Acelerar a fondo
A inicios de la segunda década de este siglo las ventas de autos eléctricos (EV, por sus siglas en inglés) no alcanzaban la primera centena de miles de unidades. Tan solo cinco años después, la cifra superaba el primer millón. De acuerdo con el reporte “Electric Vehicle Outlook 2021” de BloombergNEF, el día de hoy circulan más de 12 millones de unidades de EV en todo el mundo, equivalente al 1% de la flotilla a nivel global.
La imagen que ilustran las tendencias de adopción de los EV en la última década indica que, de forma irreversible, estamos ingresando a la era de la electro-movilidad. Sin embargo, como el mismo reporte reconoce, la trayectoria sobre la cual se avanza a nivel mundial en la adopción de EV todavía no es congruente con las metas requeridas por una economía global de emisiones netas cero, sobre todo en lo que a unidades de carga pesada se refiere. Dicho de otra forma, si deseamos evitar que sucesos como los ocurridos hace unas semanas en Alemania o los acontecidos hace un par de días en China sean eventos recurrentes, necesitamos acelerar a fondo.
Son tres los elementos que han favorecido la rápida adopción de los EV en algunas regiones del mundo. El primero es el incremento sostenido en la autonomía de los EV, así como la drástica reducción en costos de las baterías y, en consecuencia, de los EV. El segundo es el cambio en patrones de consumo de las personas, incluso bajo condiciones de baja demanda originadas por la pandemia de COVID-19. Y, por último, están los compromisos realizados por diferentes armadoras que han anunciado desde una mayor introducción de modelos eléctricos o la eliminación de venta de autos con motor de combustión interna en algunas regiones del mundo, hasta una gama completamente electrificada en los próximos años.
En el corto plazo, el reto más importante para las armadoras de autos para pasajeros con presencia mundial es lidiar con una estrategia diversificada en función del ecosistema regulatorio local. Mientras que las ventas de EV representarán el 40% de las ventas totales en países como Alemania para 2025, a nivel mundial serán del 16%. En cuanto a los autobuses eléctricos, su participación en el mercado mundial será similar, pero su concentración será todavía más pronunciada hacia China.
En el largo plazo, las tendencias tecnológicas y económicas no serán suficientes para lograr metas de adopción de EV en el mundo acorde con economías de emisiones netas cero; no sin una acción regulatoria decidida para lograrlo. Para ello, se requiere una serie de acciones que el mercado por si solo difícilmente proveerá.
Primero, para 2030 el 60% de las ventas totales de autos de pasajeros deberá ser EV, prácticamente el doble de lo que se conseguiría con la tendencia actual. Segundo, un proceso de reconversión de unidades antiguas tendría que ocurrir durante los 2040, lo cual tendría que atajarse en su mayoría a través de incentivos gubernamentales. Tercero, es imperativa la implementación de una política de ciudad que detenga la expansión urbana, lo cual conlleva una planeación ordenada que además facilite alternativas de movilidad al automóvil.
En México, la venta de automóviles híbridos convencionales, híbridos enchufables y eléctricos ha presentado una tasa de crecimiento promedio anual del 34% en el último quinquenio, por debajo del promedio mundial. Y, a diferencia de lo ocurrido a nivel internacional con la pandemia donde las ventas de EV no fueron afectadas, nuestro país si mostró una menor tasa de crecimiento en las ventas de este tipo de autos en 2020 con respecto al año anterior.
Los escenarios más ambiciosos hacia 2050 evidencian que todavía habrá regiones en el mundo con rezagos en la conversión del parque vehicular y retos importantes en términos de mitigación de emisiones aún con la electrificación de autos de pasajeros y vehículos de carga.
Es difícil conceptualizar a México como uno de los países que no estén en el primer grupo, sobre todo si la política energética y de movilidad actual es mantenida por la presente administración hacia 2024. La ventana se nos cierra rápidamente. Como ha sucedido en Estados Unidos los gobiernos locales pueden ser protagonistas del cambio. ¿Qué gobernador levantará la mano?.