‘Con palancas’, así consigue un tercio de los estudiantes mexicanos su primer empleo
Ni universidades, ni gobierno han acertado en sus políticas para facilitar el acceso al primer empleo.
Hasta la fecha no se ha creado una política pública suficientemente capaz de lograr la inserción de los recién egresados al mercado laboral a través de méritos académicos, proyectos universitarios u otros medios relacionados a sus capacidades.
De ahí que la mayoría de los recién egresados en México consiga su primer empleo por influencias, es decir, a través de un familiar, amigo, conocido o bien a través de una recomendación.
Esto ocurre especialmente entre los estudiantes de universidades privadas con el 34% del total, frente al 24% de los estudiantes egresados de las universidades públicas, según revela la Encuesta Nacional de Egresados realizada por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México (UVM) en 2017.
Las prácticas profesionales, servicio social y pasantías son el segundo mecanismo más popular para ingresar al mundo laboral. En este caso son también los estudiantes de universidades privadas quienes más logran pasar de un puesto temporal a una contratación.
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El 26% de los estudiantes de universidades públicas acceden de este modo al primer empleo frente al 18% de los universitarios en instituciones privadas.
Que las influencias prevalezcan como el principal mecanismo para conseguir el primer empleo deja en desventaja a los estudiantes que no las tienen. Además desnuda el poco éxito de los esfuerzos institucionales en lo que al primer empleo se refiere.
Las bolsas de trabajo universitarias han facilitado la inserción laboral de tan solo el 8% de los egresados y las ferias del empleo han sido facilitadoras para conseguir empleo para el 1%.
Ni las ferias de empleo, ni las bolsas de trabajo les resultan tan efectivas a los jóvenes como la influencia de sus conocidos cuando se trata de conseguir empleo.
La reforma laboral implementada por el presidente Felipe Calderón a finales de su mandato, en 2012, tenía entre sus objetivos facilitar la inserción al mercado de trabajo de los recién egresados.
Para lograrlo creó nuevas modalidades de contratación como: los periodos de prueba para trabajadores de nuevo ingreso, la capacitación inicial, por temporada, en horarios discontinuos y de medio tiempo, también reguló el outsourcing o subcontratación para obligar a los patrones a dotar a los trabajadores de seguridad social.
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Los cambios debían generar una mayor contratación de egresados en busca de su primer empleo a través de la modalidad ‘a prueba’, por ejemplo, y ya que los jóvenes tendrían la oportunidad de esforzarse para demostrar sus capacidades se rompería con el círculo vicioso desempleo-inexperiencia-desempleo.
Pero a cinco años de la reforma prevalecen los problemas que se debían arreglar. La falta de experiencia, aunada a las mayores expectativas salariales de los recién egresados, sigue siendo el principal problema al que se enfrentan los empleadores para cubrir plazas según la encuesta de escasez de talento 2016/2017 de Manpower Group.
Mientras tanto, la percepción sobre la dificultad para encontrar el primer empleo creció de 50% de los universitarios en 2012 a 68% en 2016 de acuerdo con la encuesta.
MÁS INFORMACIÓN: Encuesta Nacional de Egresados, Centro de Opinión Pública de la UVM, 2017.
MÁS INFORMACIÓN: Encuesta de escasez de talento 2016/2017 Manpower Group, 2017.