AMLO apuesta por hidroeléctricas, pero ¿son suficientes para la transición energética?
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) apuesta a la generación de energía hidroeléctrica en su reforma energética, ¿pero es suficiente para cumplir con los compromisos climáticos del país?
Para el titular del ejecutivo la respuesta es sí, o por lo menos así lo aseguró a John Kerry, enviado presidencial especial de los Estados Unidos para el Cambio Climático, a quién López Obrador le dijo en su reciente visita a México que sería a través de la renovación de las plantas generadoras de energía hidroeléctrica que se lograría cumplir con los compromisos de sostenibilidad adquiridos por el país.
“La energía más barata y más limpia es la que se genera en las hidroeléctricas. Ahora estamos invirtiendo para modernizarlas, tenemos 60 hidroeléctricas, pero subutilizadas. Ahora vamos a cambiar turbinas, equipos, para producir más con el agua que tenemos en los embalses”, le dijo el Presidente a Kerry.
Según la iniciativa de reforma eléctrica, AMLO propuso que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) aumente su participación en el mercado a 54% del mercado, priorizando como fuente de generación de energía eléctrica a la red de plantas hidroeléctricas del país a través de la modernización de sus turbinas, la cual ya está en marcha con una inversión de 1,000 millones de dólares en 14 plantas iniciada en julio pasado.
Para el financiamiento inicial del proyecto, la empresa estatal señaló que se llegó a un acuerdo con la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), para adquirir un crédito a 25 años por 200 millones de euros, préstamo que además contará con la asesoría técnica de la empresa Electricité de France (EDF).
Las plantas de energía hidroeléctricas funcionan a través de la caída controlada del agua sobre una serie de turbinas instaladas en una represa. Según la última actualización del Inventario Nacional de Energías Limpias (INEL) correspondiente a 2016, en el país existen 101 centrales hidroeléctricas tanto de CFE como de privados, entre grandes (mayores a 30 MW) y pequeñas (menores a 30 MW) de capacidad instalada.
En conjunto con la generación hidroeléctrica, el Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) 2021-2035 señala que hasta 2020 la capacidad instalada de generación de energías limpias (eólica, solar, nuclear, geotérmica, cogeneración eficiente y de bioenergía) alcanzaba el 35.5% del total en el país, por encima de la primera meta del 35% contemplada por los Acuerdos de París; aunque sin la cogeneración eficiente -que es considerada limpia pero no renovable- este porcentaje se reduce a 32.7%. El Programa añade que hasta el 30 de abril de 2021, el porcentaje se había incrementado 36.47% considerando las centrales en pruebas.
La capacidad instalada de energías limpias ha crecido 9.69% desde el 2019 mientras que las energías convencionales han crecido en 4.01%. Aunque, si son comparadas con las cifras del Prodesen 2018-2032, la cifra es aún mayor para las renovables (39.32%) y menor para las no renovables (2.45%), debido principalmente a la disminución de la generación termoeléctrica convencional y la de turbogas.
Sin embargo, la mayor parte del aumento presentado en las renovables -principalmente la eólica (con 2,769 MW adicionales) y la solar (con 5,004 MW) se ha dado por parte de la generación privada. La CFE sólo cuenta con una capacidad de 926 MW de energía fotovoltaica y no utiliza tecnología eólica.
Por ello, para Jorge Villarreal, director de Política Climática y Transporte de Iniciativa Climática de México, la transición energética del país no puede basarse solamente en el proyecto de modernización de las hidroeléctricas.
“La hidroeléctrica tiene un límite natural por los embalses y niveles de precipitación que aunque las repotencien necesitan diversificar con energía eólica o solar de gran escala. Pero también es importante que en los programas oficiales de planeación de las inversiones y en el presupuesto se vea reflejada [la inversión en energías renovables]” declaró en entrevista.
El Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2021-2035 señala que la capacidad instalada de las hidroeléctricas en el país era de 12,125 MW, para el caso de la plantas de la CFE, mientras que las plantas privadas solo generan 489 MW, con lo que la potencia de ambas suma el 15.2% del total de la capacidad eléctrica instalada en el país.
Según Manuel Bartlett, presidente de la CFE, el Plan Integral de Modernización de Centrales Hidroeléctricas, nombre oficial del proyecto de modernización, aumentará la capacidad de generación anual en 1,860 GWh, equivalentes a 6 parques eólicos u ocho parques fotovoltaicos de 100 MW, sin construir infraestructura adicional; pero, como señala Villarreal, a la fecha el Plan aún no es público.
En entrevista Ana Palacios, investigadora del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y experta en Hidroenergías, señaló que es viable que sea la energía prioritaria, pero "se requiere aumentar la capacidad instalada Hidroeléctrica para poder sustituir la generación de otras fuentes, por lo menos en otros 12,000 MW y suplir las necesidades de demanda que cubren las energías eólicas y solares, y así mantener bajas tarifas".
