Ésta es la tercera gran reforma educativa en un siglo
Para algunos estudiosos la calidad de la educación pública en México es la raíz de muchos de los males del país.
Así se lo planteamos a Otto Granados, el funcionario público cuyo encargo clave en la Secretaría de Educación Pública, es elaborar la estrategia de implementación de la reforma educativa que ha emprendido el presidente Enrique Peña Nieto.
Ésta es la tercera gran reforma educativa de los últimos cien años en México, pondera Granados Roldán, un funcionario que llegó en septiembre pasado desde la embajada mexicana en Santiago de Chile, para ocupar –casi precipitadamente- la subsecretaría de Planeación, Evaluación y Coordinación de las políticas educativas de la SEP. Una posición para implementar una reforma que se encamina a convertirse en el legado histórico de Peña Nieto, desplazando a la tan promovida reforma energética.
Para Otto Granados ésta es la reforma educativa de mayor calado desde hace medio siglo, desde los años sesenta. Desde las reformas educativas que implementó Jaime Torres Bodet, primero en los años cuarenta y luego en los sesenta, con la implementación de la campaña nacional de alfabetización, la creación de la Escuela Normal para Maestros, la implementación del plan de Once Años para Mejorar la Enseñanza Primaria, la creación del libro de texto gratuito, y el extenso plan para dotar de infraestructura educativa en el país.
La primera gran reforma de los últimos cien años fue crear la secretaría y construir un sistema educativo; la segunda, modernizar los planes y programas en la época de Torres Bodet y, desde 1960 para acá, sin duda ésta es la mas importante; recapitula Granados.
La reforma educativa que se ha emprendido es la de mayor trascendencia de este sexenio, sentencia el subsecretario al final de la conversación. “Todas las encuestas, sin excepción, la sitúan en el primer lugar en el nivel de aprecio y de aprobación por parte de la opinión pública”.
Otto Granados es un abogado y político experimentado, hábil en la argumentación y un destacado docente.
Fue vocero del presidente Carlos Salinas de Gortari, después de que fungió como oficial mayor de la extinta Secretaría de Programación y Presupuesto que encabezaba el propio Salinas. Ya a los 25 años se había desempeñado como secretario particular de Jesús Reyes Heroles cuando éste asumió la secretaría de Educación Pública durante el gobierno de Miguel de la Madrid. Dejó la vocería presidencial con Salinas de Gortari para asumir la gubernatura de Aguascalientes, su estado natal, en los quizá han sido los seis años de mayor trascendencia política durante su carrera.
Las tres llaves de la reforma
Su regreso al gobierno federal en una posición clave para una reforma que se le estaba indigestando al presidente Peña Nieto, fue leído por sus críticos como la mano de Salinas en el corazón de la reforma educativa. Solo el tiempo lo dirá.
La experiencia de Granados Roldán en la construcción estratégica de políticas públicas y, particularmente, educativas saltan a la vista durante la conversación. Con particular ahínco insiste en tres asuntos desde distintos ángulos; acaso tres llaves que abrirían las puertas al éxito de una reforma que, contra viento y marea, ha ganado adeptos; como los kilómetros recorridos por el secretario Aurelio Nuño en sus casi cotidianas visitas por las escuelas de todo el país.
Otto Granados –que no da paso sin huarache- las plantea a lo largo de la conversación: El arraigo de una cultura de la evaluación entre los protagonistas de la educación pública, la transformación del modelo educativo hacia uno que desarrolle competencias, habilidades, aptitudes y destrezas en los niños y jóvenes mirando los retos que impone el mundo del siglo XXI; y la implantación de una cultura de la meritocracia entre los maestros, que fomente la transparencia y deje atrás las prácticas de corrupción que han caracterizado al reclutamiento de los maestros en México.
Ahora tenemos mucha más información, dice como quien ha descubierto el hilo negro de la problemática educativa mexicana. En abril, el secretario Nuño planteará los nuevos planes y programas para la educación básica en México y, con ello, se abrirá el debate del ‘hecho educativo’, del ‘qué’ y del ‘para qué’ de la enseñanza en las miles de escuelas de todo el país. Un debate que se espera intenso, agrio, desafiante para sus proponentes.
Dejemos atrás la vieja enseñanza memorística y preparemos a los muchachos para resolver los problemas que aún no existen; para el desarrollo integral, para la ciudadanía, para la productividad, adelanta Granados Roldán en la conversación y quien espera que estos nuevos planes se implementen para el ciclo escolar 2017-2018 o, incluso, para el 2018-2019, dependiendo del grado de madurez y convencimiento que hayan alcanzado en el debate público que se espera.
Incluso se debe redefinir el modelo de la educación superior, advierte como parte de la reforma educativa emprendida. “El modelo educativo para la educación superior requiere casi una reingeniería total. Debe pasar de ser fábrica de títulos a productora de conocimientos”, define quien durante cinco años dirigió el recién creado Instituto de Administración Pública del Tecnológico de Monterrey, la mayor institución de educación superior privada del país.
Cuando le preguntamos sobre las reiteradas críticas de Paul Krugman sobre la mala calidad educativa en México como uno de los factores torales que inhiben el crecimiento económico del país, Granados Roldán se limita a recordar que Krugman es un premio Nobel de Economía, pero no un especialista en educación.
(Arena Pública, SA de CV. Derechos Reservados, 2016)