Los retos del periodismo económico en México

La investigación periodística sobre asuntos económicos se ha dejado en manos de la agenda de los 'think tanks' y de los escasos centros de análisis del sector privado
9 Junio, 2017
El Observador

Nunca como ahora se requiere hacer periodismo.

Parece contradictorio pensar así cuando todos los días tenemos a la mano, literalmente, verdaderas avalanchas de información a través de soportes tan poderosos como diversos.

Desde multicitados portales informativos, hasta influyentes blogs de opinión, sin dejar de lado los mensajes que taladran la opinión pública vía Twitter o Facebook, las poderosas imágenes en Instagram y, claro, los contenidos de los diarios y revistas impresas o los aún masivos informativos de la televisión o la radio.

La era de la superabundancia de la información está aquí. Tan poderosa como peligrosa. Y el periodismo económico no es la excepción; todo lo contrario. Pocas veces, como en los últimos años, hemos visto un retroceso en el periodismo que se dedica a descifrar las entrañas del quehacer económico público y privado en el país.

La crisis financiera que enfrentan los periódicos ha reducido, sin más, las páginas dedicadas a los asuntos que finalmente afectan el bolsillo y los empleos de millones de ciudadanos. Otros medios más han sucumbido a la redoblada seducción del poder político en turno, nublando la vista de los informadores.

La investigación periodística sobre asuntos económicos se ha dejado en manos de la agenda de los think tanks y de los escasos centros de análisis del sector privado; mientras que no pocos académicos se han convertido en los guías de las páginas y secciones económicas en la prensa escrita, en la radio, la televisión y en el internet.

El periodismo económico ha sido arrinconado por la ignorancia, por la falta de enfoque, por la escasa especialización y por la corrupción desde los grandes intereses económicos y políticos.

No podemos claudicar. Los retos que impone la construcción de ciudadanos libres con derechos a disponer de información objetiva y veraz para tomar mejores decisiones; son tan grandes como los retrocesos vistos en todos estos años recientes.

Por lo menos saltan a la vista cuatro retos que enfrentan los jovenes periodistas que en México se han decantado por los asuntos económicos como la materia prima de su labor.

El primer reto es vencer la ignorancia. Los periodistas económicos deben librar una batalla en contra de la seducción de la reacción a la declaración, al dato, al documento. Las redacciones se han poblado de reacciones comunes que no dan lugar a las nuevas ideas sobre los asuntos comunes. El analfabetismo, la pereza y la dispersión son los tres peores enemigos de la creatividad en el ejercicio del periodismo económico. Pero lo más peligroso es que la ignorancia del periodista económico se traduce en disposición para la manipulación informativa.

El segundo reto es la especialización. En la medida en que las audiencias son más educadas, más demandantes y con mayor capacidad de respuesta frente al periodista y al medio, exigen más. El periodista económico requiere entender los básicos de una ciencia social como la economía y ese entendimiento se deletrea ‘conocimiento’. Muy pocos medios en México invierten en acrecentar el conocimiento formal de sus periodistas especializados que es su mayor activo. Y ello agudiza el problema de la mínima comprensión de los asuntos especializados que es vital para ‘no calcar errores’ y sí ofrecer valor diferencial a sus audiencias.

El tercer reto es asumir que el valor diferencial está en el enfoque. Hace ya tiempo que en el periodismo económico, la industria de los contenidos se transformó en una industria del entendimiento. No se ‘venden’ datos sueltos, sino enfoques que los periodistas especializados deben proponer una vez que han devorado información, que han asimilado conocimientos y que son capaces de comunicar los códigos del lenguaje especializado para audiencias más amplias. El enfoque es clave porque va más allá de los mensajes cifrados e interesados que dictan las fuentes en los boletines o en las conferencias de prensa ‘a modo’. Es el vértice de lo que le importa y le interesa a las audiencias.

El cuarto reto es el combate a la aceleración de la desinformación ciudadana. Cuando decimos que la superabundancia de la información es poderosa pero también peligrosa, nos referimos a que es un caldo de cultivo para la expansión de la industria de la desinformación. Una industria que ha ganado espacio destruyendo al periodismo por los intereses de los grandes grupos económicos -o de los grandes grupos políticos en alianza con los económicos- que se imponen con poderosas oficinas de relaciones públicas o de grupos de presión que doblegan a los periodistas.

Pero también la industria de la desinformación ha ganado espacios en México por el debilitamiento de los medios periodísticos, capturados por el sensacionalismo y por los intereses particulares de ciertos dueños de medios. En esencia, es desinformación.

La soberanía informativa de los ciudadanos es un asunto toral para la sociedad y cuanto se trata del periodismo económico es relevante para la calidad de las decisiones económicas de las audiencias. No ejercer un periodismo económico con el profesionalismo que se requiere, es atentar contra el derecho constitucional que tienen los ciudadanos a una información objetiva, veraz y libre.

En una frase: El reto que enfrenta el periodismo económico en México es, simple y sencillamente, el de producir información creíble. Urge, hacerlo.

 

Twitter: @SamuelGarciaCOM

Correo: samuel@arenapublica.com

Samuel García Samuel García Editor y economista. Fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y 'El Universal'. Director fundador de 'Infosel'. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién. Máster en Periodismo Digital. Columnista, comentarista y consultor para diversos medios en México.