¿Regalar o invertir?

Creo que en México nos hemos confundido y partimos de criterios equivocados. Creo que necesitamos dejar de pensar en caridad y empezar a pensar en solidaridad, dejar de pensar en regalar y empezar a pensar en invertir
4 Noviembre, 2015

Every good cause is worth some inefficiency

Paul Samuelson

 

Más allá de las causas por las cuales el huracán Patricia no causó toda la destrucción y pérdidas que se esperaban dado su tamaño y fuerza (de lo que, por cierto, he oído explicaciones que van de lo científico a lo místico y sigo sin acabar de convencerme de ninguna...) afectó gravemente a muchas comunidades y daño seriamente la infraestructura de la zona por donde pasó.

El gobierno federal y muchas asociaciones privadas han promovido campañas de acopio de bienes necesarios para las personas afectadas; como de costumbre, la respuesta solidaria de muchos mexicanos ha sido buena. Me tocó vivir de primera mano la dsgracia del terremoto de 1985 en esta ciudad y la respuesta magnífica y esperanzadora de la gente, especialmente de los jóvenes (de entonces), que no entendíamos otra forma de reaccionar.

Pero esa solidaridad, ese desprendimiento tradicional de las familias mexicanas (“échale más agua a los frijoles que total, donde comen dos comen tres”) me parece que no se entiende como el esfuerzo permanente de compromiso social que debería existir.

Esto es algo que desde hace mucho me inquieta y en esta ocasión me atrevo a compartirles algunas reflexiones con las que pueden o no estar de acuerdo, pero que espero motiven sus propias inquietudes, que por ahí se empieza la construcción de cualquier obra, por identificar que hace falta.

Según el diccionario de la real academia española, filantropía significa “amor al género humano”; ese interés solidario y desinteresado hacia los demás por el simple hecho de que los demás y nosotros, somos todos seres humanos. Y que, nos guste o no, todos nos necesitamos, los unos a los otros.

Buscando información sobre el tema, encontré algunos datos: según la página www.Mexicosocial.org en 2013 había en el país[1] aproximadamente 16 mil organizaciones de la sociedad civil con estructura formal, de esas aproximadamente 11 mil con autorización para recibir donativos deducibles. En ese mismo año en la zona metropolitana de Washington, D.C., había al menos 15 mil organizaciones activas; y en Portland, Oregón (ciudad que no llega el millón de habitantes), había alrededor de 8 mil organizaciones sociales trabajando.

Aunque no tengo los datos de la fuente a la mano, hace tiempo leí un reporte según el cual, comparado con el número de habitantes por país, México ocupada el nada honroso último lugar en América Latina de organizaciones sociales y filantrópicas.

Si vemos los datos del Centro Mexicano para la Filantropía AC (CEMEFI)[2] midiendo donativos de un año (el estudio aclara que la medición está hecha sin contar donativos a iglesias) contra el PIB del país, en 2008 en México se hicieron donativos por el 0.04% del PIB (último lugar de la tabla), mientras que en Estados Unidos fueron del 1.85% (46 veces más grande), o en Uganda por  el 0.65% (16 veces más grande), en Colombia por el 0.32 y en Perú de 0.16 (hagan ustedes la comparación).

La pregunta obligada es ¿qué nos pasa a los mexicanos? Si somos super solidarios y apoyadores ¿o no?  Creo que en México nos hemos confundido y partimos de criterios equivocados. Creo que necesitamos dejar de pensar en caridad y empezar a pensar en solidaridad, dejar de pensar en regalar y empezar a pensar en invertir; me explico.

Según el diccionario de la RAE regalar es “dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración o por otro motivo”; en esta definición caen la gran mayoría de las limosnas, caridades, donativos, etcétera.

Cuando pensamos en donar para alguna causa lo asociamos con regalar algo; usualmente, con regalar algo que nos sobra, o regalar parte de lo que no necesitamos. En ese mismo sentido encontramos las disposiciones de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR) que regulan a las donatarias autorizadas desde un criterio meramente asistencial, de caridad o limosna. Pienso que está equivocado el criterio.

Imagínense por un minuto que ustedes están dispuestos a donar (regalar) 10 mil pesos; los invito a que esa cantidad vayan y la cambien en el banco por monedas de diez pesos. La bolsa con sus mil monedas (como las que tenía Rico MacPato) pónganla en el auto junto a ustedes y a cada persona que les pida en la calle, denle una o dos monedas.

Cuando se hayan terminado sus monedas los invitaría a que reflexionen y definan exactamente qué bien causaron, qué lograron con ese regalo.

Con esa idea en la mente, pensemos ahora que invertir significa “emplear, gastar, colocar un caudal” (según el mismo diccionario de la RAE) o, en términos más coloquiales, dedicar dinero a una empresa u objetivo con la finalidad de mantener el valor de ese dinero y obtener rendimientos.

Con este segundo concepto, piensen ahora si en lugar de regalar sus 10 mil pesos los juntamos con los míos y los de dos o tres personas más y ponemos ese dinero a trabajar para capacitar personas o para apoyar a emprendedores sociales, o para mantener la operación de un refugio para niños de la calle; en fin, si en lugar de regalar su dinero lo invertimos juntos en proyectos con intención filantrópica y medimos los rendimientos de la inversión usando indicadores de desempeño social ¿no creen que sería mejor?

Vamos pensando en invertir y dejemos de pensar en regalar, las diferencias son muchas: cuando regalamos, nos sentimos bien y listo, olvidamos el asunto, en cambio cuando invertimos nos comprometemos con la inversión, le damos seguimiento y queremos revisar su desempeño, queremos saber qué resultados produce.

Lo hemos dicho muchas veces, el dinero hoy está en muy pocas manos; necesitamos entender que si el sistema económico está fallando en la función distributiva del ingreso, nos toca a nosotros; es en nuestro mejor interés como país el comenzar a invertir en el desarrollo social. Lo dicho, dejemos de regalar y empecemos a invertir.

 

[1] Martes, 02 Julio 2013, El "tercer sector" y el desarrollo, por  Mario Luis Fuentes / CEIDAS

[2] http://www.cemefi.org/programas/informacion-3er-sector.html

 

*Manuel E. Tron, presidente Honorario de la International Fiscal Association (IFA).
Twitter: @metron01
correo: metronp01@gmail.com

Manuel E. Tron Manuel E. Tron Presidente Honorario de la International Fiscal Association (IFA)