Regular las redes sociales, ¿qué sigue tras las disculpas de Zuckerberg?

El escrutinio desenmascaró la problemática de regulación que existe en plataformas de redes sociales y su poder, no sólo como meta Meta, empresa matriz de Facebook e Instagram, sino también en plataformas como X, anteriormente Twitter, Snapchat y Discord.
18 Febrero, 2024 Actualizado el 19 de Febrero, a las 14:54
Después de sopesar las trabas de la regulación, los riesgos de la ausencia de la misma, y después de poco más de dos décadas es cuando se comienzan a entender los alcances de las plataformas de redes sociales.  (Imagen: Pexels)
Después de sopesar las trabas de la regulación, los riesgos de la ausencia de la misma, y después de poco más de dos décadas es cuando se comienzan a entender los alcances de las plataformas de redes sociales. (Imagen: Pexels)
Arena Pública

Han pasado casi tres semanas desde aquella postal donde Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, volteaba hacia las familias de menores de edad víctimas de violencia y acoso en redes sociales para disculparse. “Lamento todo lo que ha pasado”, decía a título personal.

A pesar de que se está tramitando una legislación en el Congreso cuyo objetivo es exigir que las empresas de redes sociales rindan cuentas por el material publicado en sus plataformas, no se ha puesto en marcha una regulación precisa para mitigar este tipo de riesgos a pesar de los continuos juicios y discusiones, además no se ha hablado de una compensación a las familias, o de una búsqueda de alineación de intereses y prácticas entre usuarios, gobiernos y desarrolladores.

Pese a la gravedad de la demanda, la regulación va lenta. En junio de 2023 numerosos estados de Estados Unidos presentaron demandas contra Meta, alegando que la empresa de redes sociales ha contribuido al deterioro de la salud mental de los jóvenes y agravado la crisis de salud mental juvenil al diseñar las plataformas Instagram y Facebook de manera que resultan adictivas para los menores.

Letitia James, fiscal general del estado de Nueva York, afirmó: "Los niveles sin precedentes de enfermedades mentales entre niños y adolescentes son responsabilidad de las compañías de redes sociales". Acusó a Meta de beneficiarse del sufrimiento de los niños al diseñar sus plataformas con características manipuladoras que generan adicción en los menores mientras afectan su autoestima.

Esta acción legal se produce después de diversos informes de prensa, el primero de los cuales fue publicado por el Wall Street Journal en otoño de 2021. Estos informes se basaron en estudios internos de Meta, los cuales revelaron que la empresa era consciente de los efectos perjudiciales que Instagram podía tener en la salud mental y la autoimagen de los adolescentes, especialmente las niñas.

Un estudio interno entre adolescentes del sexo femenino  de la plataforma reveló que el 13.5% creía que Instagram intensifica las tendencias suicidas, mientras que el 17% sostenía que empeora los trastornos alimenticios.

Tres años después, el Congreso reunió a los líderes de plataformas como X, anteriormente Twitter, Snapchat, Discord  y Meta para debatir en torno a la misma preocupación: las soluciones de seguridad infantil en las redes sociales.  ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué es difícil llegar a un consenso y a una regulación?

Regular las redes sociales es más difícil de lo que parece

El mundo digital de las redes sociales es relativamente nuevo. Facebook, una de las redes más populares y mayormente utilizadas, celebró apenas su aniversario número veinte. Las primeras pinceladas de redes sociales se vislumbraban para finales de la década de los noventas, con la creación de SixDegrees, la que se le considera la primera red social donde se permitía crear perfiles, localizar a otros miembros de la red y crear listas de amigos.

Más tarde llegaron redes como MySpace y Hi5, pero hablamos del comienzo de la década de los 2000. Para Cinthya Gomez, abogada experta en legislación tecnológica en Novus Concilium, este crecimiento relativamente nuevo es una de las razones por las que el debate de la regulación es lento.

“Es un tema muy amplio y muy complejo porque las redes sociales son muy jóvenes. Al ser tan jóvenes llega a ser muy complejo el pedir predecir cuáles serán los conflictos a los que nos vamos a enfrentar. La tecnología en la que están montadas, el internet, también es joven. Son plataformas que han evolucionado y cambiado con el paso del tiempo”, aseguró en entrevista.

En este lapso se ha percibido un crecimiento enorme respecto a lo que antes era Facebook o Twitter, y han surgido nuevas plataformas como Snapchat o, la más reciente, TikTok.

Pero, para Laura Coronado, abogada y escritora experta en cultura digital, esta ausencia de regulación también se debe a un desacuerdo entre el concepto exacto de lo que se regula.

