Libro del mes: Daniela Rea & Pablo Ferri, La Tropa

La cultura nociva del Ejército Mexicano
20 Septiembre, 2019
Sin Maniqueísmos

Un teniente coronel emplazado en Chihuahua le dice a un sargento—ya cómplice de sus acciones ilegales pero renuente de continuar—que “ya había valido verga”. Añade que si no colabora en armar unos narcos para atacar una banda rival, “los primeros en ser ejecutados” serán su familia.

Entre las críticas de la nueva Guardia Nacional, quizás la más fuerte es que consiste en más de lo mismo: un cuerpo conformado en gran parte por soldados (43 mil de los primeros 60 mil) y por lo tanto, dispuesto a cometer los mismos abusos y a fomentar la misma magnitud de violencia que ha oprimido México desde 2006.

La Tropa. Por qué mata un soldado (Aguilar), de los periodistas Daniela Rea y Pablo Ferri, da amplio sustento a tales sospechas. En suma, los soldados cometen asesinatos porque se los ordenan y por rencor contra el narco, o los que se parecen al narco. Como deducen los autores: “la violencia es el medio de la Tropa, su fe. La paranoia, su dogma”.

Y su modus operandi—sintetizado aquí tras entrevistas detalladas con más de 20 soldados, el escrutinio de expedientes de la Secretaría de Defensa, la consulta de docenas de fuentes secundarias y una suma de cinco años de investigación—incluye unos inquietantes principios:

 

 - Dispara y después pregunta;

 - Mata a los heridos (cuesta trabajo atenderlos; peor, podrían convertirse en testigos);

 - “Siembra” armas y/o drogas en los cuerpos de los muertos, si resulta que eran inocentes;

 - Cuando tengas presos, es permisible torturarlos (así como te adiestraron);

 - Nunca cuestiones los órdenes, no importa lo abusivo o ilegal que sean;

 - Piensa en los sospechosos como “delincuentes”, en los delincuentes como “enemigos” y en los enemigos como animales ... “muerto el perro, se acaba la rabia”.

 

Dos estructuras refuerzan estos principios. El primero es la cadena de mando: los generales y coroneles habitualmente emiten órdenes de matar, usando lenguaje lo suficiente ambiguo para proteger a ellos mismos de cualquier consecuencia judicial.

El segundo es la cultura de impunidad: de las 36 recomendaciones que la CNDH pasó al Ejército por asesinato entre 2006 y 2017, sólo 4 han logrado condenas, y sólo por la muerte de 7 civiles—7 de los más de 3,900 oficialmente registrados. No hay duda que muchas muertes ocurrieron en balaceras con el narco, pero no se sabe cuántos, porque el Ejército califica cada evento como “enfrentamiento”, aunque se trate de una masacre a sangre fría.

Al fondo, Rea y Ferri sacan a la luz la cultura nociva del Ejército Mexicano, analizándola por etapas: los motivos para ingresar (núm. 1: la pobreza), el entrenamiento (deshumanizante y técnicamente deficiente), el adoctrinamiento sobre “el enemigo” (que resulta siempre mexicano), las operaciones ( “Matar o morir”, se titula ese capítulo) y las consecuencias de haber servido.

Es un trabajo pionero, primero por ser el primer libro periodístico sobre la vida de soldados mexicanos. Segundo, por la persistencia de los autores en conseguir documentos de Sedena, la dependencia menos transparente (y mucho menos que sus equivalentes en EUA, GB o España); también, en ganar la confianza de soldados y ex soldados, algunos encarcelados en el Campo Militar Número 1 (zona virgen para reporteros), otros en pueblos remotos.

La franqueza de estos sujetos es un testimonio a la profunda obra de empatía de los autores, quienes a la vez resisten la tentación de perdonar lo imperdonable, dado que varios han cometido atrocidades. Es un proyecto de entender, no de excusar, aunque las injusticias expuestas aquí sí indignan, como la de la quinceañera ejecutada en Tlatlaya a quien después sembraron un arma.

Uno de los hallazgos más llamativos es lo desechable de La Tropa. Son los soldados que sufren la condena después de que un oficial ordene una masacre. Los condicionan como robots. Les ofrecen mínima atención psiquiátrica. Cuando se dan de baja, a menudo lo antes posible, no es de sorpresa que muchos se afilian al narco.

No se puede descartar La Tropa por sesgadamente “anti Ejército”. Este trabajo es más riguroso que la gran mayoría de los libros sobre la violencia en el país, con su entretejido de entrevistas perspicaces, reportajes de campo, investigación archivística, análisis cuantitativo (pocas obras periodísticas llevan tantas notas al pie), la historia del Ejército y las contribuciones empíricas y filosóficas de los estudiosos de la violencia estatal.

Si el texto tiene imperfecciones, son de estilo. Como es común del sello Aguilar, en la edición falta cuidado, al dejar pasar repeticiones, párrafos fuera de lugar y un exceso de preguntas retóricas. El último capítulo, una meditación sobre el proceso de entrevistar a los que han cometido abusos, habría funcionado mejor como ensayo aparte, ya que pone el reflector más en los autores que en sus sujetos.

Queda un tema por profundizar: ¿de dónde viene tanto desprecio a la tropa por sus superiores? ¿Será por clasisimo? ¿Será por racismo? Se nota que los estados que más soldados proveen son Oaxaca, Guerrero y otros del sur.

Si la Guardia Nacional va a funcionar mejor que el Ejército, no será por sus finos uniformes, ni por ser supervisada por la Secretaría de Seguridad. Será porque se logra efectuar unos profundos cambios de cultura y de aptitud. Va a requerir tiempo, va a requerir dinero y probablemente va requerir el liderazgo de un nuevo Joaquín Amaro, con la visión y capacidad de transformar lo heredado de una institución moralmente corrupta en algo que sirve al pueblo mexicano.

Andrew Paxman Andrew Paxman Profesor de historia y periodismo del CIDE. De origen inglés, es coautor de El Tigre (Grijalbo, 2000; reeditado en 2013), biografía de Emilio Azcárraga Milmo. Fue reportero radicado en México durante los años 90. Luego obtuvo una maestría de Berkeley y un doctorado de la Universidad de Texas. Su segunda biografía es En busca del señor Jenkins: Dinero, poder y gringofobia en México (Debate/CIDE, 2016), que se trata del empresario norteamericano radicado en Puebla, William Jenkins (1878-1963). Su obra más reciente es el libro coordinado Los gobernadores. Caciques del pasado y del presente (Grijalbo, 2018). Ahora está investigando la historia reciente de la prensa mexicana.