Beatriz Gutiérrez Müller encabezará la segunda revolución de las primeras damas
A Beatriz Gutiérrez Müller el título de primera dama no le llama para nada la atención.
“Me gustaría que me llamaran Beatriz… y nada más”, confesaba la esposa de AMLO antes del decisivo 1 de julio.
Dice que es un título “clasista”, pues no hay mujeres de primera o de segunda, “todas somos mujeres, todas hacemos algo importante”, afirma tal como alguna vez lo hizo María Esther Zuno cuando su esposo, Luis Echeverría, llegó a la presidencia en 1970.
María Esther, o mejor dicho, la compañera María Esther –como ella prefirió que le llamaran- declaró a los medios de la época: “Primeras damas somos todas en nuestro hogar. Compañera es la expresión que identifica entre sí a los correligionarios que luchan y a las mujeres que trabajan; por eso me gusta que me llamen así”.
Beatriz Gutiérrez Müller solo tenía un año cuando la compañera María Esther renunció a su título de primera dama de México, 48 años después Gutiérrez Müller hace lo mismo, pero encarnando a una mujer mexicana muy diferente.
Beatriz Gutiérrez Müller en documental "Esto soy".
María Esther se dedicó al cuidado de sus hijos y como compañera del presidente creó el Programa Nacional de Adiestramiento para Parteras y se volvió obligatorio que las esposas de todos los funcionarios públicos –desde los gobernadores a hasta los embajadores- participaran en actividades asistencia social para el pueblo de México.
Para Beatriz “aquella mujer benefactora de los años 40 que repartía a los niños pobres era muy bonita, pero ya cambió este país”.
Y es que la esposa de quien será el presidente de México a partir del 1 de diciembre, no solo es madre de un hijo o esposa; es doctora en literatura por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), ha ejercido como profesora, escritora, reportera y recientemente también ha mostrado sus dotes artísticos como cantante.
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Las palabras son su refugio frente a la agitada vida política de AMLO, según ha dejado ver en algunas entrevistas. Desde 2011 ha publicado cinco libros, el último de ellos, una compilación de sus propios versos que fueron presentados en marzo de 2018 bajo el título Leyendas y Cantos.
A lo largo de los últimos 12 años de campaña, da la impresión de que Beatriz Gutiérrez Müller ha pasado de ser un personaje público “gris por convicción propia” –como declaró en 2006 que sería de llegar AMLO a la presidencia- , a uno tan carmín como el labial que, ya con más frecuencia, se le ve usar.
Esto no solo por la multiplicación de sus entrevistas o su presencia en mítines, sino también por la manifestación ahora más pública de su sentido del humor al publicar memes de su esposo en su cuenta de Instagram, al escribir su primera canción “Canta, canta”, o al decidirse a publicar sus poemas.
“Ese miedo a que me identifiquen con mi voz poética, creo que es lo que siempre me hizo quedarme atrás” manifestó en una entrevista tras la presentación de su último libro, sin embargo, el arte es prácticamente un gen heredado para ella.
Su abuelo materno, Adolfo Marcelo Müller, fue un violinista, acuarelista y fotógrafo mexicano, educado en Alemania, pero ciudadano chileno. Mientras que su bisabuelo, Walter Müller, fundó la casa editorial “Müller Hermanos” en la CDMX, en donde se imprimieron algunas obras que hasta la fecha consultan los historiadores, de acuerdo con una carta de la misma Beatriz.
Uno de sus compositores favoritos de Beatriz es Tchaikovsky, según comentó en su Instagram, y Solón Argüello probablemente su poeta favorito, pues en 2017 publicó una antología únicamente de la obra del nicaragüense.
Sobre su labor como esposa del presidente aún no ha dicho mucho, sin embargo, una cosa es segura: los medios nos tendremos que acostumbrar a escribir menos el título primera dama y más a utilizar las diéresis.
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