Alza de tasas independiente de la inflación
Las tasas de interés tendrán que subir irremediablemente en México. El debate de “cómo y cuando” es un ejercicio irrelevante, ya que independientemente de la inflación y de los buenos deseos, el ciclo monetario mexicano está prácticamente determinado por la Fed.
El hecho de que la inflación se encuentre alrededor de su objetivo de 3% no es un argumento que garantice el mantenimiento de las tasas sin cambio, porque estas tendrán que responder a la pérdida de competitividad del mercado de bonos –y a sus implicaciones sobre el peso y la inflación futura– ante el alza de tasas en los Estados Unidos.
Así como las tasas bajaron al nivel de 3% en 2014 a pesar de que la inflación estaba por arriba de su objetivo, en esta ocasión tendrán que subir independientemente de que la inflación esté alrededor de su objetivo. De no hacerlo, el diferencial de tasas México-Estados Unidos se reduciría dejando en desventaja al mercado de bonos mexicano. La consecuente descolocación de bonos, sobre todo de inversionistas extranjeros, produciría presiones sobre el peso. Una depreciación cambiaria más permanente se reflejaría en mayor inflación, lo cual forzaría ajustes más bruscos en las tasas de interés internas.
La economía mexicana no gana mucho al prolongar las tasas bajas por solo unos meses, pero si puede incurrir en el riesgo de sangrar las reservas internacionales. Solo bastarían dos cosas para que los mercados empezaran a ponerse nerviosos. Primero, mantener las tasas sin cambio por unos cuantos meses más allá del inicio del alza de tasas en los Estados Unidos. Segundo, una reducción del diferencial de tasas de entre 50 y 100 puntos base.
Si con una tasa de interés de 3% desde hace casi un año la economía no ha podido remontar el vuelo, poco se puede esperar al mantener la tasa sin cambio por unos meses más. Sin embargo, el gran beneficiario de tasas sin cambio para el resto del año es el gobierno porque le reduce el costo financiero de su deuda interna. Pero ayudar a las cuentas fiscales no es el objetivo de la política monetaria.
Por lo que en aras de cumplir con su objetivo de mantener la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, la política monetaria debería ser capaz de anticiparse a una sangría de capitales que erosionen al peso y con ello el poder de compra de los mexicanos.