Inflación a la alza por el resto del año
La inflación al alza en julio confirma su clara tendencia creciente, la cual no solo refleja el efecto estadístico de la baja base de comparación del año pasado sino también incipientes presiones de demanda generadas por las políticas expansivas en marcha.
En julio la inflación rebasó nuevamente su límite superior al situarse en 4.07% después de un 3.75% en junio y desde su piso de 3.5% en abril y mayo.
A pesar de que el repunte inflacionario era anticipado desde inicios del año, el banco central inesperadamente recortó la tasa de interés en junio para dejarla en 3%. El repunte inflacionario en marcha podría dejar al recorte de junio como una medida prematura y hasta cierto punto inconsistente, ya que la inflación no se alcanza a ver por debajo de 4% en el resto del año.
A pesar de que contiene un componente estadístico, una inflación persistentemente al alza en el resto del año podría empezar a deteriorar las expectativas de los formadores de precios que son los que realmente determinan la trayectoria inflacionaria, no los participantes del mercado.
En un ambiente de prolongada y persistente expansión monetaria no es una sorpresa que se empiecen a generar presiones de demanda sobre los precios. La tendencia creciente de la inflación subyacente, que es la que mejor refleja las presiones de demanda, confirma la existencia de un incipiente exceso de demanda en la economía.
En una economía que padece de muy baja y limitada capacidad productiva, las políticas expansivas solo generan un exceso de demanda que encuentra acomodo en precios e importaciones y no en mayor producción nacional. Por ello, la inflación subyacente, lejos de reflejar presiones desinflacionarias presenta ya presiones de demanda.
Si la liquidez monetaria no es neutralizada a niveles consistentes con el bajo crecimiento económico, o si el peso se deprecia significativamente como consecuencia del inminente retiro monetario de la Fed, la inflación permanecerá por encima del límite superior por un tiempo prolongado.
Bajo estas circunstancias, la autoridad monetaria podría verse obligada a revertir el persistente relajamiento monetario. Con ello, las tasas de interés podrían empezar a moverse al alza antes de que termine el presente año para evitar el riesgo de un deterioro de expectativas de los genuinos formadores de precios.