La élite empresarial del país ha golpeado la mesa, furiosa, por la actuación del gobierno federal -con el secretario de Gobernación por delante- frente a la multiplicación de los grupos de autodefensas que en las últimas semanas encendieron las alarmas por la multiplicación de la violencia en esa región.
Los altos jerarcas del país han fruncido el ceño y pegado el grito en el cielo ante la estrategia desplegada por el gobierno federal de aliarse y multiplicar a estos grupos de autodefensas para enfrentar el avance, aparentemente incontenible, de los Caballeros Templarios, una escisión de la ‘Familia Michoacana’, que ya dominan todas las modalidades de actividades ilícitas en el estado y que se han ‘apoderado’, por vía de la extorsión y del secuestro, de pueblos enteros, de caminos y negocios.
El aliento y tolerancia del gobierno federal de estos grupos paramilitares –como se les ha catalogado a las autodefensas- ha llevado a los altos jerarcas empresariales del país a cuestionar, incluso, la permanencia en el cargo del secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y a plantear su reemplazo en el corto plazo. Una serie de nombres se han lanzado al aire en los últimos días, alimentando la versión de que el propio presidente Enrique Peña Nieto estaría considerando reemplazar a uno de los dos secretarios clave de su gobierno.
No es casualidad que a través de su más reciente mensaje semanal, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, CEE, Gerardo Gutiérrez Candiani, pusiera el acento en la corrupción, la violencia y la inseguridad que vive el país, señalando que la causa de estos fenómenos se encuentra en la impunidad, en la falta de decisión gubernamental para atacar estos problemas. Incluso la estabilidad de las empresas- dijo- están bajo cuestionamiento por estos fenómenos. Ya el CEESP- el centro de estudios económicos, dependiente del CCE- había señalado el pasado fin de semana que la economía solo crecerá inercialmente en 2014, en un claro ‘baldazo de agua fría’ frente a las expectativas económicas optimistas que ha lanzado el gobierno para este año.
En privado, las voces empresariales insisten. “Peña Nieto está cometiendo un error que puede ser costoso al enfocar sus discursos solamente en los beneficios de las reformas económicas, mientras que guarda silencio sobre el resto de la realidad del país, particularmente la violencia que no se ha incrementado”, me dijo hace poco un empresario de altos vuelos.
El enojo empresarial se ve alimentado por las acciones violentas que han afectado sus negocios en esa zona del país. Si bien es cierto que para empresas del tamaño de Bimbo, Oxxo o Modelo las recientes acciones de violencia que han quemado camiones repartidores o destruido tiendas, la magnitud de los daños es poco representativa en su hoja de balance; es la estrategia del gobierno de Peña Nieto de alimentar las corruptas cañerías de jueces, policías y gobernantes locales para enfrentar al narcotráfico y al crimen organizado, lo que levantó las cejas empresariales.
Tienen razón. Y es que el riesgo de engrosar y ampliar las zonas de la violencia en el país con consecuencias nocivas sobre la inversión, está latente.