A dos años de ser reconocidos como etnia, afromexicanos siguen en desamparo legal
Son más de 1.3 millones y hasta hace dos años no eran reconocidos por México como un grupo étnico.
Aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reconoció su existencia en el censo de 2015 como una comunidad identitaria, siguen sin figurar en la mayor parte de los marcos legales.
Comenzando por el más importante, aún no son reconocidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En el artículo 2° A, fracción VIII de la Carta Magna se establece la “libre determinación y autonomía de los pueblos indígenas”, pero hasta 2017, no hay ninguna mención a los pueblos afrodescendientes.
Las comunidades afrodescendientes tienen como única posibilidad de acceder a sus derechos el hacer analogía con los pueblos indígenas para apelar al reconocimiento de pluriculturalidad del artículo 2º, afirma la directora general de Estudios, Promoción y Desarrollo de los Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Leticia Bonifaz Alfonzo.
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Pero las comunidades afromexicanas no son indígenas. El que no se reconozcan como un grupo separado se debe a que los afromexicanos hablan español, como la mayoría de los mexicanos y no tienen su propia lengua, explica el director de la Oficina para Asuntos Afromexicanos en Oaxaca, Humberto Herbert Silva.
"Cuando solicitamos reconocimiento como minoría, salen con excusas o nos dicen que no tenemos una lengua autóctona. El lenguaje es el verdadero criterio", asegura, "estamos siendo discriminados".
Y aunque ya hay estadísticas sobre el modo de vida y los lugares que habitan los afromexicanos, no se reflejan en la aplicación de políticas públicas específicas para la atención de las necesidades de los afromexicanos como un conjunto social vulnerable.
A nivel local, las constituciones de Guerrero, Oaxaca y la Ciudad de México son las únicas que los reconocen, con algunas limitantes.
En Guerrero, la sección II “De los Derechos de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos” reconoce la identidad especial y separada de la comunidad afrodescendiente en ese estado y le otorga el derecho de libre solución de conflictos y autodeterminación.
La constitución de Oaxaca, por otra parte, no tiene un apartado que hable de los derechos específicos de esta comunidad, solo dice que es tarea del Estado “fomentar el respeto a la identidad y los derechos de las comunidades y pueblos indígenas y afromexicanos” a través de una defensoría especializada.
La Ley de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos de Oaxaca, que sería homóloga de la que existe en Guerrero, fue rechazada por el Congreso del Estado en 2016.
La nueva Constitución de la Ciudad de México dedica un apartado a los derechos de las personas afrodescendientes, quienes gozan de todas las garantías concedidas por la Carta Magna.
Además, obliga a las autoridades a adoptar medidas para el trato igualitario y la eliminación del racismo y reconoce las contribuciones históricas de este grupo a la nación mexicana y a la Ciudad de México.
Más allá de esto, la legislación mexicana está atrasada en cuanto a la protección de las personas afrodescendientes, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Para que el marco legal mexicano proteja a los afrodescendientes debe reconocerlos en su Constitución y deben tener políticas públicas diseñadas específicamente para ellos, según la Comisión.
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La gente incluso, desconoce su existencia. Tan es así que han existido casos en los que la policía, al confundirlos con inmigrantes centroamericanos indocumentados, les pide su identificación y cuando esta no les es suficiente, piden que se acrediten como mexicanos de otras maneras.
"La policía me hizo cantar el himno nacional tres veces porque no creían que era mexicano", dijo Chogo el Bandeño, un cantautor mexicano negro a la BBC.
"Tuve que nombrar los gobernadores de cinco estados también", agregó.
Las iniciativas del Congreso que buscan reconocer y proteger a los afromexicanos tampoco han prosperado.
Como el presentado en 2016 por la senadora Angélica de la Peña que propuso reformar los artículos 2, 27, 28 y 115 de la Constitución a fin de reconocer y garantizar los derechos de los pueblos y comunidades afromexicanas.
Los afromexicanos son discriminados y confundidos con centroamericanos.
Hay otra iniciativa para reformar en el mismo sentido esos artículos en la Cámara de Diputados desde 2015, pero tampoco ha prosperado.
Existe un Punto de Acuerdo de mayo de 2017, que aún no ha pasado a discusión para su aprobación como ley, del senador Esteban Albarrán Mendoza, que exhorta al Consejo Nacional de Salud a diseñar protocolos de atención oportuna, eficiente y de calidad que evite la discriminación contra las mujeres afromexicanas que sean atendidas en las instituciones que integran el Sistema Nacional de Salud.
De igual forma, se propuso que el 19 de octubre fuera el día nacional de las personas y los pueblos afrodescendientes, lo cual no ha sucedido. Solo en Oaxaca ese día es de “del Pueblo Negro Afromexicano”.
De manera general, las leyes que protegen a los afrodescendientes son las que se centran en materia de derechos humanos: en las reformas de 2006 y 2011 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación se introdujo el origen étnico, en términos vagos, pero no incluye acciones específicas o un apartado para este grupo, sino que se menciona junto a los indígenas y a las mujeres como grupo vulnerable.
¿Quiénes son los afromexicanos?
Se reconocen a sí mismos como negros, “morenos” afromexicanos o afrodescendientes y habitan principalmente en Guerrero, Oaxaca y Veracruz, según el Inegi.
Antes de 2015, en el que se hizo oficial su número a través del censo, se creía que en México vivían menos de medio millón de afrodescendientes o incluso solo 200,000, según el Conapred.
Ahora sabemos que los que forman parte de este grupo étnico son más de 1.3 millones y son más mujeres que hombres. 704,929 son mujeres y 676,924 son hombres.
Que son el 1.2% de la población total del país y que viven en 400 comunidades, sobre todo en el sur de México.
De estos, 74% no tiene acceso a servicios de salud; 96.5% de quienes trabajan no tiene vacaciones pagadas y el 94% no recibe aguinaldo.
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Santiago Tapextla, Santo Domingo Armenta y San Juan Bautista Lo de Soto en Oaxaca y Cuajinicuilapa en Guerrero, son los municipios del país que mayor proporción de afrodescendientes tienen.
En 2015, el analfabetismo nacional fue del 5.5%; entre la población afromexicana el porcentaje se eleva a 6.9% y en municipios con una mayor proporción de población de esta etnia es aún más alta: de 15.7%.
En los municipios con mayor presencia de población afromexicana el porcentaje de personas que trabajan y perciben ingresos de hasta un salario mínimo o 80 pesos diarios es de 14.6%, lo que es casi el doble del promedio nacional de 7.6%.
MÁS INFORMACIÓN: Perfil sociodemográfico de la población afrodescendiente en México, CNDH, 2015.