Los grandes cambios económicos de AMLO llegarían hasta 2020
Conoce todas las caras de la economía mexicana aunque su nombre no aparezca con frecuencia en la prensa.
La pública, la privada, la académica y la de consultoría. Oscar Vera Ferrer es doctor en economía por la Universidad de York, Inglaterra; ha sido catedrático en varias universidades como el ITAM, la Universidad Panamericana (UP), la Universidad de Alberta, Canadá, entre otras.
Durante la década de los 90, clave en la historia económica de México, Vera ocupó el puesto de Director General del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), representó a México en el Grupo de Asesores Económicos de Empresa y fue el Economista en Jefe para México y América Latina de Deutsche Bank Securities.
Es un consultor independiente asediado. Ha sido llamado de la Oficina de Asesores de la Presidencia de la República, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de órganos de las fuerzas armadas, del Centro de Estudios en Economía y Educación (CEEE) y de diversas empresas y organismos privados del país. También es consejero de multinacionales asentadas en México.
Oscar Vera se define como neoliberal, pero acepta que el modelo económico que se ha implementado en México tiene fallas. Su política social -tan pronunciada en las últimas campañas electorales- ‘es asistencialista y clientelar’, señala.
Su estilo directo, sin ambages; no acepta concesiones. La entrevista, que se desarrolla en las oficinas de Arena Pública, tiene como fin que el economista independiente retrate con su mirada la situación actual de la economía mexicana previa a las elecciones. Pero, sobre todo, que de su valoración sobre la posible llegada de López Obrador al poder y sus efectos inmediatos y mediatos sobre la economía. ¿Qué hay de los riesgos que enfrenta México hacia 2019?
Oscar Vera fue claro: El planteamiento de López Obrador sobre revisar el modelo de desarrollo es válido, "pero no hay garantías"
En los primeros dos años el candidato de Morena, de llegar a la Presidencia, solo podrá llevar a cabo algunos actos simbólicos como no renovar las pensiones de los expresidentes, pero es difícil que modifique las finanzas públicas inmediatamente.
En especial porque “para realizar los cambios en programas sociales y dar becas a los jóvenes, se debe empezar por cambiar leyes como la de desarrollo social” y para reducir los salarios de funcionarios públicos “tendrían que liquidar a todos los actuales y recontratarlos, y para eso hay que hacer un nuevo tabulador de la administración pública federal”.
Si tuviera que describir brevemente el estado de las finanzas públicas de cara a las elección ¿Cómo lo haría?
Hay que ver los últimos tres años. Llevamos tres años de un esfuerzo por ir reduciendo el déficit fiscal con la idea de reducir la deuda pública, que llegó al 50% del PIB hace un año, y ha habido una disciplina bastante estricta.
Hasta el año pasado se logró reducir la deuda pública en 48% del PIB. Había proyecciones que hablaban de que estaría en más de 50%-55%, pero ha habido un esfuerzo que ha sido ayudado por varias cosas.
Por un lado, la baja en las tasas de interés para nuestros estándares. El precio del petróleo, del que se habla poco, pero que se ha recuperado bastante; ahora el precio del petróleo mexicano anda arriba de los 60 dólares, entonces ha habido más ingresos para las finanzas públicas.
Aunque para este año, de acuerdo con las estimaciones de la Secretaría de Hacienda, el déficit público se va a duplicar como porcentaje del PIB, con relación al del año pasado. Es un déficit comparativamente bajo, pero es un cambio de tendencia después de tres años de estar reduciéndolo hasta en 1.1% el año pasado. Ahora se ha aflojado un poquito, supongo que por razones políticas.
En general, la fotografía de las finanzas públicas es que están razonablemente estables. Aunque con focos amarillos por varios lados, como es el caso de las pensiones, del ciclo de alza que empieza haber en las tasas de interés externas. Independientemente de la situación política aquí, el entorno externo se ve más complicado para los próximos dos años.
