Las cifras de la inversión extranjera en México deben encender luces amarillas en el gobierno. Y es que, contrario a la propaganda oficial, los datos duros muestran que los capitales del exterior no están fijando sus ojos en México o, por lo menos, no de acuerdo al tamaño de nuestra economía y mucho menos en relación al potencial que se vendió alguna vez con la aprobación de las reformas económicas.
Ni la inversión extranjera directa –que llega a construir y equipar plantas industriales, edificios, infraestructuras en general, desarrollar tecnologías, y a ofrecer todo tipo de servicios- ni últimamente la inversión extranjera en activos financieros –o de cartera, como se le conoce en la contabilidad pública- están dando señales de que México les resulta atractivo.
Si a las cifras nos atenemos, México no es atractivo (y eso evidentemente incluye la confianza) para los grandes capitales del mundo, más allá de los discursos gubernamentales. Podría serlo, sin duda. Pero, hoy por hoy, lamentablemente no lo es a pesar de que la secretaría de Economía promueve en sus boletines de prensa –cada vez que da a conocer los datos de la Inversión Extranjera Directa- que la última cifra es “la más alta de la historia”. (Afortunadamente algunos periodistas ya examinan con más cuidado las cifras y no caen en el engaño).
Pero vayamos a los datos concretos y retomo textualmente algunos cálculos del economista Oscar Vera en un artículo publicado en Arena Pública. Dice Vera en relación a las inversiones comparativas que llegan a México: “México lleva muchos años recibiendo un volumen de Inversión Extranjera Directa reducido en comparación con su tamaño y su potencial. Como ejemplo, Brasil con los graves problemas que enfrenta, recibió el año pasado una inversión extranjera equivalente al 4.6% de su PIB, mientras que la de México apenas llegó al 1.6%, con todo y las reformas estructurales”.
Peor aún, Vera –sin desestimar la importancia de las reinversiones de empresas extranjeras asentadas en México o la compra de empresas mexicanas por parte de extranjeros- pone el dedo en la llaga al resaltar los bajos niveles de nuevas inversiones extranjeras que llegan al país y que son los que ofrecen un mayor potencial para la creación de nuevos empleos.
“El porcentaje de inversiones de nuevas empresas ha disminuido de manera continua desde el año 2000. Mientras que en 2001-2006 el 56.1% de la Inversión Extranjera Directa correspondió a inversiones nuevas, la proporción disminuyó a 46.6% en 2007-2012 y cayó aún más en 2013-2015 (35.6%)”.
Efectivamente, las nuevas inversiones extranjeras directas se han reducido sostenidamente en los últimos tres sexenios; sin revisar lo que pasó antes. Con información del Banco de México, en los tres primeros años del sexenio de Vicente Fox la nueva inversión extranjera directa sumó 48 mil 130 millones de dólares; en los primeros tres años del gobierno de Felipe Calderón este monto ascendió a 41 mil 528 millones de dólares; y en los tres primeros años del actual sexenio de Enrique Peña Nieto, la nueva inversión extranjera directa sumó 38 mil 104 millones de dólares. Así que la caída de la nueva inversión extranjera directa que llegó a México entre el periodo 2001-2003 en el gobierno de Vicente Fox, y 2013-2015, de Enrique Peña Nieto, es de más del 20 por ciento.
Así que el comportamiento de los nuevos capitales extranjeros que buscan invertir en plantas, edificios, maquinaria, tecnologías, servicios, etc. en el país, no es como la pintan. Y de allí la preocupación.
Un comportamiento parecido viene ocurriendo desde los últimos meses del año pasado a la fecha, con la inversión extranjera financiera (de cartera) en el país. De acuerdo con datos de la balanza de capitales que elabora el Banco de México, la inversión extranjera en valores del sector público se redujo en mil 271 millones de dólares en el último trimestre del año. Un monto no visto desde el último trimestre de 2008 cuando estalló la crisis financiera en la banca de inversión estadounidense provocando un ‘shock’ en los mercados globales.
Esta tendencia de salida de capitales financieros de extranjeros ha continuado en este año. Entre el 31 de diciembre y hasta el 13 de mayo pasado las inversiones de extranjeros en valores del gobierno mexicano se redujo en casi 140 mil millones de pesos; unos 7 mil 900 millones de dólares. Solo en los últimos 30 días, con información disponible, la reducción de inversiones extranjeras en bonos del gobierno mexicano se redujo en alrededor de 5 mil 400 millones de dólares.
Es evidente que la confianza relativa de los capitales extranjeros en México no es mejor que hace una o dos décadas. ¡Algo no está funcionando!
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