos mayores que recibirán la PBUAM, no dejan de ser significativos.
Gráfico 7
En términos actuariales, el pasivo contingente del complemento para llevar a los trabajadores a su último sueldo (Gráfica 8) ascendería a poco más de un billón de pesos en 2034 (nada que ver con los 130 mil millones que menciona el subsecretario Yorio). Para 2040, este pasivo contingente se eleva a 1.8 billones de pesos, y así sucesivamente. Para 2070, ascendería a casi 6 billones de pesos a precios actuales.
Para concluir, cabe preguntarse si en ese horizonte de tiempo se justifica este costo para beneficiar a sólo 6.5 millones de trabajadores de la generación Afore en los próximos 50 años. Este reducido número de beneficiarios se atribuye a la informalidad laboral (55% de la PEA). Hoy en día, 22.1 millones de trabajadores cotizan al IMSS, mientras que casi 30 millones de trabajadores están en la informalidad laboral. De hecho, el número de cuentas individuales administradas por las Afore es de 74.5 millones, cifra muy superior a la PEA. Por cierto, es incorrecto catalogar la diferencia entre ambas cifras como cuentas inactivas debido a la alta movilidad de los trabajadores entre los sectores formal e informal del mercado laboral.
Gráfico 8
En resumidas cuentas, la reforma que busca beneficiar a los trabajadores que perciben hasta 16,777.68 pesos tiene una cobertura extraordinariamente baja (por las negativas de pensión) y es excesivamente onerosa para las finanzas públicas. Caray, casi 6 billones de pesos a precios actuales para beneficiar a sólo 6.5 millones de trabajadores de la generación Afore en los próximos 50 años. Desde esta perspectiva, es aún más onerosa que la PUBAM que con 2.2 billones de pesos este año beneficiará a 11.4 millones de trabajadores. En otras palabras, el costo fiscal por beneficiario del complemento de pensión del Fondo de Pensiones para el Bienestar es mucho mayor que el costo por beneficiario de la PUBAM.
Comentario final
Se ha dicho que la reforma neoliberal de la LSS 97 creo expectativas que no se cumplieron. El problema con la PUBAM y la reforma que crea el Fondo de Pensiones para el Bienestar para complementar las pensiones de las generaciones Afore para que se pensionen con su último salario, son compromisos que en el futuro no podrán ser cumplidos por el Estado. Simplemente, no hay reforma fiscal que puede enfrentarlos.
Es una bomba de tiempo que va a estallar, y cuando eso suceda generará un enorme descontento social. La única vía podría ser el endeudamiento público. Si bien el saldo de los requerimientos de financiamiento del sector púbico (RFSP) se estima en 48.8% del PIB en 2025, estos compromisos incrementarán este cociente a un ritmo insostenible, con o sin reforma fiscal. La pregunta es: ¿a quién van a culpar las futuras generaciones Afore cuando estalle la bomba pensionaria? La justicia social sale muy cara si no está acompañada de la responsabilidad fiscal.
Es por estas razones que los “neoliberales” abandonaron el antiguo sistema de reparto o beneficio definido de la LSS 73, en particular para crear un sistema financiero sostenible y que diera lo que responsablemente se puede dar a los adultos mayores.
Además, la carga ha recaído fundamentalmente en los patrones. Ahora la “justicia social” recaerá también en el gobierno federal; en realidad sobre los contribuyentes. Ya era tiempo de que el estado tomara cartas en el asunto, pero no lo ha hecho con responsabilidad.
Está por verse si el gobierno federal podrá hacer frente a estos compromisos. Lamento adelantarles, con toda honestidad, que no creo que sea posible honrar estos compromisos. Esto va a reventar por algún lado y no creo que vaya a tomar mucho tiempo. El espacio fiscal no sólo se agotó, sino que se ha tornado en nuestra contra (en términos técnicos, el espacio fiscal ya es negativo) y no hay reforma fiscal que lo pueda resolver. La economía es la ciencia lúgubre: te muestra lo que no puedes ver así lo tengas frente a tus narices.