De hecho en Estados Unidos ya está la discusión si en 2020 va a haber una recesión o no, aunque eso todavía es muy especulativo.
Desde hace mucho no he estado de acuerdo con la tesis oficial -y de muchos analistas- de que las finanzas públicas son sólidas o sanas. No, las finanzas públicas tienen muchos asegunes como el gasto de pensiones, el de pago de intereses, un gasto muy rígido ya comprometido por ley; los programas sociales, etcétera.
¿Tienen 'pies de barro´ las finanzas públicas que se van a entregar al siguiente gobierno?
Quizá 'pies de barro' es un poco exagerado, porque eso quiere decir que en cualquier momento se pueden colapsar; pero digamos que los cimientos están ‘sentidos’. Si se toman malas decisiones en los últimos meses de este gobierno o primeros del próximo se podría complicar mucho la situación.
¿Y cuál es la 'fotografía' de la inversión y del consumo a este corte del primer semestre del año y previo a la elección del primero de julio?
En la parte de inversión pública prácticamente todo el sexenio se ha contraído desde 2014 o 2013. Este año tiene un pequeño repunte en el primer trimestre, pero en todo el periodo ha sido una caída muy fuerte que se explica fundamentalmente porque la mitad de la inversión pública es Pemex y hay contracción de la inversión en Pemex por sus problemas financieros.
La inversión privada estuvo creciendo hasta 2016, pero desde la segunda mitad de ese año, todo el año pasado y el primer trimestre de este año, prácticamente ha estado estancada. Unos trimestres con crecimiento de 1%, el siguiente cae 2%. Si lo viéramos en una gráfica prácticamente veríamos una línea de cero crecimiento.
Se lo atribuyo un poco al lento crecimiento de la economía, a las incertidumbres del entorno externo y a las incertidumbres del ciclo político.
El consumo fue el motor de crecimiento del mercado interno hasta el año pasado; pero el gasolinazo, la corrección de precios del gas y la devaluación acumulada que traía el peso motivaron el repunte de la inflación que, comparado con las revisiones salariales, todo el año pasado el salario perdió poder de compra. El salario real tuvo una caída el año pasado.
La caída de la inflación ahora hace que no se esté perdiendo el salario real, aunque todavía no empieza a recuperarse, pero eso debilitó el consumo interno y lo vimos por ejemplo en la venta de autos que empezó a bajar, la ventas departamentales y de autoservicio; caídas en términos reales pequeñas pero continuas.
El consumo se ha debilitado, aunque no se ha visto muy reflejado en el crecimiento global porque desde el año pasado que se empezó a debilitar el consumo, el sector exportador empezó a crecer muy fuerte y hasta el día de hoy siguen muy fuertes las exportaciones, tanto petroleras, por el precio del petróleo, como las no petroleras que están creciendo a tasas de 8% - 9%, que en dólares es muchísimo.
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Si tuviéra que definir en una frase el estado actual de la economía ¿Cuál sería?
En la parte de crecimiento diría crecimiento inercial. Con la tasa del 2%, que va a ser promedio de todo este sexenio, mantenemos la inercia de crecimiento sostenido como señala y enfatiza mucho la autoridad, pero lento.
Cuando se compara por sexenios, este no se ve tan mal porque no hubo ninguna crisis en medio. En este año no ha habido crisis interna o externa, por lo que sí se ha mantenido un crecimiento, pero lento y muy por debajo de lo que eran las predicciones al inicio de este sexenio; ahorita deberíamos estar creciendo más del 5%, según ellos.
En la parte de estabilidad: inflación y tasas de interés, creo que está razonablemente bien. Salvo el repunte que hubo el año pasado por la conjunción de la devaluación del peso y la liberalización del precio de los energéticos, particularmente gasolina y gas, vamos hacia una tendencia de una inflación alrededor del 4% para este año, que está todavía por arriba de la meta del Banco de México, pero no se ha desbordado ni se ve que se vaya a desbordar.
