Depreciación del peso salvó a mexicanos de más impuestos, cuando menos en 2017
Por lo menos algo bueno resultó de la fuerte depreciación del peso frente al dólar en 2016: salvó a los mexicanos de pagar más impuestos.
¿Cómo sucedió?
La moneda mexicana se depreció poco más de 20% frente al dólar a lo largo del año pasado, pasó de 17 pesos por dólar a 20, un tipo de cambio sin precedentes desde 1990 que tiene registro el Banco de México (Banxico).
Fruto de esa depreciación el banco central gobernado por Agustín Carstens entregó a la secretaría de Hacienda liderada por José Antonio Meade 321 millones de pesos a finales de marzo: los llamados remanentes.
Se trata de las ganancias cambiarias que generaron las reservas internacionales a lo largo de 2016 y que por ley Banxico debe entregar al gobierno federal, este a su vez debe destinar el 70% de ese monto a saldar la deuda pública.
En marzo de 2017 el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, recibió más de 321 millones por remanentes, un monto sin igual.
Antes de que Hacienda recibiera los remanentes, analistas y empresas dedicadas a calificar la capacidad de pago de deuda de los países se mostraron pesimistas respecto a la solidez de las finanzas públicas del país.
Incluso tres calificadoras Standard & Poor's, Moody’s y Fitch Ratings advirtieron a la secretaría de Hacienda que bajarían la calificación de la capacidad de pago del gobierno si la deuda pública o sus intereses crecían por encima de sus expectativas, entre otras razones.
Las calificadoras y otros analistas como Citibanamex coincidían en que la deuda contraída en el sexenio de Enrique Peña Nieto elevó el acumulado a niveles alarmantes, equivalentes a más de 50% del Producto Interno Bruto, es decir, a la mitad de lo que produce México en un año.
Te puede interesar: Inicia la cuenta regresiva para que disminuya la calificación crediticia de México, 8 de febrero de 2017.
Pero luego de la entrega de los remanentes la opinión de calificadoras y analistas dio un giro de 180 grados, sus reportes comenzaron a hablar de consolidación fiscal, es decir, de finanzas públicas sanas.
Los remanentes del banco central son un soporte para el gobierno y la consolidación fiscal que ha llevado a cabo, dijo un análisis de Moody’s el 3 de abril.
Poco antes de la entrega de los remanentes las calificadoras confirmaron a la subsecretaria de Hacienda, Vanessa Rubio, que no bajarían la calificación de la capacidad de pago de México, así lo anunció durante la Convención Bancaria el 24 de febrero.
Los remanentes serán de gran ayuda para el presupuesto mexicano y ante cualquier problema que se pueda presentar en los ingresos públicos a lo largo de 2017, dijo el analista soberano de Moody's para México, Jaime Reusche.
Los analistas de BBVA Research dijeron a inicios de abril que la incertidumbre externa se había disipado y se esperaba estabilidad del tipo de cambio, que, sumado a un incremento de los ingresos tributarios traería una disminución de la deuda al cerrar 2017, la cual hubiera logrado Hacienda aun sin haber recibido los remantes.
Te puede interesar: ¿Cómo el gobierno desactivó la amenaza de las calificadoras?, Samuel García, 17 de abril de 2017.
Si la perspectiva de las calificadoras no hubiera cambiado y hubieran disminuido la calificación de México respecto a su capacidad de pago de deuda, los ciudadanos habían pagado las consecuencias con mayores impuestos.
Una menor calificación es señal de que un país tiene una débil capacidad para pagar su deuda, por tanto, los inversionistas que le compran deuda le exigirán un mayor pago de intereses por el riesgo que les implica seguirlo financiando.
Si un gobierno tiene que destinar más recursos públicos a pagar deuda e intereses, disminuye su presupuesto para invertir en infraestructura o servicios públicos como educación y salud, a la vez que aumenta su nivel de gasto respecto de su ingreso.
Los remanentes salvaron a los mexicanos de que el gobierno elevara los impuestos.
Al tener menos recursos para financiar su actividad al gobierno sólo le queda una salida para generar más recursos: elevar los impuestos.
Los remanentes parecen haber salvado a los mexicanos de más impuestos, pero de manera temporal, pues si bien los ingresos públicos -vía impuestos- han crecido en los últimos tres años, la deuda pública acumulada aún se ubica en niveles cercanos a 50% del PIB y los analistas estiman que el tipo de cambio cerrará el año en 20.25 pesos por dólar.