El PAN que viene
La sola idea de una competencia entre panistas por la candidatura presidencial se vive hoy como un acertijo en la medida en que no se sabe si el experimento interno que produzca una o un candidato a la presidencia tendrá las seguridades que sólo una fortaleza institucional le puede dar.
Es sabido que la judicialización interna del partido es de consideración. Y es de entenderse, por acontecer una mayor lucha por los espacios del partido.
Es por eso que para entender mejor al PAN de 2017 es necesario hacer un poco de historia de modo que el cambio político-institucional se aprecie con mayor claridad.
Ricardo Anaya Cortés, presidente del Partido Acción Nacional.
El PAN de hoy bien puede causar sorpresas y cosechar resultados en múltiplies regiones y ciudades.
Toda esa masa potencial en varios puntos del país es la mayor fortaleza del PAN porque, sólo el PRI tiene un aparato de movilización que se compare o le supere.
La salvedad sería un movimiento frentista de izquierda que fuera lo suficientemente atractivo y moderado para conseguir una masa crítica nueva y vencedora.
La fortaleza del PAN en el siglo XXI no es gratuita en modo alguno. El PAN llegó a los años noventa a ser un auténtico “catch-all party”, es decir, un partido con una oferta general capaz de apelar a un electorado amplio de centro-derecha, crecientemente profesionalizado y con acceso a recursos públicos cuantiosos.
El partido se volvió punto focal de ambiciosos entrepreneurs políticos; la “oficialía” local y nacional empezó a jugar por los proyectos políticos personales de manera decisiva y más o menos abierta, lo cual se conoció como la “onda grupera”, prueba de que la racionalidad de la nueva clase política panista era perfectamente comparable a la de otros partidos (incluido por supuesto el PRI) en términos del avance de grandes proyectos personales con una base propia.
En 2004 se elaboró una nueva proyección de principios de doctrina y un programa político.
El PAN de hoy bien puede causar sorpresas y cosechar resultados en múltiplies regiones y ciudades.
Esto es muy importante porque los políticos panistas se dieron cuenta de que ya eran un partido distinto, fiel a los principios de la doctrina y hasta a la mística del pasado del siglo XX, pero con un programa político contemporáneo: el Desarrollo Humano Sustentable.
Se debió a Felipe Calderón y a sus cuadros afines toda la renovación programática y la nueva proyección de principios de doctrina (2002-2004).
La XIV Asamblea Nacional Extraordinaria de 2004 aprobó nuevos estatutos: se flexibilizó la entrada de militantes, aún más, y se dio especial importancia a la realización de un padrón nacional confiable; el nuevo candidato a la presidencia sería votado por la militancia. En ese proceso, Felipe Calderón venció a Santiago Creel.
De izquierda a derecha: Felipe Calderón Hinojosa, ex Presidente de México y Santiago Creel presidente de la Comisión Nacional de Elecciones del PAN.
La XVI Asamblea Nacional Extraordinaria de 2008 siguió facilitando el ingreso a la militancia, promovida plenamente por los grupos internos, a fin de dominar los comités locales e impulsar candidaturas; los adherentes, bajo los nuevos estatutos, podían votar por candidatos(as), por lo que se amplió la base electoral interna.
A la vez, sin embargo, bajo ciertas condiciones la dirigencia nacional tuvo la opción de designación directa de candidaturas. No prosperó que el método de encuestas decidiera la presentación de tres precandidatos a la candidatura a la presidencia de la República.
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Dado que la competencia interna por las candidaturas terminaba frecuentemente en la inconformidad de los perdedores, se judicializó la vida política interna.
A ello respondió, en esa oportunidad, la Creación de la Comisión Nacional de Electores del CEN, la cual organizaría y sancionaría las contiendas internas.
La XVII Asamblea Nacional Extraordinaria fue, de algún modo, la imagen invertida de la XIV de 2004: fría, osificada, producto del trámite y carente de liderazgo y movimientos políticos.
Las izquierdas bien harían en tomar nota de porqué en México sigue habiendo partidos de primer nivel como el PRI o el PAN(..)
En ella, Gustavo Madero -apoyado por Ricardo Anaya- lograron que se aprobara otra reforma de estatutos que, entre otras cosas, lograba que la elección del presidente del PAN se eligiera por la militancia.
Así que el PRI y el PAN, guardadas sus diferencias son partidos “atrapa todo”. Precisamente por ello pueden -salvo un movimiento socio político de consideración en contra– competir habida cuenta de tener candidatos y candidatas buenas- en una justa político electoral plenamente.
Las izquierdas bien harían en tomar nota de porqué en México sigue habiendo partidos de primer nivel como el PRI o el PAN y que, un sitio emblemático fue ocupado por lustros por el PRD. Pero ya no es así. De ahí la importancia de un nuevo partido llamado Morena.
Twitter: @CJonesTamayo