Mi mayor preocupación viendo la economía en su conjunto es el estancamiento de la inversión. Ningún país, ninguna economía puede crecer si la inversión no crece. No solo tenemos una tasa de inversión baja como porcentaje del PIB, sino que además no ha crecido.
Incluso la Inversión Extranjera Directa, en el primer trimestre de este año cayó 29% con relación al primer trimestre del año pasado. También ahí se ha mantenido en general la inversión extranjera, pero tampoco crece. Y si aspiramos a crecer rápido con las reformas que se han hecho, uno esperaría que con la inversión se tiene que crecer. Si no estamos condenados a una trayectoria de crecimiento lento, con todas las consecuencias para el empleo o para la mejora del poder adquisitivo, salarios etc.
Usted es consultor y consejero de empresas importantes asentadas en México ¿Cómo siente el pulso de los empresarios y de los capitales en México ante la elección y lo que viene después de ella?
Por razones del proceso político hay cautela. No diría que hay un sentimiento negativo, básicamente es una actitud de “vamos a esperar y ver que pasa”.
Si vemos las inversiones asociadas a las rondas de licitaciones de la reforma energética, esas no han parado. La preocupación es hacia adelante. ¿Qué va a pasar si el nuevo gobierno frena las licitaciones o cambian un poco los términos?
Pero por lo que se ha hecho hasta ahora, veo mucho entusiasmo por parte de los inversionistas. ¡Claro! Es el segmento de lo energético, que es un sector virgen para la inversión privada, porque estuvo cerrado 70 años.
Sobre las empresas establecidas y grandes, esas siguen invirtiendo porque son relativamente inmunes a los eventos políticos, en el sentido de que el mercado ahí está. Aunque haya un cambio de gobierno o de políticas económicas, la gente va a seguir consumiendo. Lo que no veo es entusiasmo, sino cautela; el “vamos a ver que pasa”. Eso es en lo que refiere a empresarios nacionales.
Donde diría que hay más preocupación, aunque lo que dice la prensa es lo contrario, es en los empresarios extranjeros. La prensa siempre reporta que “los extranjeros tienen más confianza en México” ¿Pero en base a qué lo dicen? ¡A los reportes que hacen sus analistas aquí en México! Que por definición siempre van a ser optimistas.
Por ejemplo, el día que un analista de alguna institución financiera nacional saque un reporte que diga ´la situación es mala y es preocupante hacia adelante´ ¿Qué negocio va a ir con ese banco?. La gente va a decir “si ustedes están diciendo eso yo no voy a tomar crédito, yo no voy a arriesgar”, por lo que siempre hay un sesgo positivo, y la gran mayoría de los reportes de los extranjeros son de las instituciones extranjeras con analistas aquí, por lo que dicen: “tenemos confianza que no va a pasar esto, que no va a pasar aquello”, pero no son muy objetivos.
Hablando directamente con los extranjeros, en los últimos meses he tenido el doble de consultas de empresas y empresarios extranjeros que de nacionales.
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¿Por esta preocupación?
Por la incertidumbre del “¿Qué puede pasar?”. No una preocupación por las finanzas públicas, sino que puede venir algo desconocido: si hay un cambio de gobierno y gana Morena, no se sabe qué pueda pasar.
Es preocupación por lo desconocido. Algunos pueden ser muy pesimistas, así como hay gente que es muy optimista y dice que no va a pasar nada, pero el indicador relevante es el que acabo de mencionar: dos a uno las consultas de empresas extranjeras.
¿Cuál es su apreciación general respecto a las ideas de López Obrador y del plan económico económico de su equipo teniendo en cuenta que es el puntero en todas las encuestas?
Hay que ser cauteloso. Por razones de mi trabajo he estudiado en detalle el proyecto alternativo de nación y evidentemente se ve que hubo muchas manos ahí, es un 'collage' de temas, estilos y cifras. Abarca de todo.
