Ante protestas Venezuela apaga intermitentemente el internet; el costo sería de 38 millones de dólares
¿Por qué es importante? La decisión de un gobierno de dejar de brindar internet a la población no solo es un símbolo de represión al derecho a la comunicación, sino que también tiene un fuerte impacto económico.
¿Qué sucedió? El 23 de enero de 2019 millones de venezolanos marcharon contra Nicolas Maduro y la Asamblea Nacional proclamó como presidente a Juan Guaidó.
La organización civil NetBlocks, dedicada al cuidado de los derechos digitales, seguridad cibernética y gobernanza del internet, confirmó interrupciones significativas del servicio de internet en Venezuela.
NetBlocks ha detectado importantes interrupciones de Internet en Venezuela que afectan a YouTube, la búsqueda en Google, los servidores para la plataforma móvil de Android y otros servicios a partir de las 14:00 UTC del 23 de enero de 2019. Los servicios de redes sociales están notablemente interrumpidos, con Facebook e Instagram interrumpidos intermitentemente.
Confirmed: Major Internet disruptions in #Venezuela amid protests; YouTube, Google search and social media knocked largely offline #KeepItOnhttps://t.co/ZMKgc4SU81 pic.twitter.com/XqXZStWQcG
— NetBlocks.org (@netblocks) 23 de enero de 2019
Las cifras hablan: De acuerdo con la misma organización, un día de bloqueo del Youtube, Twitter, Instagram, Whatsapp y Facebook tendría un impacto en la economía venezolana de 38 millones 601 mil dólares.
¿Qué hay que ver? En el siglo XXI el internet y las redes sociales juegan un papel clave en el desarrollo político de un país, pues pueden dirigir las preferencias hacia un lado u otro de la balanza.
El mismo 23 de enero la red social Instagram eliminó la insignia de verificación a la cuenta de Nicolás Maduro en la que se asume como presidente de Venezuela. Por otro lado, verificó y aceptó la cuenta de Juan Guaidó como presidente de este país, generando así una declaración política de a quien reconocía.
El creador de Facebook, Mark Zuckerberg muchas veces ha afirmado que administrar una compañía con millones de interacciones diarias es más parecido a dirigir un país, que a ser dueño de una empresa.
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