CDMX quiere ecoplanta, pero formalizar pepenadores también aliviaría exceso de residuos

La formalización de los pepenadores ha sido reconocida por varias organizaciones como un método efectivo de acabar con residuos
14 Junio, 2018 Actualizado el 14 de Junio, a las 12:56
Los pepenadores viven en la informalidad dentro de la CDMX (Foto: Alex Proimos)
Los pepenadores viven en la informalidad dentro de la CDMX (Foto: Alex Proimos)
Arena Pública

Los pepenadores en la Ciudad de México son un activo cuyo potencial no ha sido aprovechado aún por las autoridades.

No cabe duda de que los capitalinos tienen un problema de exceso de basura, algo que el gobierno espera aliviar con una planta de tratamiento de residuos -llamada también termovalorizadora- que transformará los desechos sólidos en energía.

Los pepenadores, sin embargo, son también una solución viable al problema del volumen excesivo de basura, una que ha sido desaprovechada por el gobierno de la capital a pesar de que diversas organizaciones internacionales señalan su valor para la cadena de recolección y reciclaje de residuos.

 

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El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por ejemplo, identifica en los pepenadores y otros grupos dedicados informalmente a la recolección y venta de residuos como proveedores de un servicio valioso, particularmente en zonas urbanas que generan grandes volúmenes de desechos.

El reciclaje informal es un mercado de materias primas cuyo lugar está en las calles y basureros abiertos en ciudades de todo tipo”, señala el BID en un artículo publicado en su portal, añadiendo que el fin último de esta actividad -la reutilización de deshechos- es un beneficio definitivo para los gobiernos, pues reduce costos de transporte y extiende la durabilidad de vertederos.

La iniciativa de incorporar pepenadores al sistema formal de recolección de residuos no es algo nuevo, pues ciudades tanto de Brasil como de Colombia han implementado iniciativas de esa índole con grados considerables de éxito, según un reporte publicado por el BID en 2010.

 

Los pepenadores viven en la la marginalidad y la ilegalidad laboral (Foto: Jonathan McIntosh)

 

La ciudad brasileña de Londrina, por ejemplo, instauró en 2001 el programa de recolección de desechos Reciclando Vidas, que incorporó a parte de la fuerza laboral dedicada a la colecta informal de deshechos para su reciclaje.

El programa alcanzó en una década una tasa de reciclaje del 23% de las 309 toneladas de basura producidas por la ciudad, colocándola entonces como una de las urbes latinoamericanas con mayor porción de residuos reciclados, de acuerdo con el reporte del BID.

En la ciudad colombiana de Bogotá, por su parte, existe la Asociación de Recicladores de Bogotá, fundada en 1989 para defender los derechos de recicladores informales.

 

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Los beneficios de la asociación han radicado, por encima del ámbito medioambiental, en el laboral, pues ha ayudado a incorporar a los recicladores a la economía formal, dándoles una fuente de ingreso más segura y mejores condiciones de venta de su producto, señala el BID en su reporte.

A pesar de los beneficios generados por la formalización de los pepenadores en otras ciudades, su labor permanece prohibida dentro de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México, particularmente en vertederos y recipientes de la vía pública.

 

Termovalorizadora, un proyecto controversial

Aunque la administración del ex-jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, apostó por la planta termovalorizadora como una solución viable al problema de residuos de la capital, a ésta le han llegado críticas de organizaciones no gubernamentales y hasta de candidatos a la jefatura de gobierno de la ciudad.

La planta ha sido vista como una opción poco amigable medioambientalmente por Marisa Jacott, directora de la organización Fronteras Comunes.

La carga de contaminantes que tendríamos con una incineradora de basura, que la mayoría es conformada por plásticos, sería altísima […] Hay que buscar otras opciones que realmente sean sustentantes que no afecten la calidad de vida de los ciudadanos y que no afecte el medio ambiente”, dijo Jacott a la prensa nacional en noviembre de 2017.

La organización Greenpeace señaló por su parte que la planta no sólo será una forma costosa de gestionar residuos y producir electricidad, sino que también liberará gran cantidad de nanopartículas que contaminarán aún más el aire de la zona metropolitana.

A esto se añade que la planta fue calificada de “terriblemente onerosa” por Claudia Sheinbaum, candidata de Morena a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, pues “es un acuerdo que endeuda a la ciudad por los próximos 30 años”, dijo a la prensa local en mayo de 2018.

La planta termovalorizadora, llamada coloquialmente “El Sarape”, comenzó su construcción a principios de 2018 y se espera que empiece a operar a partir de 2021, manteniéndose funcional por 30 años.

Recibirá diariamente 4 mil 500 toneladas de residuos de las casi 13 mil que genera la capital todos los días, transformándolas en energía para suministrar a las 12 líneas del metro, de acuerdo con las autoridades capitalinas.

La inversión en la planta será de 12 mil millones de pesos, y su operación estará a cargo del consorcio Proactiva Medio Ambiente SA de CV / Veolia, constituido por la multinacional francesa Veolia.

 

MÁS INFORMACIÓN: Waste Pickers as service providers: Why not?, Banco Interamericano de Desarrollo, agosto de 2012

MÁS INFORMACIÓN: Dinámicas de Organización de los Recicladores Informales, Banco Interamericano de Desarrollo, 2010

MÁS INFORMACIÓN: Ley de Residuos Solidos del Distrito Federal, Asamblea Legislativa del Distrito Federal

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