El caso OHL está cerrado… de un plumazo
De un jalón, y en un solo día, el precio de la acción de OHL México creció 26.7%.
El brinco fue espectacular y pocas veces visto en el piso de remates del mercado bursátil.
A la apertura del martes el mercado valuaba las acciones de la constructora española en 20.9 pesos, y para el cierre de ese día la acción ya se compraba en 26.48 pesos. Aún y con los ajustes de miércoles y jueves, la acción de OHL roza los 24.6 pesos. El golpe alcista fue espectacular y el precio contable de la acción pasó de 0.5 en días pasados a 0.7 al cierre de ayer.
La explicación común y pública que se escuchó sobre esta repentina alza converge en lo mismo: que un fondo de inversiones canadiense -IFM Global Infrastructure Fund- estaría a punto de lanzar una oferta de compra (OPA) por el 44% de las acciones de OHL México, lo que habría desatado el entusiasmo de los inversionistas para subir el precio de las acciones a un nivel cercano a su valor contable obteniendo el mayor rendimiento posible.
También la abrupta alza se explicó por la confirmación del mismo Jaime González Aguadé, el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, de que la acción ya no cotizaría en el mercado accionario local, azuzando al alza el precio de la acción.
Todas estas explicaciones públicas lucen razonables y aparentemente suficientes.
Pero son explicaciones epidérmicas.
Debajo de ellas hay una realidad: Que los inversionistas apuestan a que OHL está bien protegida. Que sus flujos (cash flow) están asentados en contratos muy favorables, y eso es lo que importa. Que, por lo tanto, las calificadoras seguirán manteniéndola como una empresa ‘segura’, triple A, sin riesgos de solvencia, como se lo dijeron a ‘Arena Pública’ recientemente.
Que las múltiples irregularidades que encontró la CNBV en sus balances (como reportar engañosamente activos financieros inflados por 30 mil millones de pesos en el Circuito Exterior Mexiquense, o esconder la caída en las proyecciones de tráfico de esta autopista que es clave para los flujos de OHL global, entre otros) no le significarán mayores problemas legales, más allá de las multas y la exigencia de reformular sus estados financieros, porque la autoridad consideró que no hubo dolo en estas irregularidades.
De hecho la propia CNBV me confirmó que OHL México ya no es un caso de investigación para ellos. “No es tema”, me dijeron tajantemente. Incluso al cuestionar sobre el reciente incremento a la tarifa en el Viaducto Bicentenario, sin reportarlo a la BMV como hecho relevante, la respuesta fue la misma: No es un asunto que estemos investigando. No es un hecho relevante.
Así que la CNBV que encabeza Jaime González, ha dado por cerrado el escandaloso caso OHL… en este sexenio. Así, con todas sus letras.
Con esto también se pretende que las implicaciones -de las que tanto se habló en los últimos años para el círculo cercano del presidente Enrique Peña Nieto, con Luis Videgaray y Gerardo Ruiz Esparza a la cabeza cuando eran funcionarios del Estado de México- queden enterradas.
Contablemente se ha revisado lo que se tenía que revisar y se ha hecho pública una decisión conforme a la ley del mercado de valores, me dice la CNBV.
Así que la acción de OHL México puede seguir subiendo de precio ante la posibilidad de una venta parcial de las concesiones que poseen los españoles. Su pretendida fuerza de venta con el fondo australiano o cualquier otro –a pesar de la reformulación de sus estados financieros que la han empequeñecido- está precisamente en los términos de los contratos firmados con el gobierno del Estado de México, que –por ciento- aún no entrega los resultados de sus auditorías como lo prometió el gobernador Eruviel Ávila.
Todavía habrá que ver los términos de la compra parcial de OHL y, más importante aún, los términos para los inversionistas minoritarios, para los fondos de pensiones, que compraron activos de una empresa que les engañó en su momento.
Claro que fuera de bolsa, OHL México se quitará de encima las regulaciones, la entrega de información y la mirada pública. La opacidad se convertirá en oscuridad, aunque las concesiones sean un asunto de recursos públicos implicados.
El caso está cerrado… nos dicen.
Veremos si, efectivamente, lo está.