Es tiempo de 'chapulines': Decenas de funcionarios buscan candidaturas políticas
Los llamado ‘chapulines’ gozan de cabal salud en las diferentes esferas de los gobiernos federal y estatales.
Así se les conoce en México a los funcionarios públicos que dejan con frecuencia sus cargos en el gobierno para buscar alguna posición política.
Ocurre, sobretodo, al acercarse los tiempos electorales. Diferentes funcionarios se convierten en audaces ‘trapecistas’ en busca de candidaturas que los sostengan por otro periodo de tiempo viviendo del bolsillo del ciudadano.
Por solo mencionar los más recientes. Es el caso de Alejandro Ismael Murat Hinojosa, que renunció como director general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), para ir en busca de otro “hueso” más suculento, como es la gubernatura de Oaxaca de la mano del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En ese tenor, Lorena Martínez, la todavía titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), ya anunció que deja la defensa de los consumidores para postularse como candidata a la gubernatura de Aguascalientes y que estará en disputa en los comicios del próximo 5 de junio.
En el ámbito de las administraciones locales el escenario no cambia. En Chihuahua, al menos 10 funcionarios públicos renunciaron para ir por una candidatura en las elecciones del próximo año.
Un ejemplo de ello es Marcelo González Tachiquin, que presentó su renuncia al cargo de secretario de Educación, Cultura y Deporte de Chihuahua para convertirse en el candidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura del estado.
Gerardo Buganza Salmerón, ex secretario de Gobierno en el gabinete del mandatario veracruzano Javier Duarte de Ochoa, hizo lo mismo para competir por la máxima silla del gobierno en tierras jarochas.
En fin, que los políticos siguen usando la función pública como trampolín para brincar a otros cargos; la lista de ‘chapulines’ por estado es abundante y gozan de cabal salud en las temporadas electorales.
Una vieja costumbre que convierte a los cargos de la administración pública en meros peldaños para ascender a posiciones políticas valiéndose de sus relaciones familiares, empresariales o de partido. Así, la burocracia mexicana está lejos de la tan anhelada profesionalización.