Además de la renovación agrega, se requiere de un esfuerzo de inversión y desarrollo de infraestructura hidráulica nacional, incluso aprovechando las actuales presas de riego (mas de 4,462 presas, entre ellas 181 de gran capacidad algunas ya con sistemas hidroeléctricos) y equiparlas; modernizar las actuales pues el 50% de ellas ya cumplieron su vida útil de 50 años y el aprovechamiento local de pequeñas centrales social y ambientalmente sustentables para las regiones que no tienen acceso al Sistema Eléctrico Nacional.
Hidroeléctricas, con beneficios y riesgos
Uno de los principales problemas que puede tener la generación a partir de energías renovables es la intermitencia, originada por la propia naturaleza de las fuerzas utilizadas para la generación.
Este fue incluso un argumento de la Secretaría de Energía en el marco del primer intento de reforma eléctrica a principios de año, en el que se argumentó que la intermitencia de la energía solar -por los días nublados y la propia noche- y la eólica -por la falta de viento- las convertían en un riesgo para el Sistema Eléctrico Nacional. Sin embargo, como advierte Villarreal, la energía hidroeléctrica no está exenta rriesgos similares; la generación puede reducirse de forma más duradera y, por ende, más grave.
“También es variable, dependiendo del embalse de las presas. A veces 14%, a veces el 13%, incluso ha habido años con solo 11% de generación” comentó el experto. Un ejemplo de ello es que la generación hidroeléctrica alcanzó 38,822 GWh en 2014 desde sólo 27,958 GWh generados el año inmediato anterior. La CFE explicó en ese entonces que el alza se debió a las fuertes lluvias que se registraron en aquel año, aunque los siguientes años la generación se mantuvo constante entre alrededor de los 31,000 GWh.
La especialista del IMTA asegura que aunque es cierto la mayoría de las hidroeléctricas no cuentan con un volumen de operación para generación eléctrica a lo largo de todo el año, "es una energía despachable por su operación inmediata, es una generación firme o base, es decir tiene la capacidad de mantener una operación constante y permitir la entrada de otras fuentes de generación renovables, que tienen variación horaria y diaria" .
Sobre el costo de inversión y financiamiento, así como el tiempo de construcción de central hidroeléctrica, Palacios señala que se encuentra de 3 a 10 veces mas, por ello no son una competencia bajo las reglas actuales del Mercado Eléctrico Mexicno (MEM). Sin embargo, en los últimos años se ha identificado que la generación hidroeléctrica ha disminuído el costo de kWh producido llegando a alcanzar cerca de los $0.7/kWh.
Lo que sí conoce es el conflicto socioambiental que generan las presas, sean hidroeléctricas o de abasto hídrico, pues los procesos de construcción modifican el cauce de los ríos afectando el medio ambiente local en forma de desabasto de agua para cierta comunidades y mayor riesgo de inundaciones para otras, como ha ocurrido en el caso de la Presa El Zapotillo.
“Usualmente la opinión pública comenta sobre los conflictos socioambientales de los grandes proyectos de energía renovable, principalmente los eólicos por el caso de Juchitán. Pero de pronto el país olvidó que la CFE y la construcción de las grandes hidroeléctricas también conllevó un impacto en varias de las localidades donde se llevaron a cabo las obras”.
Para evitar el conflicto socioambiental, Palacios puntualiza que deben realizarse los debidos estudios, las consultas, el seguimiento en el desarrollo de nuevos proyectos, desde su planeación hasta su operación con lo que en lugar de un conflicto pueden detonarse beneficios más allá de la energía.
"Tienen la capacidad de brindar seguridad hídrica al país, dado que proporcionan: almacenamiento de agua para riego y agua potable en las ciudades y regiones con escasez; y ante los efectos de variabilidad y cambio climático brindan seguridad hidrológica ante el riesgo de inundaciones, son presas para control de avenidas; asimismo bajo un adecuado seguimiento y atención social se convierten en proyectos detonadores de las economías locales", explicó la experta.
Algunos investigadores mantienen un debate activo en torno a la verdadera “limpieza” de la energía hidroeléctrica, pues algunos estudios señalan que la construcción de los embalses podrían generar emisiones de metano -un gas aún más dañino que el dióxido de carbono- al momento de descomponer la flora existente en el área previamente existente. No obstante, no es una hipótesis avalada todavía por la comunidad científica.
La hidroelectricidad tiene un gran potencial en el país, pero los expertos advierten que la transición energética no debe de cargar toda la generación a una sola fuente de energía, sino de diversificar la matriz energética de manera que pueda realizarse un uso inteligente de las diferentes tecnologías de generación que permitan construir sólidamente la seguridad energética nacional.