Los Diputados al Congreso de la Unión y nuestros impuestos

En efecto, los contribuyentes somos personas que trabajamos para el gobierno una parte muy importante de nuestras vidas; sin meternos a hacer la suma (que sería muy deprimente) de cuál es el costo total de los impuestos que pagamos en proporción a nuestro ingreso total, tomemos como ejemplo a un empresario: hoy, el empresario, además del 35% de ISR debe pagar un impuesto adicional sobre las utilidades que le reparte su negocio (que también pagó ISR al 30%) que representa en términos netos un 7% adicional, lo que le provoca una tasa efectiva del 42% (y que hasta el 31 de diciembre de 2013 era del 30%, ahí saquen la cuenta de lo que subió).
9 Junio, 2015

The taxpayer - that's someone who works for the federal

government but doesn't have to take the civil service examination

 Ronald Reagan 

 

En efecto, los contribuyentes somos personas que trabajamos para el gobierno una parte muy importante de nuestras vidas; sin meternos a hacer la suma (que sería muy deprimente) de cuál es el costo total de los impuestos que pagamos en proporción a nuestro ingreso total, tomemos como ejemplo a un empresario: hoy, el empresario, además del 35% de ISR debe pagar un impuesto adicional sobre las utilidades que le reparte su negocio (que también pagó ISR al 30%) que representa en términos netos un 7% adicional, lo que le provoca una tasa efectiva del 42% (y que hasta el 31 de diciembre de 2013 era del 30%, ahí saquen la cuenta de lo que subió).


Pero bueno, volviendo al ejemplo, a ese empresario, si trabaja de lunes a viernes cada semana, todo lo que produzca su trabajo del lunes y del martes se usará para pagar ISR; después habrá que ver cuántos días más necesita para pagar el IVA y el IESPS de todo lo que consume, la tenencia, el predial, y ver finalmente cuántos días le quedan para generar la riqueza con la que mantendrá a su familia. Puesto en otro contexto, de cada diez años de trabajo, anoten que lo que produce el empresario durante cuatro años completos es exclusivamente para pagar su ISR. Suena fuerte, lo es.


Y luego, viene la parte del gasto público, pues dice la Constitución (artículo 31 fracción IV) que estamos obligados a pagar impuestos para sufragar los gastos públicos; esos que se listan, miden, programan y aprueban en el Presupuesto de Egresos de la Federación. El resultado de ese trabajo de dos días de cada semana, de cuatro años de cada diez, ¿para que se usa, cómo se administra?


Pero bueno, el título habla de los diputados y se preguntarán ustedes ¿y qué tienen que ver los recientemente votados candidatos, ahora diputados – por formalizar- con estas cuentas tan deprimentes? Pues mucho; me explico.


Según los resultados del PREP y las estimaciones dadas a conocer el 7 de junio pasado por la noche por el INE, los diputados federales agrupados por partidos políticos quedarán distribuidos más o menos así: PAN: Entre 105 y 116 diputados (21.47-22.2%) PRI: Entre 196 y 203 diputados (29.87-30.85%) PRD: Entre 51 y 60 diputados (11.14-11.81%) PT: Entre 3 y 12 diputados (2.78-3.02%) Verde: Entre 41 y 48 diputados (7.15.7.55%) Movimiento Ciudadano: Entre 24 y 29 diputados (6.31-7.43%) Nueva Alianza: Entre 9 y 12 diputados (3.88-4.14%) Morena: Entre 34 y 40 diputados (8.8-9.15%) Partido Humanista: Entre 0 y 1 diputado (2.2-2.31%) Encuentro Social: Entre 8 y 10 diputados (3.4-3.61%) y de manera independiente: 1 diputado. Y esos señores y señoras tan publicitados, “espoteados”, fotografiados y reproducidos ¿de qué se van a encargar desde la Cámara de Diputados? Pues según la Constitución de lo siguiente:


Según el artículo 72 inciso H serán la cámara de origen (donde inician las leyes) en todos los proyectos de ley “que versaren sobre empréstitos, contribuciones o impuestos”, entre otros. Además, siendo parte del Congreso Federal, tienen facultad para “imponer las contribuciones necesarias a cubrir el Presupuesto” (art 73 fracción VII). Es decir, los señores y señoras diputados son los responsables primarios en la creación y modificación de las leyes fiscales, de establecer nuestras obligaciones tributarias; porque si bien es cierto que el Presidente de la República hace la propuesta, es facultad exclusiva del Congreso hacer estas leyes.


Además, si lo anterior fuera poca cosa, según el artículo 74 fracción IV es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados “aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado por el Ejecutivo Federal, una vez aprobadas las contribuciones que, a su juicio, deben decretarse para cubrirlo”. O sea, no solamente nos dicen cuánto vamos a pagar, sino que también deciden en qué se lo van a gastar.


Y yo me pregunto, ahora que anduvimos tan metidos (es un decir…) en las campañas y las elecciones del pasado 7 de junio, y al decidir nuestro voto por los candidatos a diputados federales ¿tuvimos en cuenta que serían las personas que decidirán cuánto del producto de nuestro trabajo es para nosotros y cuanto para el gobierno? No sé si nos cuestionamos si estas personas sabrían cómo y en qué gastar ese dinero que tanto trabajo nos cuesta ganar. 


Me temo que la respuesta a estas preguntas es que no, que por supuesto ni lo pensamos ni lo usamos como un factor de influencia en nuestra decisión; con sus muy honrosas excepciones (si no lo digo luego se me sienten los expertos), me queda claro que no es un tema que tuviéramos presente a la hora de votar (digo, los que decidimos votar y no anular el voto). 


Como decía mi abuela “a lo hecho, pecho”; ya los elegimos, ni modo de que ahora les digamos que siempre no. Lo que me queda claro que tenemos que hacer es involucrarnos más en lo personal y a través de las organizaciones de la sociedad civil para que a lo largo del trabajo legislativo de los diputados (es otro decir…) hagamos sentir nuestra presencia y nuestra voz. En este país hay instituciones y vías constitucionales de expresión, hay que usarlas y exigir, primero, que si vamos a contribuir que sea de manera equitativa y proporcional, sin excepciones injustas y sin desconocer nuestros derechos fundamentales como contribuyentes y, después, que ese dinero, contribuido por nosotros y fruto de nuestra capacidad y nuestro esfuerzo se use bien, se gaste en asuntos prioritarios y de buena manera. 


Si no lo exigimos nosotros, nadie lo va a hacer; y si no me creen, vuelvan la cara y vean nuestra historia. Ya lo dijo Heródoto (entre muchos otros, pero creo que éste primero): los pueblos que no conocen su historia están condenados a volver a vivirla. Yo de nuestra historia tributaria con una vez tuve, les propongo mejor trabajar juntos para mejorarla. 

 

*Manuel E. Tron, presidente Honorario de la International Fiscal Association (IFA).

Twitter: @metron01

correo: metronp01@gmail.com

 

Manuel E. Tron Manuel E. Tron Presidente Honorario de la International Fiscal Association (IFA)