El duro golpe de la inflación a las clases medias
Los precios de los bienes y servicios que compramos están creciendo a una velocidad como no lo habíamos visto desde la crisis de 2008-2009.
En los últimos doce meses este crecimiento generalizado de los precios –al que se le conoce como inflación- fue de 4.86% y si los pronósticos más recientes de los economistas se hacen válidos, el alza en los precios de los bienes y servicios que adquieren los consumidores continuará en los próximos meses hasta 5.40% hacia finales de 2017.
Aunque en el discurso público se ha enfatizado en la baja inflación que se ha registrado en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, lo cierto es que -salvo en 2015- en los otros tres años la inflación anual estuvo por encima del objetivo (media de su rango) de 3% propuesto por el Banco de México. En 2013 la inflación fue de 3.97%, en 2014 de 4.08%, en 2015 de 2.13% y en 2016 de 3.36%. Así, en los 51 meses transcurridos del sexenio la inflación aumulada es de 16.85%.
El costo de los medicamentos se incrementó 25.85%
en los últimos 51 meses
Sin ninguna duda la depreciación del peso mexicano frente al dólar, que se aceleró desde el último trimestre de 2014, ha sido uno de los factores más importantes que explican el incremento de los precios. Pero a ese factor también hay que agregar la política de precios y tarifas del sector público que ha incidido fuertemente en el incremento de los precios internos.
Ahora bien. El mayor impacto del incremento de los precios en lo que va de este gobierno lo han resentido las clases medias del país. De hecho la inflación para las familias que obtienen un ingreso superior a los 6 salarios mínimos (más de $14,407 pesos al mes) ha sido de 17.15% en estos últimos 51 meses; por encima de la inflación general.
Y ha sido así por el tipo de gastos que tienen las familias de clase media, con una mayor concentración en rubros como los alimentos procesados, la transportación propia, el uso de los servicios de salud y de educación privados, así como el uso de diversos servicios de esparcimiento y de turismo. Allí, en estos rubros, ha pegado con mayor fuerza el crecimiento de los precios en lo que va del sexenio.
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Por ejemplo los precios de las gasolinas han superado en más de 3 veces el incremento de los precios en general. El precio de la gasolina premium (de alto octanaje) se ha incrementado en 57.69% en los últimos 51 meses, desde diciembre de 2012 a la fecha; mientras que la gasolina magna (de bajo octanaje) lo ha hecho en 48.49%. Estos fuertes incrementos han impactado los precios del transporte público que se han incrementado 21.46% en el periodo. Pero no solo esto ha ocurrido con las gasolinas y el transporte.
Los precios de los medicamentos se han incrementado 25.85% en promedio en este periodo (ya tomando en cuenta los medicamentos genéricos y similares), pero aquellos medicamentos prescritos para controlar la diabetes o los antiinflamatorios han visto un alza de más de 29% en sus precios. Algo parecido ha ocurrido con los precios que pagan las familias por los servicios de educación privada y, particularmente, de los materiales escolares que han registrado un incremento de 26.32% en estos últimos 51 meses.
La mayor inflación acumulada ha recaído en las familias de ingresos medios del país.
Los precios de hospedaje en los hoteles subieron 22.94%, en los restaurantes 24.04%, y hasta los alimentos para mascotas han visto elevarse sus precios en 35.47%. Incluso las tarifas por la expedición de documentos en las diversas dependencias de los gobiernos municipales, estatales y federal, así como del resto del sector público, se incrementaron en 18.64%; un incremento superior a la inflación general registrada en el sexenio.
Así que la mayor inflación acumulada en los 51 meses del gobierno de Peña Nieto, y particularmente en los últimos meses, ha recaído en las familias de ingresos medios del país, lo que también pudo implicar que su poder de compra para ciertos rubros de bienes y servicios (educación, salud, entretenimiento y transportación) se haya reducido.
Ahora que la expectativa hacia los próximos meses no es muy halagüeña por una esperada reducción en la tasa de crecimiento del empleo –y, por lo tanto, del poder de negociación de los salarios- mientras que los precios seguirán creciendo a un ritmo mayor que en los meses anteriores.
No es difícil, entonces, explicarse el enojo de las clases medias con las élites gobernantes. Los crecientes precios son un motivo.
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