México evita la obligación de cuidar a los adultos mayores, solo les da dinero
Cuidar a alguien va más allá de darle dinero.
El Estado mexicano tiene la obligación de garantizar una vida digna a los adultos mayores, así como el pleno ejercicio de sus derechos, de acuerdo con la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores.
Por ejemplo, el de ser sujetos de programas de asistencia social en caso de desempleo, discapacidad o pérdida de sus medios de subsistencia; o el de acceder a una casa hogar si se encuentran en situación de riesgo o desamparo.
Incluso sus familias tienen derecho a recibir el apoyo subsidiario de instituciones públicas para cuidar y atender a los adultos de 60 años o más en cuestiones relativas a la salud y la alimentación según la ley.
Pero el Estado mexicano evita su obligación. La Pensión para Adultos Mayores es el único programa de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) concebido para cubrir su corresponsabilidad en el cuidado de las personas dependientes de edad avanzada.
Un apoyo económico de 580 pesos mensuales que se reparte a 5.3 millones de adultos mayores. Esta pensión es considerada como prioritaria para dar acceso efectivo a la seguridad social e incrementar los ingresos de sus beneficiarios según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Sin embargo, es discutible que se considere un programa de cuidado, pues se trata de un apoyo al ingreso, pero que no disminuye la carga de trabajo de quien cuida de un anciano, asegura Lucía Pérez Fragoso, consultora de la división de asuntos de género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“La corresponsabilidad gubernamental en el cuidado de las personas adultas mayores se está evitando, los programas de modalidad clientelar con entrega de trasferencias monetarias no otorgan cuidado”, concluye su análisis sobre las políticas de cuidado a personas dependientes en México.
Al ser apoyos de ingreso, no se disminuye la carga del trabajo para quienes cuidan a los adultos mayores. Foto: Sedesol.
El costo de la pensión de adultos mayores
El programa abarcará 88% del presupuesto dedicado a desarrollo social (Ramo 20) durante 2018, es decir, de los recursos para atender las necesidades de la población que engloban a las tareas de cuidado, en 2013 acaparaba el 84%.
Se trata de un apoyo no contributivo, es decir, que depende totalmente de las asignaciones presupuestales, a diferencia de las pensiones otorgadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los recursos asignados a la Pensión para Adultos mayores crecieron 60% en seis años, pasaron de 23 mil 700 millones de pesos en 2013 a 38 mil millones en 2018, esto es 1.4 veces más recursos de lo que necesitará el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para operar ese año por 27 mil 200 millones con datos del Presupuesto de Egresos de la Federación.
La Pensión para Adultos Mayores podría convertirse en un barril sin fondo. En los próximos diez años la población de 65 años y más crecerá 40% para ubicarse en 13.1 millones de personas desde los 9.1 millones que son actualmente de acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo).
Y de continuar esa tendencia en el 2050 la proporción de adultos mayores será de 79 por cada 100 menores de 15 años y la esperanza de vida se incrementará a 81 años para las mujeres y 77 para los hombres.
“Esta situación tendrá profundas consecuencias económicas, políticas, sociales y culturales que obligan a los gobiernos, instituciones y a la sociedad a desarrollar y participar en una nueva orientación de las políticas públicas encauzadas a prestar más y mejores servicios y atención a este sector de la población”, dice Baruch Delgado Carbajal, expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.
El programa de apoyo a los adultos mayores se podría volver en un barril sin fondo para la políticas públicas. Foto: DIF nacional.
Repensar las pensiones para adultos mayores
Actualmente el 20.7% de los adultos mayores tiene alguna dificultad para realizar actividades básicas de la vida diaria como caminar, bañarse, comer, ir a la cama y usar el excusado, aseguran la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento 2015 del el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la más reciente.
En las casas hogar el Estado tampoco ha respondido con suficiencia a su corresponsabilidad en el cuidado de los ancianos. Solo 8% de los mil 20 asilos existentes en México pertenecen a alguna institución pública, revela el Censo de Alojamientos de Asistencia Social publicado por el Inegi en 2015.
La mayoría de las casas hogar para ancianos –el 70%- son administradas por asociaciones civiles o instituciones de beneficencia privadas.
Japón es uno de los países que ha puesto el ejemplo al mundo en lo que se refiere al cuidado de los ancianos. Implementó una política para que existan un promedio de 15 trabajadores capacitados dedicados a la atención de las personas de la tercera edad por cada mil adultos de 65 años y más.
También, otorgó incentivos financieros a aquellos centros de cuidado que contratan a trabajadores con mayor capacitación, lo que permitió que exista una mayor cantidad de responsables en el cuidado de personas de la tercera edad, pero también que esos trabajadores sean los más calificados, de acuerdo con el estudio Buena vida en la vejez de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2013.
Contar con instituciones públicas que respondan a las necesidades de cuidado de las personas dependientes -como niños y ancianos- facilita la vida familiar y laboral de la población y contribuye a disminuir las desigualdades de género, al favorecer la autonomía de las mujeres en quienes principalmente recae la labor, asegura Pérez Fragoso.
MÁS INFORMACIÓN: Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, Diario Oficial de la Federación, última reforma 22 de noviembre de 2016.
MÁS INFORMACIÓN: Buena vida en la vejez: monitoreo y mejora de la la calidad en el cuidado a largo plazo, OCDE, 2013.