Ayer en entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció que “a partir del 1 de enero de 2015 dejarán de existir los deslices en el precio de la gasolina y que los costos irán a la par de la inflación”, según se lee en el portal de Noticieros Televisa.
Con este anuncio del gobierno, se terminará un largo periodo de incrementos mensuales en los precios oficiales de los combustibles y que la prensa denominó coloquialmente como ‘gasolinazos’.
Pero a raíz de este anuncio, veamos algunos datos que pueden ser interesantes para los consumidores de combustibles:
Tomando en cuenta los precios actuales más el incremento de 9 centavos mensuales que aprobó el Congreso, el precio de la gasolina Magna cerraría este año en 13.32 pesos por litro; la gasolina Premium –cuyo precio se incrementará en 11 centavos mensuales en este año- llegaría a diciembre costando 14.11 pesos por litro; mientras que el diesel terminaría este 2014 con un precio de 13.94 pesos por litro.
Con estos precios calculados, se espera que la gasolina del tipo Magna incremente 9.72% su precio en el año, mientras que la Premium tendría un incremento de 11.19% a lo largo de 2014. Y un dato adicional: Si el peso se revalúa frente al dólar a lo largo de este año –como es la expectativa oficial y de acuerdo a los pronósticos del sector privado- los precios que se pagan por las gasolinas en México se incrementarán sustancialmente en términos de dólares, ampliando su diferencia frente a los precios que pagan los consumidores por los combustibles en el sur de Estados Unidos.
Tomando todos estos datos en cuenta –y claro, considerando precios internacionales estables o a la baja del barril petróleo durante este año- se puede concluir que es muy probable que hacia finales del año, los consumidores mexicanos estaremos pagando por las gasolinas, precios más elevados que los que se pagan en el sur de Estados Unidos.
Así que, más allá de la reforma energética y sus pretendidos beneficios, el gobierno ya tenía calculado que –dados los fuertes deslices mensuales aplicados a los precios de los combustibles en los últimos años y la situación de una mayor estabilidad en los precios en el mercado petrolero mundial- había llegado el momento de desaparecer estos incrementos programados de precios, por injustificables. Como injustificables son los millonarios subsidios que se aplican a los precios de las gasolinas (en 2013 se habrán superado los 100 mil millones de pesos) y solo explicables por la ineficiencia pública en los costos de producción y distribución de estos combustibles.
Pero hay un dato relevante que debe advertirse de lo dicho ayer por el secretario de Hacienda. Anunció que a partir de 2015 los precios de los combustibles se incrementarán según la inflación, lo que se entiende que el gobierno incrementará los precios de los combustibles de acuerdo al dato de inflación general del país, que se puede calcular en alrededor de 3.5% anual.
El comentario del secretario de Hacienda es inquietante por dos razones: Porque supone que el gobierno seguirá determinando los precios de los combustibles y no el mercado, y también porque supone que, a pesar de la reforma energética, no habrá competencia en el mercado de las gasolinas en México; como alguna vez lo sugirió Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía.
Si los consumidores seguiremos sujetos a la pobre calidad de las gasolinas de Pemex y de los altos precios que fija el gobierno, sin ninguna posibilidad de elección; entonces ¿cuál es el beneficio para los consumidores de la reforma energética?