Perro que ladra no muerde, la historia entre México y Donald Trump
Los primeros 20 días después de su victoria, se pasaron entre órdenes ejecutivas, amenazas y discursos que afirmaban que la relación entre México y su país cambiaría de manera radical.
En ese marco, el valor del peso llegó a sus niveles históricos más bajos frente al dólar, hubo una caída en la confianza y afectaciones a la inversión, de acuerdo con Mario Correa analista de Scotiabank México.
Sin embargo, la economía mexicana va bien, de hecho, mejor de lo esperado.
Desde su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, las amenazas en contra de México fueron constantes.
Al principio del año, las expectativas de crecimiento estaban entre 1.3% y 2.3%; en mayo la Secretaría de Hacienda (SHCP) elevó esta predicción 0.2 puntos.
Ese tipo de crecimiento es mayor que el del promedio de los países de América Latina e incluso un poco por encima del de Estados Unidos poco menos de 2%.
Para agosto de 2017, el Inegi confirmó que el crecimiento económico del país fue a razón del 3%. Las actividades terciarias – las relacionadas con los servicios- fueron las principales impulsoras de esa mejoría en la economía, aunque las primarias y secundarias también crecieron.
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El crecimiento promedio de la economía mexicana este sexenio ha sido de 2.2% anual, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda. Esa cifra es modesta, pero el país no ha entrado en recesión o dejado de crecer durante este periodo. Ese aumento en el Producto Interno Bruto del país es mayor que el registrado en promedio registrado en los dos sexenios anteriores.
El Banco de México ajustó también sus expectativas de crecimiento, más de lo que en mayo lo hizo la SHCP, puso como rango mínimo 2% y máximo 2.5%.
Además, el peso recuperó terreno frente al dólar, sobre todo a comparación de inicios de este año, cuando se cotizaba en más de 23 pesos, frente a los 17 pesos promedio de junio y julio de 2017.
Sus proyectos detenidos, inviables o incumplidos
De la relación económica entre México y Estados Unidos no se puede escapar. Es por eso que los proyectos anunciados por el presidente electo, Donald Trump, perjudicaron las expectativas de crecimiento que los organismos nacionales y bancos internacionales dieron para México.
No obstante, los aranceles que Trump amenazó con poner a las exportaciones del país, el muro y la salida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), las principales preocupaciones de México, no han ocurrido.
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Hasta el momento, los efectos adversos de las negociaciones del TLCAN tampoco llegan. Trump no ha deportado a más migrantes que sus antecesores y tampoco ha impuesto medidas arancelarias diferentes a las que se tenían en la administración de Barack Obama.
En sus primeros 100 días en el cargo, Trump firmó 27 órdenes ejecutivas, de acuerdo con el sitio web de la Casa Blanca, cantidad que excede lo que la mayoría de los presidentes de ese país desde el siglo XX firmaron en todo su mandato.
La polémica por la construcción del muro fronterizo aún no termina.
Sancionó 28 proyectos de ley, más que lo que cualquier otro mandatario hizo en 70 años. Pero de ellas ninguna fue aprobada en el Congreso. Y sus órdenes ejecutivas, no se efectúan de manera inmediata, necesitan otros pasos para ser una realidad. El Congreso está sirviendo como contrapeso a su poder y protegiendo a México indirectamente.
Respecto al proyecto del muro, uno de los más controversiales. Aunque ya se eligieron a compañías para construir prototipos para este, el presupuesto no se consiguió. Trump incluso amenazó con “cerrar” el gobierno hasta que el Congreso resuelva la procuración de fondos para el Muro, que fue una de sus principales promesas de campaña.
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Hasta ahora, según admisiones del propio Trump, ante la negativa del gobierno mexicano de pagar por la construcción de este, son los contribuyentes americanos los que asumirían la carga fiscal, que después se cobrará a México “de otras formas”.
Mientras esto no pase, y no se aumenten los impuestos o se inicie una guerra comercial entre los dos países, las expectativas de crecimiento del México son positivas, aunque moderadas.