Si lo tomamos al pie de la letra las cifras no cuadran. El ejercicio de cuantificar los posibles ahorros, gastos y costos de lo que es cuantificable, porque hay cosas que no se pueden cuantificar bien, y llevarlo a la práctica literalmente sí significaría un incremento del déficit público; que por otro lado López Obrador ha prometido que no va a subir. O un incremento de la deuda pública, que también se ha comprometido a que no la va a aumentar.
Yo digo que hay que ser cauteloso porque podríamos hacer una crítica similar a los Planes Nacionales de Desarrollo, que son letra muerta. Se hacen porque la ley dice que hay que hacerlos y López Obrador si gana va a tener que hacer uno; pero no ha habido un solo Plan Nacional de Desarrollo que se haya cumplido desde el primero que hizo Carlos Salinas con Miguel de la Madrid como presidente.
Es una expresión de buenos deseos, se presenta, se hace un evento en Los Pinos y se archiva.
Criticar que el proyecto, que tiene mucho de campaña política, no cuadra, se me hace un poco injusto. Y no digo que esté de acuerdo con muchas de las cosas que dice, pero esos documentos tienen otro fin, son documentos políticos.
¿Qué opino de las ideas? Definitivamente creo que es muy válido el planteamiento de que hay que revisar el modelo de desarrollo. ¿Por qué? ¡Por 50 millones de pobres y por muchas otras razones!
Yo me considero neoliberal, pero es evidente que no se ha llevado bien el modelo actual, que tiene fallas; la política social es asistencialista y clientelar; nada nos garantiza que con un gobierno de López Obrador no suceda lo mismo, pero de lo que hay, hay cosas que no han funcionado.
La forma de hacerlo es donde va a estar el detalle y vamos a ver qué tanto puede hacer.
En el proyecto de nación de López Obrador una de las partes importantes es la descentralización de la administración pública federal, de las secretarías y algunos organismos públicos. Con perdón de la palabra, es una verdadera estupidez.
Es muy claro que se sentó un grupo de gente, agarraron un mapa y dijeron “A ver esté acá, y la Secretaría de Salud a Chilpancingo y el IMSS a Morelia”. No hay ningún estudio de la infraestructura en esos lugares, lo que significa desplazar a toda la gente, que la gente no se va a querer ir, que hay que indemnizar. O sea, es una idea totalmente en el aire, absurda, y no es que no crea que se deban de centralizar algunas cosas -lo que se pueda-, pero no es de ocurrencias. Y ahí hay muchas ocurrencias.
Una característica, y se ve que ese es el formato del proyecto de nación, es que en cada capítulo hay que poner una experiencia internacional: capítulo ‘X’ y la experiencia internacional es que esto en Nueva Zelanda funcionó.
En otro, es que esto en Sudáfrica y esto otro en Ecuador lo hicieron. Totalmente suelto, condiciones distintas y por eso creo que si el que gana es López Obrador o cualquiera de los otros dos, va a llegar con una serie de restricciones.
En el entorno externo, la principal restricción, elemento de disciplina para las finanzas públicas y para el manejo económico lo tienen los extranjeros: 100 mil millones de dólares en bonos del gobierno mexicano.
Hay gente que dice ‘no, no se pueden salir porque perderían si se salen todos y obviamente se desplomaría el precio de los bonos’. Ese fue el argumento que se usó en noviembre de 1994 con los tesobonos: ‘No, no se pueden salir’. Claro que se pueden salir si hay una pérdida de confianza y no importa que pierdan, ellos se salen.
Entonces, cualquier señal heterodoxa en el manejo de las finanzas públicas va a ser inmediatamente castigado por el mercado con la salida de capital.
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¿Cuál es su perspectiva sobre el paquete 2019 teniendo en cuenta que este se presenta en septiembre, dos meses después de la elección?
