Tenemos pensiones débiles, por crisis laboral y fiscal

El sistema de pensiones está al borde del precipicio. “Es la última oportunidad” dice en entrevista Carlos Noriega Curtis, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro
5 Octubre, 2015 Actualizado el 23 de Noviembre, a las 18:07
Carlos Noriega Curtis, Presidente Ejecutivo de la AMAFORE.
Carlos Noriega Curtis, Presidente Ejecutivo de la AMAFORE.
Arena Pública

Un sistema de pensiones débil, al borde del precipicio, es resultado de una crisis en el mercado laboral y de una crisis en las finanzas públicas. Y el raquítico crecimiento económico que ha mostrado México en las últimas décadas tiene en la falta de ahorro a una de sus principales causas.

“Es la última oportunidad”, dice el doctor en economía Carlos Noriega Curtis quien es el presidente ejecutivo de la asociación de las administradoras de pensiones del país.

Noriega Curtis sabe lo que está diciendo. Ha ocupado prácticamente los máximos cargos de análisis económico que ofrece el sector público: director general de Planeación Hacendaria en el gobierno federal y director de Investigación Económica en el Banco de México. También fue coordinador de asesores del Secretario de Hacienda y subsecretario de Hacienda bajo la presidencia de Ernesto Zedillo.

¿Cuál es la situación actual de los sistemas de pensiones en el país?

En este momento vemos tres retos muy importantes para el sistema de pensiones. En primer lugar, seis de cada 10 trabajadores no tienen seguridad social y no tienen una expectativa de una pensión.

En segundo lugar, el ahorro que se genera es muy pequeño. La tasa de aportación obligatoria es de 6.5% del ingreso del trabajador más un adicional del gobierno que lleva al 7.2% en promedio; es decir, ahorramos la mitad de lo que recomienda la OCDE. Y, con la informalidad, no ahorramos todo el tiempo: un trabajador ahorra 24 de los 40 años. Las proyecciones que tenemos es que un trabajador joven tendrá una pensión de alrededor del 40 o 45% del último salario que devenga. Y lo ideal es el 70%.

El tercer gran reto que tenemos es que todavía persisten esquemas individuales al estilo antiguo, prácticamente todos tienen problemas de liquidez y esto genera pasivos enormes que equivalen a más del 100% del PIB. Esto nos impide formar un esquema de pensiones que sea viable en el futuro. Y si el sistema no es viable, no podrá pagar las pensiones. Es decir, el gran reto es enfrentar un país de adultos mayores en una situación de pobreza.

Da la impresión que en materia de pensiones, 18 años después, México es como un joven con pantalones cortos ¿acaso no estamos en una crisis?

Es un joven que está cerca de un precipicio, pero no se ha caído. No estamos en una crisis porque todavía México va a gozar de 10 años más del bono demográfico. Y ésta es la última oportunidad que tenemos para fortalecer el modelo.

Al haber diseñado la reforma se esperaba una tasa de reemplazo mejor, pero además se tiene que afinar el modelo en función de la esperanza de vida, de las variables demográficas, y de factores importantes como la situación del mercado laboral, es decir de la informalidad y de la carrera salarial.

El salario no ha tenido el crecimiento que se esperaba y, por lo tanto, la pensión tampoco. La reforma de pensiones toca dos elementos centrales para la vida del país: el mercado laboral y las finanzas públicas; y si no entendemos esto perdemos de vista un sistema de pensiones robusta. Un sistema débil es resultado de una crisis en el mercado laboral y de una crisis en las finanzas públicas.

Si el modelo de pensiones no logra atraer a más trabajadores y ser sustentable por sí mismo, vamos a tener gente sin seguridad social, finanzas públicas débiles y un país que no tiene la posibilidad de desarrollo.

Usted dijo que estamos al borde del precipicio en materia de pensiones. ¿Hay conciencia clara de ello entre quienes deben tomar estas decisiones con una visión de largo plazo?

Nuestra labor ha sido buscar que las autoridades y legisladores vean plazos más largos. Partiendo de una visión de largo plazo se nos hace impostergable una reforma de esta naturaleza.

Desde 1997 a la fecha, hemos tenido tres ó cuatro reformas legales pero ninguna de ellas ha atacado los dos elementos centrales: ¿Cuánto vas a aportar? y ¿cuánto tiempo vas a aportar?

Incluso la edad de retiro, de 65 años, es una edad temprana en la medida en que la medicina ha avanzado y que la tecnología nos permite ser productivos; una persona de 65 años sigue siendo muy productiva.

Hemos hecho encuestas en gente mayor y encontramos que los trabajadores que tiene 80 años el 25% siguen trabajando y lo hacen por necesidad. Ese es el panorama que queremos evitar.

Y si no es posible porque los legisladores o el ejecutivo no le dan la prioridad a este tema, insistimos en que el trabajador de manera voluntaria ahorre. Si no es por el lado de la ley, que lo haga por el lado voluntario…

…Pero es lamentable que no sea por el lado de la ley porque las autoridades tienen una visión cortoplacista y no hacen su tarea.

Tienes razón. El gasto que hace el gobierno federal en pensiones es una carga muy fuerte sobre las finanzas. Y es triste decir que se tenga que cobrar un impuesto a los trabajadores jóvenes para pasárselo a los adultos.

Las aportaciones a las pensiones son recursos que se invierten en la economía que a su vez generan crecimiento económico. Países como Chile, Colombia o Perú tienen un ahorro acumulado mayor que el nuestro. Nosotros, las afores, administramos recursos por el equivalente al 14% del PIB, en Chile está entre 60 y 70% y en Perú, 40%.

