Violentaron medios su ética con falsas encuestas electorales: César Ortega
México lo vivió en 2006 y 2012, pero las consecuencias llegaron en 2018. Las personas dejaron de confiar en las encuestas electorales y César Ortega de la Roquette entiende su frustración.
Cuando los medios de comunicación confunden peras con manzanas o sondeos con encuestas, el director del comité de Estudios Electorales de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado (AMAI), César Ortega, advierte sobre la corresponsabilidad periodística en la desconfianza por las encuestas.
“En la ley hay una normatividad que se debe cumplir, que establece el Instituto Nacional Electoral en lo que se refiere a la elaboración y publicación de encuestas de preferencias electorales”. Cualquier mesa de redacción o editor puede asegurarse de que una encuesta esté bien hecha, explica Ortega.
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Durante las campañas presidenciales de 2018 no fue extraño encontrar al menos una decena de portadas de periódicos y medios digitales que dedicaron sus notas principales a una diversidad de mediciones de preferencia electoral que, en muchas ocasiones no eran encuestas pero que se vendían como representativas.
Uno de los ejemplos más llamativos -y criticados- fue el sondeo a universitarios publicado por el periódico Reforma el 17 de abril en su portada. Los resultados daban un 45% de preferencia a Ricardo Anaya y un 21% a Andrés Manuel López Obrador, cifras a contracorriente de las tendencias observadas en encuestas.
Sondeo a universitarios de Grupo Reforma publicado en portada del 17 de abril.
Si bien el periódico señaló que se trataba de un sondeo -que por su método no implica resultados representativos- no señaló explícitamente en su portada la falta de representatividad; y si un lector desconocía la diferencia entre una encuesta y un sondeo, podía fácilmente confundirse.
Por situaciones como ésta, entre muchas otras ocurridas en los últimos meses previas a la elección, Ortega insiste en una labor conjunta entre casas encuestadoras y medios de comunicación para enseñar a la gente a leer los diferentes ejercicios de medición, pues asegura que “a las encuestas más que creerles, hay que entenderlas”.
Sin embargo, este trabajo colaborativo se entorpece cuando “muchos comunicadores se van con la finta y creen que es lo mismo hacer una encuesta en Facebook que hacer una encuesta correctamente … que nos guste o no, tiene que ser una encuesta en hogares para poder encontrar a la gente”.
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Pero Ortega es benévolo con los periodistas; apela a su ignorancia del método más que a una falta de ética. Sin embargo, es contundente cuando afirma que, cuando un medio difunde una encuesta falsa -sin los métodos que la ley requiere para ser llamada encuesta- es igual a difundir una 'fake news'; cuando el trabajo del periodista es no publicar una nota hasta no verificar que lo que está diciendo es cierto.
“El uso propagandístico de las encuestas hace mucho daño y en esta elección fue tremendo” afirma Ortega, quien durante la entrevista tampoco puede ocultar el cuestionamiento a las críticas que su gremio recibió en columnas de medios de comunicación y redes sociales.
“¿Por qué tanto brinco estando el suelo tan parejo?”, pregunta. “En ningún momento se cruzaron las líneas, las distancias entre el primero y segundo lugar fueron gigantescas, las coincidencias de las encuestas eran muy, muy importantes”. Y Ortega remata señalando que tantos ataques a las encuestas pusieron en evidencia que algunas intenciones no eran particularmente buenas.