¿Qué te pasó Chilapa? Antes vivías la Tigrada, ahora solo intentas sobrevivir
Cada 15 de agosto los habitantes de Chilapa de Álvarez se preparaban para un ataque.
Grupos de todas las colonias de este municipio de Guerrero y pueblos aledaños se enfundaban en trajes amarillos con rayas negras asemejando a un tigre y sus rostros se volvían fieros con ojos de espejo y colmillos tan largos como el de un jabalí salvaje.
Así la fiesta de ‘La Tigrada’ cobraba vida en el marco de los festejos a la Virgen de la Asunción; así los tigres de Chilapa jugaban a perseguir a cualquier visitante que osara a desafiarlos.
Sin embargo, el juego se ha acabado y aunque en 2017 ‘La Tigrada’ aún se llevó a cabo, la lucha de los chilapeños ahora es de todos los días y el objetivo es sobrevivir un día más.
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Chilapa de Álvarez, un pequeño poblado ubicado a 167 kilómetros y 2 horas 40 minutos de distancia de Acapulco es uno de los municipios más mortíferos en todo el país.
Tan solo en 2017 tuvo un total de 177 homicidios intencionales, una cifra entre las 25 más altas del año para el total de municipios del país. Fue la número 21, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El municipio con más asesinatos de este tipo fue Tijuana con mil 618, sin embargo, cuando se compara con la totalidad de población que vive en cada municipio resulta que es más peligroso vivir en Chilapa que en la misma frontera, las probabilidades de que te maten son mayores.
La tasa de muerte por cada 100 mil habitantes en Chilapa fue de 137, en Tijuana fue 91; la más alta de todas fue la de Tecomán en el estado de Colima con una tasa de 172.
Restaurant 'Casa Pilla'; Chilapa, Guerrero.
Aunque alejada de la Ciudad de México, a más de 300 kilómetros y al menos cuatro horas de viaje, en Chilapa se podía disfrutar de uno los helados de leche quemada más ricos en el tradicional restaurante “Casa Pilla”, al centro del municipio y a un lado de la catedral, a cuyo postre no le podía faltar al menos dos borrachitos -galletas- como acompañamiento.
El mezcal es tradición y en las fiestas no falta que cada invitado lleve colgado un jarrito barro alrededor de su cuello para que no pierda su bebida y le continúen ofreciendo más sin pretexto alguno. Al fin y al cabo, eso le dará fuerza para continuar bailando ‘chilenas’, danzas típicas de la región.
Ahora Chilapa es una región de fuego cruzado entre los grupos delictivos Los Ardillos y Los Rojos, según reportes de la prensa, por lo que los visitantes han dejado de acudir por seguridad; las escuelas cierran ante amenazas y algunas familias huyen para sobrevivir.
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Nadie está a salvo en Chilapa, este 21 de febrero la precandidata a una diputación local por el municipio, Antonia Jaimes Moctezuma fue asesinada en su restaurante ‘Toreo’ por dos personas aún no identificadas.
Y una semana antes, el 13 de febrero se dio a conocer que el grupo de religiosas que administraban el colegio católico privado Morelos, uno de los más antiguos del municipio, fue cerrado tras ser ejecutados los familiares de una de ellas.
Desde septiembre 2015 Chilapa tiene como presidente municipal a Jesús Parra García, que si bien continúa viviendo en la región, ha sido incapaz de frenar la ola de violencia que se tiene registrada en el municipio.
Al contrario, durante su gestión se vieron duplicados los asesinatos. En 2015 el total de homicidios intencionales fue 82, esta cifra subió a 85 en 2016, y para 2017 llegó a 177.
Las máscaras de tigre y las chilenas quedaron atrás como el punto de referencia de Chilapa. Ahora lo que exhibe su geografía es la sangre que brota de su tierra.
MÁS INFORMACIÓN: Delitos del fuero común 2017, Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.