Entonces una causa de nuestro lento crecimiento es el poco ahorro que generamos. Quisiera transmitirle a las autoridades que un modelo de pensiones sólido y fuerte es también un pilar para el desarrollo del país, en el corto plazo existen beneficios muy importantes de generar más ahorro.

Sin embargo la actual política fiscal –y la tributaria en particular- desincentiva el ahorro al gravar el ingreso y limitar el ahorro voluntario.

Vemos el ahorro como un impuesto, cuando en realidad es un vehículo para ayudarnos a distribuir el consumo a lo largo de la vida.

Muchas veces nuestras autoridades perciben que las aportaciones a la seguridad social son impuestos y, lo son, en la medida en que el trabajador no ve materializado el beneficio de esa retención.

Pero en la medida que entiende el sistema de pensiones, que el ahorro se le regresa en el momento que lo requiere, en que los patrones perciban que la seguridad social es en beneficio de ellos –porque es un trabajador más productivo y propicio a mantener su empleo- encontraríamos grupos de interés en la sociedad abogando por una reforma que fortalezca al sistema de pensiones.

Desde la perspectiva de las pensiones ¿habría que hacer un cambio integral en la política tributaria de México?

Sí desde luego. Habría que revisar el peso entre elimpuesto sobre la renta y el impuesto al valor agregado. En el caso del ISR es progresivo, pero la pendiente es tan fuerte que termina siendo un desincentivo a registrar los ingresos. Por otro lado, las aportaciones a la seguridad social no deben ser vistas como un impuesto. Hay que reconsiderar estos tres elementos.

En el corto plazo hay que aumentar las aportaciones a la seguridad social. En una serie de estudios que hemos realizado encontramos que de la tasa de crecimiento económico del país –que ha sido muy pobre- cerca de una tercera parte se explica gracias al ahorro que se ha generado por el sistema de pensiones. Si no tenemos un sistema de pensiones fuerte y bien fondeado, el resto de la economía se debilita.

¿Cuáles son los tres asuntos imprescindible que debe contener una reforma a la ley de pensiones?

En primer lugar, aumentar las pensiones obligatorias…

…¿El trabajador está en condiciones de aportar más?

Hace 40-50 años México era tan pobre o tan rico como España. Hace 30 años lo eramos como Chile. Hace 20 años era tan pobre o tan rico como Malasia o Corea, y el Corea aumentó su tasa de ahorro al 40% del producto. Nosotros ahorramos 20% del producto.

Es decir, no es un tema de pobreza o no pobreza. Países tan pobres como es México ahora, o como lo fueron hace 30 o 40 años China, Corea Malasia, Perú o Chile, y sí logran hacerlo. Lo que hace falta es un esquema que contribuya a ese ahorro, como la política fiscal y la política de seguridad social.

¿Los patrones están dispuestos a aportar?

Decir que no pueden, es decir ‘no estoy viendo a futuro’. El trabajador es la pieza central de la productividad. A nadie le gusta que le suban los impuestos si se ve como algo que se te quita, pero si se ven las contribuciones a la seguridad social como un vehículo para fortalecer a la empresa a través del fortalecimiento del trabajador, creo que la visión de los empresarios sería distinta.

El gobierno ¿cuáles son sus márgenes de maniobra para aportar más?

Tenemos un país con una base tributaria muy baja. Además del tema del crecimiento, tenemos un tema de distribución del ingreso. Y la política fiscal es uno de los instrumentos más poderosos para transferir recursos de los más pudientes a los menos pudientes; y la seguridad social es ése vehículo.

El Estado tiene posibilidades de hacerlo siempre y cuando lo plantee correctamente a la ciudadanía y en la medida en que la ciudadanía crea en su gobierno y que vea claramente como se utilizan esos recursos.

¿Cuál es el segundo asunto imprescindible para una reforma a la ley?

El trabajador tendría que hacer un esfuerzo adicional. Y para provocarlo, tanto el gobierno como los patrones complementen ese ahorro voluntario del trabajador. En materia de ahorro voluntario para que el patrón lo pueda hacer, se requiere que tenga un incentivo fiscal y el gobierno haga un esfuerzo similar.

Sin embargo para 2016 el gobierno ha mantenido las limitantes en la deducibilidad para el ahorro voluntario

Habría que regresar por lo menos al esquema anterior y focalizarlo mejor. Teníamos esta deducibilidad al 100% pero se podía prestar a cometer abusos. Hay que focalizarlo a que deducibilidades para el ahorro de largo plazo.

Y ¿cuál sería el tercer factor imprescindible que debe contemplar la reforma?

La educación financiera. Necesitamos un programa de concienciación masivo.

Que la gente entienda, en primer lugar, que es una responsabilidad compartida del Estado y personal sobre su futuro.

Segundo, que conozca que existen los mecanismos y las instituciones de la seguridad social.

Y tercero, motivar al trabajador a dar ese paso de ahorrar adicionalmente en las mejores condiciones. Entonces se genera ese esquema más intenso y sano de competencia entre las afores y finalmente detonar ese ahorro en beneficio del trabajador y de la sociedad.

¿Cree necesario que los reguladores de las aseguradoras y las pensiones deban fusionarse?

Es grave que no se haya desarrollado un mercado de rentas vitalicias compatible y congruente con el periodo de acumulación (del ahorro). El mercado de las rentas vitalicias y las afores van de la mano por lo que deben regularse con una visión unificada y estoy optimista de haber comenzado a conversar con la presidenta de la Comisión de Seguros y Fianzas.

¿Recomendaría que éstas comisiones fueran una sola?

No necesariamente, ya existe un mecanismo de coordinación entre los tres reguladores. Lo que no habíamos visto en el pasado era esa comunicación y relación; y eventual, incluso unificación, como dice.

 

(Derechos Reservados. Arena Pública, 2015)