Este gobierno ya está trabajando el paquete económico. Desconozco si están consultando, yo creo que no porque todavía no hay un presidente electo y consultar a partir del 2 de julio no va a dar mucho tiempo para cambiar. Pero en todos los cambios de sexenios ha sido así.
El paquete para 2019 prácticamente va a ser hecho por este gobierno y, en general, muchas de las políticas que ha planteado el puntero en las encuestas van a llevar uno o dos años para implementarse. No se pueden implementar de la noche a la mañana.
Para realizar los cambios en programas sociales y dar becas a los jóvenes, se debe empezar por cambiar leyes como la ley de desarrollo social que esta por ley. De hecho, muchos de los programas actuales son así y el gobierno entrante solo va a poder mandar iniciativas de ley hasta el primero de diciembre y ya no va a haber tiempo para los cambios.
Si gana López Obrador, de lo poco que podría incorporar él al paquete es derogar el decreto de las pensiones de los expresidentes o, más bien, no renovarlo por que se tiene que renovar.
Ahí está un cambio que haría, pero en lo sustantivo prácticamente no va a haber ningún cambio de las políticas actuales. Ya en el transcurso del año que entra iremos viendo qué van cambiando como la ley de presupuesto, la de desarrollo social, la ley de deuda pública, que espero que no la cambien pero lo pueden hacer.
Primero tienen que cambiar el andamiaje legal e institucional para implementar muchas de esas políticas, que lleva tiempo y que tiene que pasar por el congreso.
De hecho, yo esperaría que si empieza a haber cambios, serían hasta el 2020, los cambios concretos. En 2019, va a hacer algunos gestos simbólicos, duplicar la pensión de los adultos mayores, eso se puede hacer relativamente fácil, el costo no es muy alto y se puede acomodar en el presupuesto. Pero lo demás va a llevar tiempo.
¿Qué piensa del plan económico de López Obrador y del medio billón de pesos que aseguran se pueden obtener eliminando la corrupción para financiar estos programas?
Creo que es totalmente inviable. Primero, la cifra de 500 mil millones esta sacada de la manga, porque mucho de lo que se sugiere es costo de la corrupción es una transferencia entre particulares, no viene del presupuesto.
Si se da una mordida para tener un contrato, eso no sale del presupuesto, eso se lo da la empresa o la persona al funcionario público y se queda entre particulares. La corrupción que sale del presupuesto es la desviación de recursos, la creación de empresas fantasma, etc.
Si vemos el último reporte de la Cuenta Pública de la Auditoría Superior de la Federación, que es el de 2016, ahí se tiene el monto de los recursos no justificados o irregulares, que no todos son desviación, muchas veces son registros que no se hicieron bien, pero suponiendo que lo sean; del monto de desviaciones y de recursos irregulares salen alrededor de 150 mil millones de pesos, muy lejos de los 500 mil.
El plan de López Obrador también es bajar los sueldos a funcionarios públicos. Eso no se puede hacer, va a ser un conflicto legal. Con el IFE, cuando voluntariamente los consejeros dijeron nos vamos a bajar los sueldos, salvo uno, fue la Suprema Corte quien dijo, ‘eso no se puede hacer’.
Si quiere funcionarios con sueldos más bajos, tendrían que liquidar a todos los actuales y recontratarlos, y para eso hay que hacer un nuevo tabulador de la administración pública federal, que es una ley que pasa por el Congreso y va a tener un costo. Así que por decreto no se puede bajar y hay jurisprudencia la Suprema Corte sobre eso.
Así que lo único que se podrían ahorrar en corrupción, o sea que a partir del primero año haya cero corrupción en asignación de contratos, que me parece un poco ilusorio, aunque definitivamente hay que buscar eliminarlo. Pero de ahí no van a salir recursos suficientes.
