La trayectoria de tasas deberá apoyar la inversión

El gobernador del Banco Central ve la luz al final del túnel. Éste será un año de transición hacia un mayor crecimiento, dice, y espera que las tasas de interés sigan una trayectoria que apoye la inversión
12 Abril, 2016 Actualizado el 31 de Enero, a las 21:51
“Espero una transición hacia un entorno más normal”, dice Agustín Carstens, gobernador del Banco de México
“Espero una transición hacia un entorno más normal”, dice Agustín Carstens, gobernador del Banco de México
Arena Pública

Incertidumbre.

Es el término que domina de punta a punta la conversación con el gobernador del Banco Central de México.

Es viernes por la mañana y el sol cae a plomo, con toda su intensidad, sobre el Centro Histórico de la Ciudad de México. Las altas temperaturas del inicio de la primavera no desentonan con lo que está ocurriendo en la economía global. Grandes economías emergentes con desequilibrios financieros atemorizantes, precios del petróleo en un sube y baja constante, banqueros centrales que ya no encuentran más herramientas para enfrentar los desafíos de sus aletargadas economías.

Más allá del clima ¿qué nos espera para este año? Es la pregunta que flota en el ambiente entre los desconcertados economistas expertos.

Esperamos encontrar respuestas con uno de los hombres más respetados en estos asuntos. Su respuesta final no deja de llamarnos la atención. ¿Acaso hay luz al final de este largo túnel?  “2016 será el año final de una transición hacia un mejor estado de la economía mundial, sobre todo en Norteamérica”, vaticina Agustín Carstens.

El doctor en economía por la Universidad de Chicago, secretario de Hacienda y actual gobernador del Banco  de México luce optimista a diferencia de lo que sus pares en la Junta de Gobierno habían expresado recientemente según revela la minuta de la más reciente reunión en la que tomaron la decisión de mantener en 3.75% la tasa de interés de referencia.

“El precio del petróleo ya tocó fondo”, asegura a la vez que va desgranando los factores que considera impulsarán la economía este año. “El FED (Reserva Federal) mismo ya ve una trayectoria más sólida en Estados Unidos y eso se materializará en el sector exportador de México”. Una inflación bajo control y reformas que se implementan con eficacia, son motivos suficientes para incentivar las inversiones, explica en su habitual tono pausado y doctoral.

Un ambiente así “nos debe dar una trayectoria de tasas de interés en México que sigan apoyando la inversión en el país” dice el gobernador en momentos en que los analistas discuten el ritmo al que el Banco Central elevará las tasas de interés en los próximos meses.

Lo repite buscando convencer. Un escenario gradualmente más positivo en la economía es factible en este año. “Espero una transición hacia un entorno más normal” concluye Carstens al final de la conversación.

 

A parar la desconfianza

El deterioro de la confianza en la deuda mexicana y en el manejo de las finanzas públicas es el tema del momento en México y fuera de sus fronteras. Y cómo no. Hace un par de semanas atrás la calificadora Moody’s puso en entredicho el futuro de la solvencia mexicana al colocar su deuda en perspectiva negativa.

Golpe al orgullo de las autoridades mexicanas que algunas vez intentaron enarbolar el ‘Mexican Moment’ a través de las portadas de afamadas publicaciones en inglés, y luces amarillas sobre la ortodoxia fiscal del país que no se habían encendido en años. Parecía una lección aprehendida.

Pero la realidad dice otra cosa. El nivel de riesgo de la deuda mexicana se ha elevado en los últimos meses e incluso el anuncio conjunto entre el gobierno federal y el Banco de México, del 17 de febrero pasado, de reducir el gasto público y de intervenir discrecionalmente en el mercado cambiario, no fue suficiente como para darle una paliza a la desconfianza. Al día siguiente, producto del anuncio, el nivel de riesgo soberano solo se redujo 1.9%.

El gobernador lo sabe. Escucha con atención la pregunta y prepara su respuesta dándole un espaldarazo a las acciones emprendidas por Hacienda.  La percepción de desconfianza sobre las finanzas públicas va a cambiar con el tiempo, asegura.

“El gobierno federal ha venido actuando de manera responsable. Ciertamente ha recibido choques importantes especialmente en la parte petrolera; los datos indican el objetivo de Hacienda de estabilizar e ir mejorando gradualmente los Requerimientos Financieros del Sector Público”, la deuda pública en su sentido más amplio; pero dicho en términos de la contabilidad gubernamental.

Una velocidad de endeudamiento fuertemente cuestionada por los economistas del sector privado. Y con razón. Ha crecido 11 puntos porcentuales, medido en términos del tamaño de la economía, en tan solo tres años.

 

Sin sombras en su relación con Hacienda

Frente a una crisis global que no ha amainado y una incertidumbre creciente, en México se han tomado las medidas adecuadas defiende Carstens. “No hemos actuado como si México fuera una isla” y recuerda una serie de acciones de políticas económicas –fiscales, monetarias y estructurales- para hacerles frente. Como los recientes recortes adicionales al gasto público anunciados por el gobierno federal en el documento conocido como ‘Pre Criterios’ que Hacienda envía al Congreso cada año.

El ajuste en el gasto es el más grande que se ha aplicado dice el gobernador, recordándonos que ni siquiera se realizó uno así en sus años al frente de la Secretaría de Hacienda cuando tuvo que enfrentar la dura crisis de 2009 que tiró en 4.7% a la producción económica del país.

Agustín Carstens no da lugar, siquiera, a imaginar sombras en su relación con el titular de Hacienda y con el gobierno federal que encabeza el presidente Enrique Peña Nieto. Y es que, de cuando en cuando, se ha cuestionado en la prensa si ésta relación pasa por su mejor momento; especialmente cuando se han endurecido las críticas de miembros de la Junta de Gobierno sobre las decisiones fiscales en la oficina de Luis Videgaray.

Pues bien, ayer la Junta de Gobierno decidió entregar más de 239 mil millones de pesos al gobierno federal producto de sus ganancias cambiarias de 2015 dada la persistente depreciación que sufrió el peso ante al dólar a lo largo del año.

Algunos especialistas habían calculado que estos remanentes de operación –como técnicamente se les llama- alcanzaría los 300 mil millones de pesos.  Sin embargo la cantidad entregada es históricamente alta y le da un respiro a las finanzas públicas del gobierno de Peña Nieto y, muy posiblemente, una bocanada de oxígeno a la petrolera estatal.

Y es que Pemex -cuya situación financiera obligaría a un rescate desde el balance público- se ha convertido en motivo de preocupación adicional para los inversionistas. Pues bien, el banco central le ha dado respiración de boca a boca al gobierno federal.

El gobernador tenía motivos para mostrarse optimista. Un optimismo, por cierto, que no se le veía desde hace ya bastante tiempo.

 

MÁS INFORMACIÓN: Las ganancias cambiarias de Banxico harán sostenible la deuda del gobierno: Carstens en entrevista con Arena Pública

MÁS INFORMACIÓN: Determinación del remanente de operación del Banco de México correspondiente al ejercicio 2015. 11 de abril de 2016

A FONDO:  Hacienda rescatará a Pemex desde Banxico, pero ¿valdrá la pena? Comentario de Samuel García del 21 de marzo de 2016