'Adiós' a la baja inflación

El gobierno tendrá que apretarse el cinturón del gasto si no quiere perder la confianza de sus acreedores externos, y buscará incrementar sus ingresos a como dé lugar. No le queda de otra
17 Junio, 2016
El Observador

Hace poco compré un cartucho para una impresora láser por la que generalmente pagaba unos mil 450 pesos. En esta semana pagué, en la misma sucursal de Office Depot, casi mil 800 pesos por aquel tóner de Hewlett-Packard que importan de Japón. Un incremento de 24% en el precio.

No es díficil creer entonces que el costo de las copias fotostáticas también se ha incrementado, incluso que la impresión de revistas y periódicos como éste que está leyendo, también han visto un fuerte incremento en sus costos.

Esta presunción se convirtió en un hecho comprobado cuando se ven las cifras que publica Inegi. La inflación para las empresas dedicadas a la impresión fue de 24.73% en los primeros cinco meses de este año y esto ha venido ocurriendo con una gran cantidad de actividades económicas, particularmente del sector manufacturero, de la minería y de la construcción.

En términos generales el incremento de los precios para las empresas que producen bienes, ha sido del doble que el alza de los precios para quienes consumimos esos productos.

Los precios al productor (como se les conoce estadísticamente), sin incluir petróleo por su gran variabilidad, se incrementaron 5.04% en los últimos doce meses, es decir, comparando los precios de mayo de este año respecto a mayo del año pasado. Mientras que los incrementos en los precios al consumidor fue de 2.60%.

La inflación que afecta a los consumidores está básicamente contenida por las tarifas y precios de los bienes que produce el sector público en donde las gasolinas y el gas juegan un rol importante. En marzo, abril y mayo hubo deflación (baja de precios) en los energéticos, bienes y tarifas públicas, y desde hace un año que los precios ‘oficiales’ han visto incrementos menores a la inflación general al consumidor.

Seguramente se me dirá que la débil demanda que aún muestra la economía es un factor que juega a favor de una baja in¡ación al consumidor y que la mayor competencia en algunos sectores –como el de telecomunicaciones- han jugado un rol importante para tener una inflación al consumidor tan baja como la que hemos visto. Y es cierto; pero ello no quita el alto impacto que ha tenido la política pública sobre los energéticos en la medición de precios en general.

Pero el punto aquí es que esto no podrá continuar. Habrá que decirle ‘adiós’ a la in¡ación al consumidor tan baja, como las que hemos visto. Dos razones de peso apuntalan este quiebre:

La primera razón es la depreciación cambiaria. En los últimos 12 meses el peso (Fix) ha perdido 23.2% de su valor frente al dólar y eso, necesariamente, tiene consecuencias sobre los precios. No se tiene una depreciación de la moneda de este tamaño, sin impactos sobre los precios. Puede que éste impacto se dé de manera paulatina, pero se dará; como ya lo estamos observando con los precios que pagan los productores. Los precios de los bienes de uso final en la industria manufacturera crecieron 7.7% en los últimos doce meses. Los precios para los fabricantes de computadoras se incrementaron 17.03% en ese periodo y los precios para los fabricantes de vehículos lo han hecho en 9.08%, de mayo de 2015 a mayo de 2016.

Las empresas han apretado su tasa de beneficios, pero no lo harán permanentemente; así que trasladarán poco a poco los incrementos sufridos en su estructura de costos al consumidor.

La otra razón de porqué veremos mayores incrementos en los precios al consumidor es el gobierno.

La situación de las finanzas públicas —de la que hemos escrito aquí en reiteradas ocasiones— es mucho más complicada de lo que se nos ha dicho, particularmente en el tema del creciente y oneroso servicio de la deuda pública. El gobierno tendrá que apretarse el cinturón del gasto si no quiere perder la confianza de sus acreedores externos; y buscará incrementar sus ingresos a como dé lugar.

No le queda de otra.

Así que veremos el abandono de la política de contención y baja de precios en energéticos que se ha aplicado hasta ahora, con incrementos en los precios de las gasolinas, del gas y de las tarifas de los servicios públicos en general. Total, al gobierno —en su calidad de productor de bienes y servicios— también le pega la depreciación cambiaria.

Por lo tanto. Durante poco más de un año se tuvo una inflación baja, incluso históricamente baja. Pero quedará como anécdota en la historia económica. Dos golpes certeros: la depreciación cambiaria y la debilidad de las finanzas públicas, son las causas del ‘adiós’ a los precios bajos. 

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.