Las televisoras no ponen gobernantes
En La dictadura Perfecta un poderoso emporio que maneja una televisora controla a su antojo a los políticos en el poder, incluyendo al Presidente de la República y, por supuesto, a uno que otro gobernador corrupto.
La película dirigida por el cineasta Luis Estrada se convirtió en la cinta mexicana más taquillera del año 2014 y fue vista por 3.8 millones de espectadores. Un filme de sátira política cuyo éxito se cimentó en retratar la corrupción entre la clase política y los empresarios de la televisión; una idea muy extendida entre los mexicanos.
Y, efectivamente, la política ha estado históricamente ligada al poder de los medios de comunicación, nos dice el sociólogo experto en medios, Raúl Trejo Delarbre, en una entrevista que nos concede en su oficina de Ciudad Universitaria al sur de la Ciudad de México.
Pero el investigador universitario que ha escrito 18 libros relacionados con los medios de comunicación en México, el derecho a la información y la democracia, afirma que no es cierto que las televisoras puedan colocar gobernantes.
En su libro Poderes Salvajes escribe que “los políticos están allanados a los poderes de las televisoras”. Se le pregunta si esto ha cambiado.
“Tenemos una clase política con intereses cíclicos respecto de las televisoras. Estas empresas tenían un poder enorme. Llegaron a creer que podían colocar a los gobernantes. No es cierto”, dice Trejo Delarbre.
“La clase política mexicana está allí porque la gente vota por ellos o porque vota por otros. Y la televisión ha tenido la enorme capacidad para respaldar personajes políticos y promover candidaturas, pero los ciudadanos votan por motivaciones diversas”.
Para el estudioso del fenómeno de los medios en México, es la ignorancia de los políticos la que ha fortalecido el poder de las televisoras. “Los políticos –en su encandilamiento delante de Televisa y Azteca (las dos grandes compañías de televisión en México) llegaron a creer –y siguen creyendo- que son las televisoras las que ponen a un gobernante u a otro”.
Y remata Raúl Trejo: “La ignorancia de nuestros políticos y la magnificación que hacen de la televisión, fortalece a las empresas televisoras y por eso tenemos dirigentes de partidos, senadores, diputados y, a veces, presidentes de la República que han hecho lo que han podido para complacer a las televisoras”. Así surge la llamada 'Ley Televisa' aprobada hace una década, recuerda el investigador universitario.
El IFT se equivocó con Televisa
La aprobación de la reforma a las telecomunicaciones y el nacimiento del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en 2013 que impulsó el presidente Enrique Peña Nieto, es tema obligado en la entrevista.
Para Trejo Delarbre este proceso que viene de una gran concentración tanto en la televisión como en las telecomunicaciones, apenas comienza. “Hoy estamos en el comienzo de un proceso regulatorio para que haya mercado” dice refrendando la necesidad de fortalecer a los reguladores en una sector con jugadores dominantes.
“Estamos constatando en México que para que haya mercado tiene que haber un Estado que regule a los más grandes. Y que cuando hay operadores que impiden una auténtica competencia, el Estado debe tener la posibilidad de acotar estas empresas para que entren otras”.
Si bien el IFT, en términos generales, ha cumplido con sus funciones y atribuciones en el tiempo que viene operando, Trejo Delarbre no deja de señalar que el Instituto se equivocó en su decisión sobre el uso de la televisión digital por parte de las televisoras.
“¿Por qué permitirles (a las televisoras) que sin pago adicional utilicen esa frecuencia para mas canales de televisión y que no puedan utilizar otras empresas o instituciones públicas? Hubo un error del Instituto Federal de Telecomunicaciones”.
Se le señala si la falta de experiencia de algunos de los comisionados fue factor que incidió en su toma de decisiones, y el investigador es tajante: “La inexperiencia no es disculpa, creo que si se equivocaron fue por decisiones expresas de carácter político. Por ejemplo, en algunos casos, no calificar el carácter dominante de algunas empresas”.
Y es que recientemente se desató una serie de críticas a los comisionados del IFT por favorecer a Televisa, la empresa propiedad de Emilio Azcárraga Jean, dada su abrumadora presencia en el mercado de la televisión de paga.
“La autoridad tenía que revisar el estatus de las empresas de televisión por cable… Aquí se equivocaron, no por error técnico –su análisis técnico es impecable- sino por una decisión política que fue no afectar demasiado a Televisa”, nos dice Trejo Delarbre.
Sin embargo su evaluación general sobre la actuación del IFT es mas bien positiva.
