Cambio Climático: ¿Aún estamos a tiempo?
Mañana cumple 9 años Regina, mi hija mayor. De acuerdo con la esperanza de vida en México es muy probable que Regina llegue a los 77 años, eso será en 2095. Sus hijos, mis nietos, seguramente sabrán lo que es la vida en el siglo XXII.
A menos de que algo cambie radicalmente en la medicina, una gran parte de los humanos que vivimos hoy no podremos ver ese momento. El futuro es para las nuevas generaciones, pero ¿qué futuro les estamos heredando?
Existe un consenso científico que afirma, que si no hacemos algo radical sobre el nivel de nuestras emisiones de carbono hacia mediados de siglo, para inicios del siglo XXII el mundo será muy diferente al lugar en que vivimos hoy.
Sequías, inundaciones, heladas, cualquier evento medioambiental que hubiéramos vivido hasta ahora será minúsculo en comparación de lo que se viviría a fin de siglo. El fin de siglo no es una fecha arbitrariamente lejana, es algo que mi hija Regina, que esta semana cumple 9 años, muy probablemente vaya a ver con sus propios ojos. La pregunta urgente es si ¿estamos aún a tiempo de evitar los peores efectos del cambio climático?
Conversé la semana pasada con el Dr. Ramón Méndez, científico, exministro de energía del Uruguay, negociador del Acuerdo de París y reconocido como una de las personas más influyentes del mundo por la revista Fortune. La respuesta del Dr. Méndez es un contundente sí, aún estamos a tiempo. No solo es posible, sino indispensable plantearnos como sociedad global la necesidad de evitar la catástrofe climática.
El físico uruguayo nos comparte sus reflexiones sobre este problema.
Lo primero es aceptar lo indiscutible, la crisis climática que vivimos no es un fenómeno natural, es resultado de la actividad humana y el uso de combustibles fósiles desde la revolución industrial. El cambio climático no es una opinión sino un hecho científico irrefutable. Es una pena que muchas personas no crean en el cambio climático, habrá que hacerse trabajo de educación y divulgación. Lo que es inaceptable es que haya líderes políticos que nieguen este hecho.
En segundo lugar, la crisis climática demanda una drástica reducción de nuestro nivel de emisiones. El gran problema es que el crecimiento económico y las emisiones están estrechamente ligadas. Romper esta relación requerirá un cambio tecnológico como nunca ha sucedido. La descarbonización y la transición hacia fuentes de energía renovables son los retos pendientes de esta generación.
En tercer lugar, tiene que reconocerse que la crisis ambiental tiene implicaciones muy importantes sobre la equidad. Se estima que el 10% de la población más rica del planeta es responsable del 50% de las emisiones. Para más de la mitad de la población su única fuente de energía es la madera que tiene que recolectar con sus propias manos. Resolver la crisis climática, necesariamente demanda atender estos problemas.
El Dr. Ramón Mendez y el autor en la entrevista (Foto: Arena Pública)
El Dr. Méndez reflexiona, que más allá de las soluciones tecnológicas, se requiere de un cambio de paradigma de nuestros sistema económico. Tendemos a pensar que todos los problemas se arreglan con dinero y tecnología cuando en realidad no hay evidencia de que esto sea cierto. Si bien, es posible que algún día descubramos una fuente de energía que permita el crecimiento ilimitado sin ningún costo ambiental, la realidad es que estamos a décadas de alcanzar algo así. La fusión nuclear es un sueño y lo seguirá siendo al menos hasta el próximo siglo. En tanto, nuestras soluciones tecnológicas pueden detener la crisis ambiental solo si cambiamos nuestro modelo económico.
Un asunto urgente que trae a la mesa el Dr. Méndez, es la necesidad de cambiar nuestra manera de medir el desempeño económico y el bienestar. El crecimiento exponencial de la economía, parece que es incompatible con la preservación del entorno que sostiene esa misma economía.
Debemos superar el uso de métricas monolíticas como el PIB como la piedra angular de la medición del bienestar, ya que es incapaz de dimensionar correctamente el costo ambiental del crecimiento. Hay alternativas. La economista británica Kate Raworth y su Modelo de la Dona, propone un tablero multidimensional que toma en cuenta indicadores económicos tradicionales, así como métricas de equidad y sostenibilidad ambiental para construir un cuadro más completo sobre el bienestar de las naciones.
La última reflexión es sobre la naturaleza misma de la innovación. Debemos construir una nueva gobernanza global que permita el uso y explotación eficiente y equitativa de nuevas tecnologías que permitan avanzar hacia la descarbonización.
No se trata de inhibir la innovación, o prohibir las ganancias a las empresas, sino asegurar que las soluciones tecnológicas lleguen a quienes más las necesitan. La economista italo-americana Mariana Mazzucato afirma que esto no se logrará a espontáneamente a través del mercado, sino que se requiere de un Estado innovador, que moldeé y de dirección a ese mercado.
El Dr. Ramón Méndez fue ministro de energía, en un primer periodo durante la presidencia de Tabaré Vazquez y luego de José Mujica. Durante su gestión, el pequeño país sudamericano logró cambiar su matriz de energía y transitar hacia una generación mayoritariamente de renovables. Uruguay nos muestra que la descarbonización no es un sueño inalcanzable, cuando existe la voluntad política para lograrlo.
La América Latina es el continente de la soledad, del laberinto de Paz y los cien años de Gabo. Pero no tenemos por qué estar solos. Mirar al sur, aprender de nuestros países hermanos, replicar lo que sirvió, evitar lo que no y entender que nuestra circunstancia política no es única, sino una realidad compartida, puede ayudarnos en México, y al resto del continente a poner nuestro grano de arena para resolver la mayor crisis de nuestro siglo.
Hay motivos para ser optimistas, hay motivos para que Regina festeje su cumpleaños.