Escasez del fósforo, la amenaza mundial de la industria alimentaria

La realidad es que el plan de sustitución de importaciones de fertilizantes que lanzó el gobierno, no lo contempla.
9 Octubre, 2014 Actualizado el 10 de Octubre, a las 10:19
La cuestión ahora es que el crucial fósforo para la producción agrícola del futuro, no aparece en los planes actuales del gobierno mexicano.
La cuestión ahora es que el crucial fósforo para la producción agrícola del futuro, no aparece en los planes actuales del gobierno mexicano.
Arena Pública

El autor de ciencia-ficción Isaac Asimov (1920-1992) escribió que la vida puede multiplicarse hasta que se acabe todo el fósforo, después hay un alto inexorable que nada puede evitar. Esa frase ilustra la importancia central del fósforo en la vida del planeta.

Pero el plan del gobierno para potenciar la producción de fertilizantes a partir de 2015 parece no tomar en cuenta la coyuntura de ese mineral proveniente de rocas fosfatadas y cuya escasez, tanto en México como en el mundo, empieza a alarmar a los expertos.

“Hoy tenemos que importarlo. Está muy focalizado en Marruecos y el oeste del Sahara alberga la mayor cantidad de fósforo en el mundo. Allí está la fosforita usada como fertilizante que contiene todos los elementos para los fertilizantes. La escasez es tan grave como el calentamiento global. No somos conscientes del problema. El recurso es finito”, declara Jesús Valdés, investigador del Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, para este reporte.

México consume más de mil 600 toneladas anuales de fósforo y cuenta con unas reservas aproximadas de 30 mil toneladas, según la Encuesta Geológica de Estados Unidos.

La empresa Roca Fosfórica Mexicana II, filial de Grupo Fertinal y privatizada en 1993, explota la mina subterránea de San Juan de la Costa en Baja California Sur y Minerales no Metálicos lo hace en de Puebla con unas 150 kt/a.

En 2013 la producción nacional de fertilizantes se situó en 1.7 millones de toneladas y se importaron casi tres millones para atender la demanda.

Desde 2004 el uso de fertilizantes se ha incrementado, según datos del Banco Mundial (BM). Entre 2004 y 2008 se inyectaron al suelo 54.8 kilogramos por hectárea de tierra cultivable y entre 2009 y 2013, 61.7.

Estadísticas de la Asociación Nacional de Comerciantes de Fertilizantes indican que de los 16 millones de hectáreas cultivadas en el país, sólo nueve millones se fertilizan y, de ellos, tres millones se consideran fertilizados idealmente a 40 por ciento.

El gobierno planea estimular la producción de fertilizantes a partir de 2015. En enero pasado, PMI Comercio Internacional, filial de Petróleos Mexicanos (Pemex) acordó la compra de Agro Nitrogenados, S.A. de C.V., subsidiaria de Altos Hornos de México, por 475 millones de dólares (mdd).

Con la rehabilitación y modernización de la planta, Pemex espera fabricar hasta 990 mil toneladas anuales de urea en Pajaritos, Veracruz, a partir de 2015. El amoniaco provendrá del Complejo Petroquímico de Pemex en Cosoleacaque.

De esa forma, se sustituiría la importación de fertilizantes por más de 400 mmd.

Además, la empresa ProMan erige una instalación de fertilizantes nitrogenados en Topolobampo, Sinaloa, mediante una inversión de 1,000 mdd.

A lo largo de este año, la producción de fosforita nacional ha variado.

En enero y febrero apenas reportó crecimiento, pero en marzo saltó 28.5 por ciento y luego bajó, hasta recuperarse en junio con un brinco de 10 por ciento.

Desde 2007, la obtención del mineral ha venido al alza. En 2013 se extrajeron casi 150 mil toneladas, mientras que en lo que va de este año el volumen ronda las 100 mil toneladas.

Paralelamente, en abril no se importaron abonos minerales o químicos fosfatados, en mayo ascendieron a 72 mil dólares y en junio, a 19 mil.

La fosforita se usa para obtener fósforo o ácido fosfórico, sustancias con las que se producen fertilizantes y alimentos para animales, cosméticos, fungicidas, cerámica y es una materia prima de la industria metalúrgica.

El fósforo participa en la transferencia y almacenamiento de energía, en la división de las células, la fotosíntesis, la fijación biológica del nitrógeno y es vital para la formación de la semilla de los vegetales. Por ejemplo, 80 por ciento del fósforo del maíz está en el grano.

