Video vigilancia de calles en China y CDMX, un abismo de impunidad
China y la Ciudad de México vigilan a sus habitantes en las calles con resultados abismales para la seguridad.
La violación a la privacidad es una de las primeras controversias que saltan a la agenda pública cuando las políticas de seguridad se tornan a la instalación de cámaras en las calles para vigilar a los ciudadanos.
¿La privacidad es el precio de la seguridad pública? ¿La video vigilancia es la mejor alternativa para salvaguardar a los transeúntes? Son las principales cuestiones que acompañan el debate.
China se ubica en uno de los extremos del dilema. El gobierno del país asiático sacrifica totalmente la privacidad de sus ciudadanos a cambio de tener la capacidad de detener a cualquier sospechoso en siete minutos.
El país está inundado de vigilancia, actualmente tiene 176 millones de cámaras entre las que poseen el Estado, las compañías privadas y los ciudadanos, el triple que las 50 millones que hay en Estados Unidos y para 2020 se prevé que instale 450 millones más, de acuerdo con la firma especializada IHS Markit.
SkyNet, el sistema de video vigilancia chino, forma parte del programa anticorrupción cuyo objetivo va más allá de solo evitar el crimen, quiere predecirlo. Las cámaras se encuentran interconectadas, equipadas con inteligencia artificial y vinculadas con las bases de datos de la policía.
Dotadas de la tecnología de reconocimiento facial "Face ++" que además identifica las características de la ropa, a los vehículos por marca, modelo y color, algunas incluso detectan características únicas de las personas para reconocer su género, etnia y edad con la certeza de un año arriba o abajo.
Cuando el rostro de una persona identificada por la policía como sospechosa coincide con alguien en las cámaras se activa una alarma.
China no tiene leyes que protejan la privacidad, es por ello que a través de las cámaras de vigilancia el gobierno acumula información que le permite ejercer un control totalitario sobre los ciudadanos.
Fuente: Xataka tv.
Las autoridades chinas pueden identificar los patrones de vida de las personas, por ejemplo, rastrear todos sus movimientos en una semana, conocer sus rutas frecuentes, relacionar su rostro con un carro, con sus familiares o con la gente que frecuenta a menudo.
Un control sin contrapesos que ha caído en el autoritarismo. Li Tiantian de 45 años, una abogada en temas de derechos humanos, fue detenida tres meses por la policía china en 2011.
Durante ese tiempo las autoridades trataron de chantajearla con un video que la mostraba entrando a un hotel en compañía de hombres que no eran su novio, durante los interrogatorios la policía le echó en cara su vida sexual y trató de enseñar la cinta a su novio, dijo Li Tiantian a El País.
“El grado de intromisión en la vida privada de la gente no tiene precedentes […] Ahora, cuando paseo por la calle me siento muy vulnerable, como si la policía estuviera observándome todo el tiempo”, aseguró la defensora de derechos humanos.
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El Gobierno aspira a crear un sistema de control omnisciente mediante una combinación de internet, teléfonos móviles y cámaras. “En lo que respecta a la vigilancia, China no oculta sus ambiciones totalitarias”, dijo Nicholas Bequellin, investigador de Human Rights Watch en Hong Kong al diario español.
La Ciudad de México no tiene tal capacidad y tampoco ha llegado al autoritarismo chino, no por lo menos con la información proporcionada por las cámaras de vigilancia.
En 2010 el programa Ciudad Segura de la capital comenzó a operar con cámaras de vigilancia que permiten detectar anomalías o emergencias de manera automática y alertar al personal de monitoreo, de acuerdo con la información oficial.
Actualmente hay 21 mil cámaras, 15 mil en las calles y 6 mil en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, acompañadas con un botón de emergencia y radio a través de los cuales las víctimas pueden reportar el delito. Las cámaras son monitoreadas a través de un Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano denominado C5.
40% de las cámaras de vigilancia en la Ciudad de México están a punto de quedar obsoletas.
21 millones de dólares no han logrado garantizar la seguridad en las calles de la Ciudad de México, pues el costo promedio de cada cámara son mil dólares, sin contar el gasto para operar el C5.
Es decir, 405.3 millones de pesos al tipo de cambio actual de 19.3 pesos por dólar, el monto es más de dos veces el presupuesto que se destinó en 2017 a minería, manufacturas y construcción a nivel nacional por 183.3 millones.
Las cámaras de vigilancia en la Ciudad de México están a un abismo de impunidad de China.
De 234 mil 354 delitos captados por las cámaras de seguridad en 2016 se lograron 51 mil 703 detenciones, es decir, 78% de los delitos detectados quedaron impunes por falta de respuesta de los elementos de seguridad o porque la víctima no denunció.
Además, 40% de las cámaras está a punto de quedar obsoleta, al menos 8 mil 500 que se instalaron en 2009 con una vida útil de cuatro años.
“Los equipos de seguridad del C5 ya pasaron por su segunda vida, la mayoría ya está incluso en la tercera y en cualquier momento pueden quedar inservibles”, dijo Idris Rodríguez Zapata, coordinador general del C5 a El Financiero en noviembre de 2017.
Para cubrir toda la Ciudad de México se necesitan 120 mil cámaras pero “financieramente es imposible”, asegura.
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Organizaciones como Causa en Común cuestionan, además de los ineficientes resultados, que las cámaras de vigilancia en las calles no sean de utilidad para los ciudadanos:
"Acceder a un video es un verdadero calvario [...] Un particular únicamente puede solicitar el resguardo de un video -para que no sea borrado- una vez que transcurra el plazo de almacenamiento de siete días, siempre y cuando la autoridad haga el requerimiento a la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, luego de ese plazo se depuran automáticamente".
“En el caso Heaven fuimos testigos de cómo los familiares tuvieron complicaciones para acceder a los videos de la Zona Rosa en la que hay varias cámaras de video vigilancia y en donde ocurrieron los hechos. Sin duda el acceso oportuno a estas grabaciones habría ayudado a avanzar con mayor celeridad las investigaciones”, dijo la organización en 2014.
A diferencia de China, en la Ciudad de México la impunidad a pesar de las cámaras invita a un debate de efectividad del gasto antes que a uno de protección a la privacidad de los ciudadanos.