“Si todas las decisiones del regulador nos disgustaran a los mismos, estaríamos ante una evidencia de un comportamientos sesgado hacia un grupo de intereses, pero la verdad es que tenemos decisiones variadas; por eso no puedo juzgar en blanco y negro o poner una calificación al desempeño de la autoridad regulatoria”
Para el gobierno, la prensa no es interlocutora
No tenemos un gobierno que entienda a la prensa como interlocutora, sino que tiene la tentación de considerarlos como subordinados, como clientes, acusa Trejo Delarbre. Enfatiza su crítica hacia la relación de subordinación que ha establecido la prensa mexicana hacia los poderes públicos, sea el gobierno federal, los gobiernos estatales o cualquier organismo público.
Esta subordinación –explica Trejo Delarbre- exacerbada por los crecientes recursos presupuestales que reciben los medios a través de la publicidad oficial desde el gobierno de Vicente Fox, no solo se ha dado en la prensa convencional, sino también en los nacientes medios digitales.
¿Acaso se ha retrocedido en materia de liberta de expresión y de derecho a la información?, se le cuestiona al experto. “En el gobierno federal no hay disposición suficiente para reconocer la pertinencia de la diversidad de la prensa”, responde.
“Muy pocos cuestionan al secretario de Hacienda”
Al hacer una evaluación del estado de la prensa y de los medios en México, el experto en medios de comunicación en México, denunció que “tenemos una prensa impresa y electrónica cada vez más supeditada al dinero público y que, lejos de disminuir, se ha multiplicado”
Raúl Trejo es, sin duda, el más prolífico escritor en lo que ha medios de comunicación en el país se refiere.
“Tenemos una costumbre política, muy mexicana, que consiste en construir ‘espejos’ en los medios al gusto de los gobernantes con dinero que no es de ellos, sino de nosotros. Y éste es un factor que ha impedido que tengamos medios suficientemente independientes”.
Cuestionar en los medios a funcionarios del poder público puede tener un costo elevado que puede implicar la propia sobrevivencia del medio en cuestión, nos explica Trejo Delarbre.
“Muy pocos medios se animan a cuestionar al secretario de Hacienda, al gobernador de Guanajuato o de Morelos, o al rector de la UNAM; porque son instituciones que dan dinero a los medios de comunicación y éste es un factor que impide que haya una relación más autónoma, con mas respeto y con más talante crítico entre medios de comunicación y poder político”.
En todo caso es una relación de sumisión que entraña una crisis para la credibilidad del quehacer periodístico y de la industria de los medios, deja entrever el doctor en sociología por la UNAM.
Prensa, sin debate e investigación
Mucho se ha dicho sobre los tirajes reales de los periódicos convencionales que circulan en la capital y en todo el país. Si bien las cifras son casi secretas, es una verdad ampliamente difundida que las ventas de ejemplares son escasas en México tomando en cuenta la población de las principales ciudades.
Raúl Trejo habla de que efectivamente se vende la mitad de lo que los principales periódicos imprimen y lo atribuye a que los periódicos siguen sin tener una auténtica inserción social. “No han sido asumidas por la sociedad como algo realmente suyo”. Aunque también es evidente –nos dice- que los periódicos mantienen una fuerte influencia en la creación de la agenda nacional a través de los círculos gobernantes, intelectuales y de políticos.
Y si bien –explica Trejo- los nuevos medios digitales están quitándole lectores a la prensa nacional porque ésta no sabe como actuar frente a la competencia de la lectura digital gratuita; la prensa en general –en formatos digital y en papel- no ha sabido rescatar los espacios para la discusión de las ideas que se tuvo en los años ochenta o noventa. “Se ha perdido”, dice con nostalgia el investigador universitario.
Efectivamente el número de páginas de los diarios convencionales se han reducido y con ello se ha minimizado el espacio dedicado a la información y a la opinión. El debate es una especie en extinción.
Pero para Trejo Delarbre hay un faltante con mayúsculas en la prensa mexicana: el periodismo de investigación.
“En México nunca hemos tenido un periodismo frecuente que investigue. Desde luego hay publicaciones que a veces investigan, pero siguen confundiendo la filtración con la investigación. No tenemos en los medios mexicanos - ni en los impresos, ni en los digitales- vocación y recursos para investigar”
Allí está la tarea periodística esencial pendiente: la de hurgar, de explorar, de preguntar.
“Cuando los medios digitales abran espacios a la deliberación y tengan tareas de investigación con sustento para develar la realidad… entonces sí tendremos espacios digitales que estarán reemplazando a la prensa tradicional”, reta el experto desde su oficina en Ciudad Universitaria.
(Derechos Reservados; Arena Pública 2015)