Al igual que el nitrógeno y el potasio, es un nutriente que las plantas absorben del suelo y resulta básico para la fertilidad de la tierra y el crecimiento de los cultivos.

Los fertilizantes más básicos y usados se componen de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) y se les conoce por las siglas NPK.

 

Demanda creciente

Para Dana Cordell, académica del Instituto para el Futuro Sustentable en la Universidad de Tecnología de Sydney, los tiempos de fertilizantes baratos ya pasaron.

“Mientras la demanda continúa creciendo, el costo de la minería de fosforita está subiendo debido a una baja en la calidad y un mayor gasto en la extracción, refinamiento y gestión ambiental”, declara la especialista, integrante de la Iniciativa Mundial de Investigación del Fósforo (GPRI, por sus siglas inglesas).

El estudio Tendencias actuales mundiales de fertilizantes y perspectiva para 2016, elaborado en 2012 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), avizora que el crecimiento anual de la demanda de nitrógeno, fosfato y potasio sea de 2.7, 3.0 y 2.9 por ciento, respectivamente, entre 2012 y 2016 en América Latina.

Brasil, Argentina, México y Colombia serán los mayores usuarios de fertilizantes en la región.

El documento prevé también que América del Norte dependerá cada vez más de la importación de fertilizantes de nitrógeno y que la exportación de fosfato puede descender lentamente.

Además, adelanta que América Latina y el Caribe se convertirán en un proveedor potencial de nitrógeno a partir de 2015, mientras que su dependencia de la importación de fosfato y potasio continuará durante el lapso estudiado.

El consumo mundial de fertilizantes totalizó 180 millones de toneladas en 2012, un aumento de 1.9 por ciento frente a 2011. La FAO proyecta que la demanda mundial crecerá a una tasa de 1.9 por ciento anual desde 2012 y hasta 2016 y que la demanda de nitrógeno, fósforo y potasio crecerá anualmente en 1.3, 2.0 y 3.7 por ciento, respectivamente, durante el período.

La demanda mundial de fertilizante de fosfato subió de 40.6 millones de toneladas en 2011 a 41.5 millones de toneladas en 2012, a una tasa de crecimiento de 2.4 por ciento. Ese dato se ubicaría en 45 millones de toneladas en 2016, con un escalamiento de 2 por ciento al año. El 58 por ciento del aumento de la demanda corresponderá a Asia, 24 por ciento a América, 11 por ciento de Europa, 4 por ciento a África y 3 por ciento a Oceanía.

La capacidad mundial de producción de ácido fosfórico fue de alrededor de 51.5 millones de toneladas en 2011 y adelantó a más de 53 millones en 2012. Para 2016, treparía a 61.3 millones.

De esa expansión, 45 por ciento ocurriría en Asia, 35 por ciento en África, 13 por ciento en Latinoamérica y el Caribe, 6 por ciento en Europa y Asia Central y 1 por ciento en Oceanía.

“En virtud de la situación de los altos precios de los alimentos, y los altos precios de los fertilizantes, emerge un panorama mixto. Los altos precios de las materias primas agrícolas proporcionan incentivos a los agricultores en las economías con orientación de mercado para invertir en fertilizantes y otros insumos para una mayor productividad”, señala la FAO.

Pero advierte que es también un desincentivo para los agricultores para la compra de fertilizantes, en particular para aquellos con pequeñas explotaciones y con la mayor parte de la producción de alimentos destinados al consumo familiar.

 

Futuro de insuficiencia

Los especialistas avizoran una situación crítica del fósforo a largo plazo y en la cual la demanda podría rebasar a la oferta. Por su trascendencia, el tema ha adoptado un cariz geopolítico.

Casi 90 por ciento de las reservas estimadas yacen en Marruecos, el primer exportador mundial, China, Sudáfrica, Jordania y Estados Unidos. Muchos de los sitios que explota Marruecos se localizan en el territorio ocupado militarmente del Sáhara Occidental, donde se ubica el yacimiento de Fos Bucraa, uno de los más ricos del planeta.

“El problema es que Marruecos ya se dio cuenta que tiene su petróleo de color blanco y va a empezar a subir precios y presionar el mercado”, señala Valdés.

Esas circunstancias han provocado que, desde febrero de 2007, el precio de la roca de fosfato se haya elevado hasta 700 por ciento, aunque se ha moderado en meses recientes. Desde junio pasado el precio internacional por tonelada métrica se ha estabilizado alrededor de 110 dólares, según el BM.