“Generalmente la regulación como la interpretan es radio, televisión, periódico y otros medios masivos de comunicación. Lo equiparan a los medios tradicionales, cuando tiene características diferentes, entre ellas, la inmediatez, su universalidad y la comunicación bidireccional. Hay una comunidad donde los receptores interactúan al momento. Se ha quedado corta la regulación porque no se entiende que es un espacio diferente”, dijo.

Las regulaciones tanto en México como en otras regiones han sido pobres, en el sentido en el que no terminan de entender qué son las redes sociales y qué es el ciberespacio. (Laura Coronado, abogada experta en cultura digital).

Este es un problema que se acrecienta teniendo en cuenta el mercado lucrativo del que se valen las redes sociales, y el peligro de la autorregulación.

La ausencia de la regulación gubernamental y los peligros de la autorregulación

En los últimos ocho años se ha engrandecido el debate sobre la regulación de las  plataformas de redes sociales en la Unión Europea y Estados Unidos mayormente, y se ha abierto la puerta a que el estado tenga una mayor participación.

Uno de los problemas más grandes para esta regulación, es la idea gris de lo que se debe de regular. “El tema como la hetero regulación, es decir, cuando los estados intervienen, es que la tecnología no depende del gobierno. El metaespacio no le pertenece a ningún país”, dice Coronado.
Tanto Facebook como Instagram y demás redes sociales, siguiendo el camino del vacío legal, han desarrollado sus propias regulaciones. Las plataformas han desarrollado sus propios estándares de privacidad y tratamiento de datos personales, avisos de seguridad y respectivas sanciones.

Esta autorregulación trae consigo un problema: los parámetros de seguridad cumplen con las necesidades de la empresa.  Y aunque este es uno de los mayores problemas, conlleva consigo uno igual de preocupante. Las redes sociales encontraron en la fragilidad de los datos un negocio completamente lucrativo.

La capacidad de Facebook para recopilar información sobre nuestros gustos y disgustos ha demostrado ser extremadamente lucrativa. En la actualidad, la empresa matriz de Facebook, Meta, se ha convertido en un gigante publicitario que, junto con compañías como Google, lidera la industria a nivel mundial, generando ingresos predominantes.

En el tercer trimestre de 2023, Meta reportó ingresos cercanos a los 34 mil millones de dólares, principalmente gracias a la oferta de servicios publicitarios altamente específicos para los anunciantes.

Sin embargo, la recopilación de datos por parte de Facebook también ha expuesto riesgos sustanciales que también necesitan ser abordados dentro de la regulación. El caso más destacado fue el escándalo de Cambridge Analytica en 2018, que llevó a Facebook a desembolsar 725 millones de dólares para resolver una demanda legal relacionada con una grave violación de privacidad de datos para fines específicos.

Además, en 2022 la Unión Europea impuso a Facebook una multa de 287 millones de dólares por permitir la extracción de información de sus usuarios. El año pasado, la Comisión Irlandesa de Protección de Datos impuso una multa de mil 300 millones de dólares a la empresa por transferir datos de usuarios europeos fuera de su jurisdicción. Facebook está apelando esta multa.

“El tema de la autorregulación es que van a ser normas de acuerdo a las necesidades de la plataforma, y estas necesidades van a estar vinculadas a las leyes de la oferta y demanda. Entonces, en realidad es darle una responsabilidad a los desarrolladores en el sentido de que tendrán ciertos límites que ellos mismos van a establecer”, agrega la también escritora del libro Familias Enredadas: Cultura Digital para papás, novatos y el sano uso de redes sociales.

Pero después de sopesar las trabas de la regulación, los riesgos de la ausencia de la misma, y después de poco más de dos décadas es cuando se comienzan a entender los alcances de las plataformas de redes sociales.

Una consecuencia propia fue la última acusación de su influencia en la salud mental de los jóvenes y niños. Además de las disculpas de Zuckerberg, ¿qué más se hará al respecto?

La regulación que hay ¿es suficiente?

Además de la autorregulación de las redes sociales, los gobiernos han procurado mantener parámetros de protección respecto a los datos con la regulación ya existente. Tal como lo describe Cinthya Gomez, lo primero que aplica son aquellas reglas y normas que ya existen.

“Sí hay una regulación de datos personales, y todo lo que tiene que ver con ellos, especialmente de menores, es considerado un “dato sensible”, y es considerado un derecho humano que debe de protegerse. Incluso hay muchas guías que abogan por el derecho a la intimidad de menores de edad”, explica la abogada.