También hay que tener en cuenta que, además de que esos son planteamientos de campaña, en ningún lugar se dice que se va a hacer todo el primer día. Se va ir haciendo poco a poco y lo que vayan pudiendo hacer. Va a ser un porcentaje muy limitado de lo que han planteado, pero si van a poder hacerlo aunque a su tiempo por todo esto que hemos dicho de cambios legales y normas.
Por eso mi percepción es que un gobierno de López Obrador tomaría algunas medidas simbólicas de lo que ha propuesto. Vender el avión presidencial es un absurdo, porque está en leasing, es arrendamiento. Tendría que liquidar el arrendamiento, y encontrar a alguien más.
Pero tendría que tomar medidas visibles para decir ‘lo estoy haciendo’. Pero va a ser muy limitado lo que se pueda hacer el primer año.
¿Cuál es su escenario económico principal para este primer año de gobierno en caso de que López Obrador sea el presidente?
El escenario básico que tengo para el próximo año es que en la parte interna básicamente seguirán las mismas políticas; va a estar la inflación relativamente controlada y un crecimiento inercial.
El mayor cambio que veo para el año que entra está en el entorno externo, que se puede complicar mucho. Estados Unidos va muy bien en términos de crecimiento, pero diría que va demasiado bien.
Ya hay muchas voces de alerta, que están al tope, con el desempleo más bajo de la historia, o por lo menos de la posguerra. Están a plena capacidad y eso ya va a motivar un alza más acelerada en las tasas de interés que, como vimos la semana pasada, el Banco de México tiene que subir las tasas también aquí.
Y no sólo son las tasas de referencia. Si vemos las tasas de mercado en Estados Unidos han tenido un alza mucho más fuerte que las tasas de la Reserva Federal. Y las tasas de mercado es a las que están ligadas las tasas del mercado mexicano.
El bono a 10 años, que es el bono de referencia de EU, ha subido ya más de 50 puntos base, más de medio punto. Para un papel de 10 años es una barbaridad subir 50 puntos, y se espera que para el cierre de este año llegue a los 100 puntos con relación a diciembre del año pasado.
Hay un alza en el costo financiero a nivel global, que en México le pega a las finanzas públicas por el lado de la deuda externa y 'jala' las tasas internas para arriba. Eventualmente eso va a llevar a un crecimiento más moderado de Estados Unidos, no este año, el año que entra; y eso nos puede afectar en la parte de exportaciones.
Además, tenemos algo que no hemos mencionado: al señor Trump y su proteccionismo comercial. Yo creo que hay un riesgo muy real de que Estados Unidos se salga del TLC, y un riesgo muy real de que siga poniéndole aranceles a productos mexicanos, precisamente en represalias por no ceder a las condiciones que él quiere en la renegociación.
Ya amenazó con aranceles a los autos, no sólo a México sino también a Europa. Pero nos puede poner un arancel al aguacate mexicano, a las naranjas mexicanas, a los berries (que han crecido mucho). Porque uno de los puntos que está trabando el TLC es la negativa de México, con toda razón, de aceptar la cláusula que ellos quieren para sus productos agropecuarios: que México no pueda exportarlos cuando sea temporada de cosecha allá. Lo cual va totalmente en contra del libre comercio.
No me sorprendería que como represalia, un día se despierte y mande el tuit de que va a poner aranceles a los aguacates. Hay un riesgo ahí en la parte comercial externa muy grande.
¿Hacia el próximo año su escenario principal sería un crecimiento menor que el actual?
Me preocupa más el escenario externo que un escenario de López Obrador el año que entra. Después, quién sabe. Se puede cambiar.
¿Con impacto sobre el crecimiento económico?
Con el impacto al crecimiento y sobre el tipo de cambio.
¿En qué nivel está viendo el crecimiento económico para el próximo año con estos riesgos?