Los especialistas auguran un pico global hacia 2040.

“Como el petróleo y otros recursos naturales, la tasa de producción de fosfato económicamente disponible llegará eventualmente a su tope, seguido por una caída abrupta y la subsiguiente brecha creciente entre demanda y oferta”, analiza Cordell.

GPRI señala que “todos los sistemas agrícolas modernos dependen de entradas continuas de fertilizantes fosfatados derivados de roca fosfórica”.

Esa iniciativa, fundada en 2008, reúne a académicos del Instituto para el Futuro Sustentable en la Universidad de Tecnología de Sydney, del Departamento de Agua y Estudios Ambientales en la Universidad Linköping de Suecia, del Instituto del Ambiente de Estocolmo, de la Universidad de British Columbia de Canadá y la holandesa Universidad de Wageningen.

Bloques como la Comisión Europea ya están reaccionando ante la prospectiva, pues en julio pasado incorporó la fosforita a su lista de 20 Materias Primas Críticas, para las cuales la seguridad de la oferta está en riesgo y cuya importancia económica es alta.

La amenaza de la escasez y su impacto en la seguridad alimentaria fue uno de los ejes de la cuarta edición de la Cumbre del Fósforo Sostenible, escenificada del 1 al 3 de septiembre en la ciudad francesa de Montpellier.

En ese encuentro, Nathaniel P. Springer, académico del Instituto de Sostenibilidad Agrícola en la Universidad de California, presentó su estudio La vulnerabilidad de los sistemas alimentarios globales a la escasez de fósforo: un análisis de escenarios económicos, en el cual expuso un escenario en el que la extracción y transporte de mineral no procesado del norte de África se torna no disponible por razones geopolíticas, lo cual resulta en mayores precios regionales de fosfato y alimentos.

En su estudio Vulnerabilidad del fósforo: un nuevo marco para evaluar la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios nacionales y regionales, Cordell y Tina-Simone Schmid Neset, del Centro para la Ciencia Climática e Investigación de Política del Departamento de Agua y Estudios Ambientales en la Universidad Linköping, expusieron 26 factores biofísicos, técnicos, geopolíticos, socioeconómicos e institucionales que pueden llevar a la vulnerabilidad de los sistemas alimenticios, de los cuales México no escapa.

 

Prácticas insostenibles

Cordell alerta de que el modelo de minería, procesamiento y transporte de rocas de fosfato y fertilizantes alrededor del mundo es insostenible, al tratarse de uno de los commodities más comercializados en el planeta.

Además, la utilización persistente de fertilizantes puede ocasionar exceso de fósforo en cuerpos de agua, los cuales pueden provocar eutrofización, la acumulación de nutrientes en un ecosistema y que permite la multiplicación de algas y otros microorganismos. Estos agotan el oxígeno del agua y bloquean la entrada de la luz en lagos, ríos y océanos, lo que deriva en la desaparición de especies animales y vegetales.

Pero el fósforo ofrece una alternativa consistente en su reciclaje y recuperación de biosólidos humanos, aunque en México no se aplican.

La orina y las heces humanas son renovables y fuentes disponibles de fósforo. La orina es esencialmente estéril y contiene PNK en las proporciones adecuadas.

Su tratamiento y reutilización son muy simples y la Organización Mundial de la Salud publicó lineamientos para el uso seguro de desechos líquidos, excretas y aguas grises en la agricultura.

“Hay una ventaja, que se puede recuperar.  Si bien el fósforo es insustituible, se puede reciclar. Pero la recuperación no se hace en México. No es tan complejo y parecería que no es tan caro”, precisa Valdés.

Países como Suecia, Alemania y Estados Unidos tienen en marcha proyectos para separar la orina de las heces, extraer el fósforo y regar los campos con ese material.

“Combinado con otras fuentes orgánicas, como estiércol y restos de comida, el valor del fósforo en la orina y las heces puede esencialmente sustituir la demanda de fosforita. El costo de sistemas de saneamiento ambiental alrededor del mundo podría compensarse con el valor comercial del fósforo y el nitrógeno que estos aportan”, plantea Cordell.

La cuestión ahora es que el crucial fósforo para la producción agrícola del futuro, no aparece en los planes actuales del gobierno mexicano; una ausencia grave como lo advertía Asimov.