En México la regulación respecto a protección de datos personales, es a través de la Ley de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares, y la Ley General de Protección de Datos Personales de sujetos obligados, aplicada al gobierno. Esta legislación tiene está respaldada por el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), órgano que tiene la capacidad de sancionar.

Además, Gómez resalta que, al menos en México, uno de los ejemplos de la regulación de violencia, acoso y abuso en redes sociales es la llamada Ley Olimpia, una serie de modificaciones a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, con el objetivo de identificar y castigar la violencia digital. Busca sancionar los delitos que atenten contra la intimidad sexual de las personas mediante medios digitales, fenómeno también conocido como ciber violencia.

Sin embargo, estos esfuerzos pudieran quedarse cortos frente a la ola de violencia. En la última década, se ha observado un preocupante incremento en el porcentaje de suicidios entre adolescentes. Según el Centro Nacional de Estadísticas sobre la Salud (NCHS), en 2019, el suicidio ocupó el segundo lugar como causa de muerte entre los residentes de Estados Unidos de entre 10 y 34 años.

Un estudio de 2022 realizado por el Lifespan Brain Institute concluyó que existe una correlación entre ser víctima de ciberacoso y un aumento en los pensamientos suicidas, fenómeno que no se observa en quienes perpetran el ciberacoso.

Esto se alinea con una investigación de 2018 que encontró que los jóvenes adultos menores de 25 años que fueron víctimas de ciberacoso tenían el doble de probabilidades de suicidarse o autolesionarse.

Específicamente en México, el año pasado, 17.4 millones de personas de 12 años y más vivieron alguna situación de acoso cibernético, según el Módulo sobre Ciberacoso 2022, del INEGI.

¿Cuál es lo subsecuente, entonces? Para Cynthia Gómez, el reto está en la parte procesal, es decir, la comprobación y las pruebas. “Considero que es donde se debe hacer una adaptación, pero más que en una legislación, lo que tenemos que hacer es adaptar la capacitación de los impartidores de justicia”.

Coronado converge en esta postura. Hasta el momento no se le ha visto como un tema que deba estar en la agenda, y creo que eso es algo muy lamentable. La idea es tratar de hacer más énfasis en el tema de la prevención. Tenemos la Ley Olimpia que es un gran paso, pero lo que nos falta trabajar es la capacitación de las autoridades, la cultura de la denuncia y la prevención. Los usuarios no están desprotegidos, la regulación no es la ideal, pero sí hay un marco regulatorio al que se pueden apegar”, dijo en entrevista.

Mientras tanto, los escenarios donde los directores ejecutivos piden disculpas y se evalúa el escrutinio hacia los responsables, es posible que sigan presentes. Lo consiguiente después del juicio será continuar con el esclarecimiento de una ley concreta.

¿Qué sigue?

Uno de los proyectos de ley se destaca la Ley de Fortalecimiento de la Transparencia y las Obligaciones para Proteger a los Niños que Sufren de Abuso y Maltrato (STOP CSAM). Al ser presentada, esta legislación originalmente se comprometió a responsabilizar a las plataformas por "el alojamiento o almacenamiento intencional, consciente o imprudente de pornografía infantil o por ponerla a disposición de cualquier persona".

Sin embargo, desde entonces se ha modificado para excluir la palabra "imprudente" con el fin de evitar que las plataformas interpreten la ley como una prohibición del cifrado de extremo a extremo, según informa Wired.

Por su parte, Zuckerberg rechazó la propuesta de crear un fondo de compensación para las familias que fueron afectadas por los riesgos de acoso y violencia en redes sociales.

Aunque por ahora, la dispersión es persistente. Pareciera que encarar una culpa es la base del problema, aunque la responsabilidad es compartida y termina por parecerse más a un “show mediático”.

“Me parece que todos estamos huyendo de nuestra responsabilidad porque es compartida, tanto para usuarios como legisladores. Es muy cómodo encontrar un chivo expiatorio y unirse en contra de los desarrolladores. Al estar en año electoral los senadores piden esta disculpa a Mark Zuckerberg, y creo que es muy común escuchar este tipo de discursos. Creo que no deberíamos caer en esa trampa, y los legisladores no deberían irse por ese camino fácil”, dice Laura Coronado.

“La disculpa de Zuckerberg fue de manera personal, pero en realidad no se comprobó nada después de esto. No se habló de ninguna ley ni instrumento. Creo que fue más un show mediático, que después de casi dos semanas no se ha visto ningún resultado importante”, concluye.