Entre 1.5% y 2.0%. Ligeramente más bajo que este año. Si Trump nos pone un arancel al aguacate eso no le va a pegar al crecimiento económico, pero le va a pegar mucho a la percepción y al riesgo; le va a pegar al tipo de cambio, porque la pregunta inmediata va a ser “¿qué sigue?”.
Si ya hizo esto, lo va a hacer con el azúcar, lo va a hacer con los automóviles. Generaría mucha incertidumbre y eso sí le pega al crecimiento económico.
¿Qué le recomendaría a un inversionista o un empresario que está tomando decisiones, como observador puntual y experimentado de la economía mexicana?
Es una pregunta muy difícil. En toda mi labor de consultoría siempre he dicho a mis clientes, que son empresarios: “yo no voy a tomar las decisiones por ti, yo te voy a dar el escenario, y en ese escenario que es el más probable, tú debes de tomar tus decisiones”. Porque si yo me pongo a recomendarles y les va mal, me van a reclamar y ya no me van a contratar. Y si les va a bien, no van a compartir la ganancia conmigo, entonces estoy en una situación de perder-perder.
Pero lo que sugeriría es que primero hay que ser muy objetivos. Si uno lee el proyecto de nación de López Obrador con ojos críticos, pues puede ser muy crítico. Pero yo tengo en mi oficina el Plan Nacional de Desarrollo y dice cosas maravillosas y muy bellas con las que todo mundo está de acuerdo. Estamos a la final del sexenio y el primer capítulo es “Orden y Seguridad”, del que no se ha cumplido nada.
Yo diría ser lo más objetivos posibles. Por razones naturales hay cantidad de chismes y versiones y luego empieza el teléfono descompuesto… Creo que ahí la actitud “vamos a esperar a ver”, que veo de muchos extranjeros es la mejor. Ir monitoreando qué decisiones se toman, empezando por cuáles van a ser los nombramientos y quiénes son los funcionarios.
No estoy seguro de que todo el gabinete que anunció López Obrador vaya a quedar. Va a haber algunos ajustes, y en algunos casos son más importantes otros nombramientos.
Por ejemplo, en el transcurso del próximo sexenio hay el relevo de cuatro de los cinco miembros de la junta de gobierno del Banco de México. Obviamente no todos simultáneos, pero se van a ir cambiando. Eso va a ser una señal importantísima; quiénes van a estar ahí. Ya en el gabinete actual, ¿quién va a ser el director de Nafinsa? Quien, presumiblemente, tendría un rol central en el apoyo a pequeñas y medianas empresas y el crédito de la banca de desarrollo.
¿Estas son las señales pragmáticas que habría que observar?
Lo que habría que seguir yo creo que es eso, más que los chismes y declaraciones y cosas por el estilo.
Para finalizar ¿Cuál es el factor crítico a observar en estas primeras semanas, primeros meses, sobre todo entre julio y noviembre de este año?
De quiénes se rodea. Me podrías decir que ahorita ya sabemos quiénes están en sus mítines. No, no. El equipo de transición, aunque hay dicho que no habrá equipo de transición porque ya tiene el gabinete. Ya nombró a Alfonso Romo jefe de la Oficina de la Presidencia; digo, si gana López Obrador, hay que esperar a que gane.
Hay que ver cosas muy pragmáticas, como si el que gane quiere cambiar el paquete económico. Porque definitivamente va a poder decir algo el presidente electo, (pero) ya no hay tiempo para que los cambie el equipo que llegue; pero que respete el paquete económico que se presente en general. Puede haber unos pequeños cambios, pero que en lo esencial lo respete.
En resumen: de quiénes se rodea. Y dos, que el paquete económico que presente este gobierno se mantenga, suponiendo que va a ser un paquete responsable, austero, y que no le quieran meter mano desde antes.
Le agradezco esta conversación doctor. Ha sido muy ilustrativa y certera respecto de un período en el que muchos mexicanos estamos con la incertidumbre encima.
Al contrario. Gracias a Arena Pública.