Greenflation, el otro reto para las energías renovables en México
Para las empresas mexicanas de energías renovables, la inflación en materias primas puede ser una gran amenaza a futuro.
Este fenómeno, al que algunos expertos denominan también como “greenflation”, no es exclusivo de México. Se trata de un problema común para todo el sector de energías renovables a escala global, y que se ha hecho más grave a medida que más países y empresas refuerzan sus planes para avanzar hacia un futuro cero emisiones, paradójicamente haciendo más difícil la ejecución de estos planes para frenar el cambio climático.
No es un problema exclusivo de las empresas de generación eléctrica. El CEO de Stellantis, Carlos Tavares, afirmó recientemente que el nivel de precios entre los materiales necesarios para el desarrollo de vehículos más verdes podría hacer insostenibles las exigencias de los gobiernos y la sociedad civil para transitar a un futuro totalmente cero emisiones.
Por el otro lado, aunque especialistas en todo el mundo concuerdan que la tendencia de los precios seguirá siendo al alza en el corto plazo, creen que es inevitable que bajen en un par de años, lo que significaría que la viabilidad de dichos proyectos a largo plazo se mantenga intacta.
Las empresas mexicanas, como estos otros jugadores internacionales, se muestran optimistas que este problema será temporal, presumiendo que incluso con la greenflation sus operaciones de generación de energías renovables actualmente se mantienen rentables, solo con proyecciones de retornos de inversión más extensas.
Sin embargo, esta inflación sí podría complicar el contexto legislativo que se vive en México, con una política nacional enfocada a favorecer la generación estatal de electricidad mediante el aprovechamiento de combustibles fósiles.
Y es que, aunque las perspectivas de negocio a largo plazo se mantengan intactas a pesar del aumento de precios en materias primas, este fenómeno podría servir como munición para fortalecer el actual discurso político pro-reforma de la administración federal.
Origen y consecuencias inmediatas de la greenflation
La Agencia Internacional de Energía (IEA) apunta que desde principios del 2020 y hasta octubre pasado, los precios de muchas materias primas ligadas directamente a las energías renovables han presentado incrementos sustanciales. El acero, el cobre y el aluminio, que tiene un rol más protagónico en este sector que en su contraparte Oil & Gas, se han apreciado en 52%, 56% y 79% con respecto a enero del 2020. Pero el polisilicio, un material clave para la producción de paneles solares, cuesta 4.4 veces más.
Fuente: IEA
Javier Romero Durand, secretario de Asuntos Internos de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES), apunta que esta greenflation representa un giro de tuerca frente a la tendencia pre-pandemia. “Los precios venían teniendo una baja constante y significativa en los últimos cinco, seis años. Solo se detuvieron a finales del año pasado”, afirma, diciendo que las raíces de estos incrementos se pueden observar “por un lado por la pandemia y por otro lado también por la mayor demanda tanto de obleas de silicio y paneles solares, así como el tema de contenedores, pues el transporte marítimo también se disparó hasta en 1,000% frente a antes de la pandemia”.
Estos incrementos no son menores y podrían tener un impacto de peso en el corto plazo. Luis Gerardo Sánchez Stone, director general de la empresa de generación fotovoltaica Ergosolar, dice que “el panel solar representa, aproximadamente, un 40% de los costos variables de un proyecto de energía fotovoltaica […]. El panel solar, ya como unidad, ha tenido aproximadamente un incremento del 20% en el mercado. En una aproximación simple, esto representa un incremento del 8% en los costos generales de un proyecto solar”.
Y similar a lo que ocurre en el contexto de los semiconductores, una solución del lado de la oferta no sería suficientemente expedita para resolver la problemática. Javier Romero Durand afirma que solo la producción de silicio “requiere de inversión fuerte […], no es tan fácil [instalar nueva capacidad en la región]. Para las obleas de silicio y las celdas solares, prácticamente no hay ningún fabricante en Latinoamérica y muy pocos en Estados Unidos. Casi todos están en Asia, en China en específico. Y al tener un mercado local más dinámico, pues toda su producción se la está llevando el mercado local”.
Optimismo y amenazas ocultas
Aún en este contexto, el mercado percibe el impacto directo de la greenflation como limitado para el desarrollo de las energías renovables en México. Luis Serra, decano de investigación de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey (ITESM), apunta que el impacto de estos precios en la rentabilidad de estos proyectos sería marginal.
“Cuando tú piensas en un proyecto de parque de generación eléctrica, estás pensando en un horizonte de 20, 30 años. No solo ves al año próximo. Y la expectativa es que este fenómeno inflacionario a nivel global podría extenderse hasta mediados del próximo año. Tal vez un poco más […]. Es un reto manejable, en el grado que está ahorita”, afirma.
Incluso algunos agentes internacionales señalan que la greenflation es simplemente un fenómeno con el que los mercados deben aprender a convivir. Esto, porque el desarrollo de energías renovables necesariamente significa que habrá costos mayores a los productores y precios más altos para los consumidores por el beneficio añadido de una energía de menor impacto ambiental que las alternativas más tradicionales.
Y para reiterar la idea que la greenflation es manejable, Luis Gerardo Sánchez Stone apunta que hay varias estrategias que se podrían implementar para limitar su impacto: “A nivel micro, necesitamos procesos más exigentes de compra […], eficientar las compras, hacer alianzas con otras empresas solares en México para hacer compras en volumen”.
Esto no significa que el alza de precios no pueda ser una amenaza para el sector de energías renovables. Luis Serra considera que la incertidumbre jurídica creada por la propuesta reforma energética es una amenaza más grande que cualquier efecto inflacionario. Pero la reciente greenflation, señala, podría servir como un argumento para defender la validez de la iniciativa legislativa, particularmente en lo que se refiere a la designación del litio como mineral estratégico.
Y es que, apunta Luis Serra, la actual administración ya ha usado anteriormente los movimientos de los mercados internacionales para justificar y respaldar su política pública: “La reforma energética de 2013 empezó a ser discutida desde tiempos de Zedillo […] y Fox la retoma como una posibilidad porque el precio del petróleo estaba alto […]. Cuando entra Peña, seguían altos y se obtiene el consenso político para sacarle jugo a este tema”.
Pero entonces, señala, “les duró el gusto año y medio, porque en el tercer cuatrimestre de 2014 se desploma el precio, y a partir de ahí se mantuvo bastante deprimido los siguientes tres años. Y eso siguió para fortalecer el discurso de Andrés Manuel […]. Justo ahora puede pasar algo similar: El precio va para arriba, entonces nos conviene avanzar esta reforma. Incluso podrían abandonarla en todo lo demás, pero retomarla en el tema de litio. Puede ser”.