Los negros invisibles de México

Pareciera que quisiéramos borrar a los afrodescendientes de nuestra historia.
1 Agosto, 2018
Mujeres afromexicanas. Foto: Sem México
Futuro Pasado

Black lives matter, movimiento internacional que surgió en Estados Unidos para visibilizar la discriminación y violencia contra las personas negras, es sólo una de las aristas que muestra el problema que la comunidad afrodescendiente enfrenta en el mundo.

En los últimos días Al Jazeera en español publicó un par de videos en donde en el primero un policía estadounidense somete a un niño de color después de haberse alterado al ver que arrestaban a su papá. En el segundo muestran a un inmigrante haitiano en Chile que fue acusado de robo en un Walmart sólo por ser negro y no hablar bien español. Por otro lado, el periódico El País publicó el día de ayer una nota en la que relatan las agresiones que han sufrido algunas personas afrodescendientes en Italia, incluyendo a la atleta de origen nigeriano, Daisy Osakue.

 

“Ya he sido víctima de racismo en otras ocasiones, pero hasta ahora habían sido solo ataques verbales. Cuando se pasa a la acción significa que se ha sobrepasado un muro”. –Daisy Osakue.

 

Es curioso cómo vivimos en una época en la que hay mucha “libertad” y “tolerancia” en donde queremos salvar a las tortugas y dejamos de tomar con popote, la gente ahora es vegana (una y mil razones diferentes, pero una de ellas es por hacer sufrir a los animales y matarlos), se habla abiertamente del aborto, cada vez más del suicidio y se lucha por la legalización de la marihuana y los derechos de las personas homosexuales. Y, por otro lado, cada vez es más notorio el odio profundo que hay contra las personas que son diferentes a nosotros.

Si bien los negros han sido históricamente discriminados y maltratados, y también han ganado derechos, así como las mujeres, los indígenas y otros grupos en situación de vulnerabilidad, pareciera ser que el escenario no ha cambiado mucho.

Las herramientas han evolucionado pero una parte del ser humano que rechaza al otro diferente a él mismo, permanece. Ahora no atamos a los negros con grilletes y los mandamos a plantaciones de algodón, pero los policías los tiran al piso, los golpean sólo por ser negros, y los esposan para llevarlos a la cárcel. Hoy pueden salir a la calle con libertad, pero son sujetos a comentarios racistas. En este 2018 podemos comer juntos y salir a pasear a los mismos lugares, pero siguen siendo objeto de miradas y críticas.  

¿Y cómo es el panorama en México?

 

“Cuando presentamos un decálogo de las personas afrodescendientes en el Museo Nacional de las Culturas Populares en Coyoacán, una señora empezó a insultarme junto a mis compañeros porque pensó que era extranjera. Esa situación que provocó conciencia sobre el racismo a las personas afrodescendientes”. –María Celeste Sánchez Sugía, joven activista afromexicana.

 

Estoy casi segura de que, si salimos a la calle a preguntar (al menos en ciertas partes del país), un buen número de personas tiene muy pocos conocimientos sobre la población afrodescendiente en México; sin embargo, al 2015 uno de cada 100 mexicanos se reconoció como tal según la encuesta intercensal del INEGI. 

No los podemos culpar enteramente por tener esa laguna del conocimiento sobre la composición poblacional del país cuando en la Constitución mexicana, la población afrodescendiente ni siquiera ha sido reconocida, salvo en las constituciones de la Ciudad de México, Guerrero y Oaxaca. Tampoco forman parte de los libros de texto de la SEP, de acuerdo con Candelaria Donají Méndez Tello, fundadora de la organización México Negro A.C. “[el] discurso ha borrado la presencia de los afrodescendientes mexicanos al grado de que estos pueblos parecen inexistentes y ello ha dado pie a casos bochornosos, como el de deportaciones de oaxaqueños de la Costa Chica, quienes son enviados a Nicaragua o el Salvador bajo el argumento de que son afros y en nuestro país no hay gente negra”. (Iturriaga Acevedo, 2017)

La invisibilización de esta población ha sido un problema que se viene arrastrando desde hace cientos de años. Las asociaciones civiles han sido un puente importante para continuar en este camino de hacer cada vez más visible a la población afrodescendiente en México, y el virtual presidente, Andrés Manuel López Obrador, tiene un gran reto en sus manos para este sexenio que recién va a comenzar, empezando por reconocerlos como parte de la población mexicana.

 

Itzel García Itzel García Historiadora por la Ibero Ciudad de México y Latinoamericanista por la University of California San Diego. Investigadora en temas migratorios, de género, educación y políticas públicas. Docente desde 2016 y traductora freelance desde hace 6 años. Comprometida con la defensa de los derechos humanos de los migrantes y refugiados en México.