Si busca perder peso, ahórrese el gimnasio y mejor busque un nutriólogo
Para perder peso, la mejor opción es hacer ejercicio.
Esa es una de las ideas más difundidas tanto en la cultura popular, como en las políticas públicas designadas a ayudar a combatir la epidemia de la obesidad.
Sin embargo, puede que hacer ejercicio no sea tan efectivo para perder peso como se piensa.
Existen más de 60 estudios, elaborados por universidades y centros de salud de todo el mundo que apuntan que a pesar de la concepción popular, perder peso se relaciona más con la dieta, y de una manera casi imperceptible con el ejercicio.
Hacer ejercicio sólo quema una cantidad mínima de calorías.
Entre estos, uno de los más reveladores es una investigación llevada a cabo por el Colegio Hunter de Nueva York, que descubrió que al comparar la cantidad de calorías quemadas por oficinistas estadounidenses con las de miembros de la tribu Hadza, un grupo de cazadores y recolectores de Tanzania, con vidas mucho más físicamente activas, la diferencia es casi nula.
“Realmente nos sorprendimos cuando el gasto de energía entre los Hadza no fue mayor que el que registra la gente de EU y Europa”, dijo Herman Pontzer, antropólogo y líder de la investigación.
El ejercicio no es tan efectivo para la pérdida de peso. El 100% de la energía que consumimos viene de la comida y solo es posible quemar entre 10% y 30% a través de la actividad física diaria, concluye el estudio.
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Es decir, las calorías que se queman o la energía que el organismo usa no solo incluye al movimiento, sino también a las demás funciones necesarias para sostener la vida.
Este estudio sugiere que la quema de calorías es una característica evolucionaria de los humanos. En términos sencillos: del total de calorías que se ingieren, solo un porcentaje menor es la responsable de que el ser humano se mueva.
De tal manera que la verdadera solución para el problema de la obesidad es un cambio de dieta. La conclusión del equipo del Colegio Hunter es que los integrantes de la tribu Hadza no tienen sobrepeso como la mayoría de los occidentales no porque hagan más ejercicio, sino porque no ingieren más calorías de las que necesitan.
La razón de la prevalencia de ese tipo de pensamiento, de que el ejercicio es la mejor forma de bajar de peso, puede ser el trabajo de las compañías de comida chatarra. Coca-cola, por ejemplo, hace énfasis en el ejercicio y la cultura del deporte, esto mientras que su índice de azúcar y calorías sobrepasa casi tres veces la ingesta diaria recomendada por nutriólogos.
Como el anterior, hay otros estudios. En 2001, un estudio publicado en el Journal de medicina deportiva también llegó a la conclusión de que el ejercicio por sí solo no tiene el impacto que comúnmente se piensa en la reducción de peso. Esto después de monitorear una serie de estudios llevados a cabo entre 1966 y 2000, clasificados en de corto plazo y de largo plazo.
En los estudios de corto plazo se notó que el ejercicio tiene una relación mínima con la reducción de la grasa abdominal y visceral, pero en los de largo plazo la relación disminuyó hasta ser casi imperceptible. La conclusión es que por sí solo, el ejercicio no ayudará a las personas a perder peso.
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El comportamiento de “me merezco esa dona”
“Puedo comer esa hamburguesa, papas y malteada, siempre que hoy vaya al gimnasio” es un marco de pensamiento que se inculca en la mayoría de las personas a nivel internacional, advierte el estudio.
No conviene a las grandes empresas de comida que las personas dejen de consumir sus productos, por lo que han hecho campañas a nivel internacional promoviendo el ejercicio, lo cual no es ni de lejos nocivo a la salud, pero no es la solución a la epidemia de obesidad.
Las grandes empresas de comida y sobre todo comida chatarra no están dispuestos a arriesgar sus gananacias por la salud de los consumidores.
Pero además existe otro tipo de comportamiento que no ayuda en los esfuerzos por perder peso: el “comportamiento compensatorio”. Es justamente esa sensación de satisfacción después del ejercicio que lleva a la gente a creer que merece otros cambios ya sea en su dieta o en su estilo de vida, apunta el Instituto de Medicina de deporte de Estados Unidos.
Por ejemplo, después de correr cinco kilómetros en la mañana, una persona puede incrementar su consumo de calorías durante el desayuno. Si comía una porción de avena, tal vez ingiera dos. De igual manera, es menos probable que una persona que ya realizó actividad física tome las escaleras para llegar a su trabajo.
Esa combinación de ingesta de más calorías con menos ejercicio de baja moderación hace que las calorías quemadas por el ejercicio no tengan un impacto significativo.
No ejercitarse tampoco es una opción
Si bien los estudios concluyen en que el ejercicio no ayuda o al menos no lo hace tanto como se cree popularmente en la pérdida de peso, no significa que sea inútil hacer ejercicio.
Más allá de dejar de fumar, ejercitarse regularmente es la mejor forma de alargar la vida, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y de prevenir males crónicos como la diabetes tipo dos, los males cardíacos y los derrames cerebrales.
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De igual manera, el ejercicio ayuda a tener una vida más equilibrada emocionalmente, además de que crea buenos hábitos entre los jóvenes y proporciona endorfinas naturales, lo cual crea una sensación de bienestar para la persona.
Por otra parte, el ejercicio sí ayuda a mantener el peso, una vez que ya se ha perdido a través de la dieta, de acuerdo con la Sociedad Nacional para la obesidad de Estados Unidos.
Es decir, no es que el ejercicio sea inservible, es que si lo que se desea es llegar a un peso ideal, la buena nutrición es la clave, sobre todo en un país como México, el segundo con más obesos del mundo de acuerdo con la OMS.
En 2012, sólo el 33% de los niños de entre 10 y 14 años declararon haber practicado algún tipo de deporte, mientras que el 74% de los niños dijeron ver una pantalla más de tres horas al día entre semana, según el Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En 2016, 24% de los ciudadanos dijeron jamás haber practicado un deporte en su vida.
MÁS INFORMACIÓN: Actividad física en pérdida de peso: consideraciones de dosis y respuesta. 2001.
MÁS INFORMACIÓN: Gasto energético en cazadores-recolectores y su relación con la obesidad humana. 2002.