Científicos buscan solución radical contra huracanes y sismos: esconder la tierra de los rayos del sol

Con una de las temporadas de lluvias más mortíferas en la historia registrada del planeta, este año se hicieron más visibles los efectos del cambio climático en el mundo.
12 Septiembre, 2017 Actualizado el 12 de Septiembre, a las 12:02
Científicos proponen una solución para contrarrestar los efectos del cambio climático.
Científicos proponen una solución para contrarrestar los efectos del cambio climático.
Arena Pública

Los huracanes, lluvias torrenciales y otros desastres naturales serán cada vez más comunes.

Y a pesar de que se han hecho esfuerzos por parte de los gobiernos firmantes del Acuerdo de Paris, los efectos del cambio climático no podrán frenarse de forma inmediata.

Para evitar que siga habiendo daños tanto materiales, como de vidas humanas, un grupo multinacional de científicos quiere cambiar la manera en la que está formada la tierra y así ayudar a amortiguar los efectos de las grandes tormentas.

Pensado específicamente para disminuir el número de huracanes y su magnitud destructora y con un presupuesto anual que rondará los 10 mil millones de dólares, el equipo liderado por científicos de Estados Unidos y China  no quiere prevenir los daños de estos meteoros, sino parar el daño.

 

Los desastres naturales podrían ser más frecuentes debido al cambio climático.

 

¿Cómo? Alterando la composición de la tierra para paliar el cambio climático. La “terraformación” es un concepto científico que tiene que ver con los planetas que no son la Tierra. Se refiere a hacer que esos planetas se parezcan a las condiciones terrestres para que puedan sustentar vida, pero ello se logra artificialmente.

El plan se centra en esconder a la tierra de los rayos del sol, que evaporan el agua, crean corrientes de aire y ayudan a la formación de huracanes cada vez más peligrosos.  Para ello, los geoingenieros proponen bombear gases sulfúricos, como los que se liberarían naturalmente después de una erupción volcánica a la atmósfera, para bloquear ciertos segmentos de luz y crear un efecto “anteojos oscuros”.  

 

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“Básicamente tenemos tres opciones. Una es buena, la otra mala y la otra peor. La buena opción es la que decidimos no hacer: drásticamente bajar la producción de dióxido de carbono. Las otras dos opciones son mantener todo como siempre o tomar el acercamiento de la geoingeniería, y estamos tratando de averiguar cuál es la peor opción”, dijo John Moore, líder del proyecto.

De acuerdo con sus modelos actuales, los eventos súper destructivos como el huracán Katrina podrían mantenerse con la misma periodicidad actual al bombear el doble de gases de sulfato a la atmósfera y que las mareas de tormenta, uno de los efectos más destructivos de los huracanes, podrían reducirse a la mitad.

 

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Podría haber consecuencias negativas

Los modelos toman en cuenta la liberación sostenida de al menos 10 billones de aerosoles de sulfato anual durante 50 años. Esa liberación anual equivaldría a los niveles expulsados por la erupción volcánica del Pinatubo, el mayor cataclismo volcánico del siglo XX, cada dos años.

 

El volcán Pinatubo se encuentra ubicado en Filipinas

 

Este es el escenario más plausible, de acuerdo con Moore, y el más fácil de hacer. Es parecido a lo que los aviones comerciales expiden en los vuelos, por lo que no sería tan descabellado bombear esos gases.

Sin embargo, no todo es bueno. Usar ese tipo de aerosoles de manera global necesitaría niveles de coordinación internacional poco probables, además de que no sería efectivo en cuanto a los costos.

Pero hay una consecuencia peor: resulta que usar sulfatos para proteger a la tierra, al igual que con los aerosoles para el cabello que proliferaron el siglo pasado que tenían clorofluorocarbonos, finalmente terminarían por destruir la capa de ozono, causando daños a largo plazo.

“Por este tipo de consecuencia nadie está seriamente implementando este tipo de proyectos de geoingeniería con sulfatos”, dice Moore.

 

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No obstante, podría haber una solución: diseñar y producir partículas de aerosoles hechas a la medida que puedan reflejar la luz del sol pero que no tengan el efecto de desaparecer la capa de ozono. Otros equipos de científicos están trabajando para desarrollar esas partículas.

En el peor de los casos, dice Moore, su solución sería implementada como una última medida. En el mejor de los casos, en unos años podría realizarse con gases seguros de usar en la atmósfera terrestre. 

 

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