Proliferación de Pueblos Mágicos provocó pérdida de identidad en la marca
Después de 2012 a las secretarías de turismo se les olvidó que cantidad no es lo mismo que calidad, especialmente cuando tratas de construir el valor diferenciador de una marca como la de Pueblos Mágicos de México.
La acreditación de este título a 35 localidades en un solo año fue suficiente para identificar que los pueblos mágicos habían dejado de ser espacios que “a través del tiempo y ante la modernidad, ha[n] conservado, valorado y defendido, su herencia histórica, cultural y natural”.
Un estudio realizado en 2015 sobre los 85 pueblos mágicos hasta ese momento nombrados por investigadores de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), dio a conocer la insuficiencia de algunas localidades con este título para ofrecer a los turistas experiencias que fueran más allá de la admiración de su arquitectura y gastronomía.
El pueblo mágico de Jala en Nayarit -nombrado en 2012-, es un ejemplo de ello. De acuerdo con la página del programa Visit México dedicada a esta localidad, hay tres cosas que los turistas pueden hacer en Jala: senderismo en el volcán Ceboruco, comer los elotes más grandes del mundo y visitar a un curandero. Nada más.
A pesar de que el turismo cultural es predominante entre los pueblos mágicos del país, no todos ofrecen actividades integradas que inviten a los turistas a regresar, concluyó el estudio publicado en la Revista de Estudios Regionales de las Universidades Públicas de Andalucía.
Lugares como Pátzcuaro, Michoacán; Huamantla, Tlaxcala; y Chiapa de Corzo en Chiapas son excepciones donde la oferta de elementos diferenciadores que se encontró era basta y amplia, pues su gran bagaje cultural étnico favorece la creación de eventos y rutas o circuitos turísticos.
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A pesar de existir una guía para ser parte de los Pueblos Mágicos, misma que se renovó en 2017, en la lista actual de los 111 Pueblos Mágicos parece haber una mezcla de al menos tres tipos de espacios que distan en la calidad de turismo que ofrecen, lo que distorsiona la identidad y personalidad de la marca.
Curanderos de Jala, Nay. Foto: Visit México.
De tal forma que hay pueblos como Jala, en donde por el hecho de encontrar medicina tradicional la Secretaría de Turismo asegura que “el nombramiento de Pueblo Mágico no puede ser mejor aplicado”, pero en donde se carece de servicios de alojamiento, viaje o incluso señalización, así como de eventos o lugares de recreación que integren a los turistas, según la evaluación de los investigadores de la UAA.
Hacienda de Casa Madero, Parras de la Fuente, Coah. Foto: Visit México.
Otros como Parras en Coahuila, nombrado Pueblo Mágico en 2004 y donde si bien no se cuenta con grandes atractivos simbólicos - de acuerdo con la calificación del estudio-, la infraestructura vinícola que se creó a su alrededor permitió la creación de rutas turísticas como la que permite la visita de la Hacienda de Casa Madero.
Parque Nacional Marítimo Bahía de Loreto, BCS. Foto: Visit México.
Y un tercer Pueblo Mágico como Loreto en Baja California Sur, nombrado en 2012, que cuenta con altas calificaciones en atractivos de fiestas, tradiciones y espacios naturales como el Parque Nacional Marítimo Bahía de Loreto; también en servicios para el alojamiento de turistas; accesibilidad, y creación de eventos, como diversos torneos de pesca, que involucran al turista activamente con el Pueblo Mágico.