¿Cuál recorte? La opacidad de Hacienda sigue marcando el gasto público
Servirse con la cuchara grande es todo un hábito para la secretaría de Hacienda.
Durante los últimos 15 años la dependencia responsable de administrar los recursos de los ciudadanos ha presupuestado menos ingresos de los que obtiene realmente para generar un excedente que gastar lejos de la mirada del escrutinio público.
De 3.1 billones de pesos es la brecha entre el presupuesto que los legisladores aprueban en papel y lo que realmente gastó la secretaría de Hacienda entre 2000 y 2015, lo equivalente a 16 puntos del Producto Interno Bruto del año pasado.
Esa fue sólo una de las revelaciones que dejó al descubierto la investigación recogida en la Tesina “Presupuesto de egresos ficticio: El gasto real del gobierno en la cuenta pública,” elaborada por Leonardo Núñez González, el egresado del Centro de Investigación y Docencia Económicas que platicó con Arena Pública sobre los detalles de su trabajo.
En 2015 por ejemplo, la Cuenta Pública reveló que Hacienda gastó 222 mil millones de pesos más de lo presupuestado, es decir, no sólo no hubo el recorte prometido por 124 mil millones de pesos, sino que el gasto sumó casi el doble de lo que se iba a recortar, lo equivalente a casi dos veces el presupuesto de salud, explica Núñez.
Con la mesa puesta
La mesa está puesta para que la secretaría de Hacienda redistribuya el presupuesto a placer. El artículo 58 de la Ley Federal de Presupuesto otorga al Poder Ejecutivo la facultad de distribuir los recursos extra y modificar el presupuesto aprobado por el Legislativo siempre y cuando se sujete a un ambiguo criterio: que el movimiento ayude a cumpir con los objetivos del Estado.
Para muestra basta un botón. El año pasado la secretaría de Gobernación redistribuyó el 84% de los recursos aprobados para el Centro de Control de Confianza. El dinero acabó en contratación de personal eventual y un rubro genérico llamado “Servicios Generales,” “cuando uno entra a ver que hay en ese rubro encuentra una categoría que se llama “Otros” y hasta ahí llega la posibilidad de escarbar,” describe el investigador.
“Cuando uno revisa las explicaciones de porque se gastó más uno se va de espaldas, son extremadamente oscuras, extremadamente opacas y extremadamente simples. Por ejemplo en Servicios Generales te dicen que se gastó más porque hubo una demanda superior de servicios ¿en qué? no lo sabemos,” detalla.
“Cualquier cosa puede ser argumentada como un mejor cumplimiento de los objetivos: gastar en personal, combustible, comunicación social [...] Las justificaciones de la secretaría de Hacienda suelen ser un par de líneas por cada movimiento de miles de millones de pesos, esa es la única información que tenemos disponible,” agrega.
De la vista gorda
El Legislativo conoce los movimientos porque la Hacienda se los informa trimestralmente pero la Ley no le otorga la facultad de intervenir, únicamente tienen la potestad de emitir una opinión.
“Si uno revisa el trabajo de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública no hay nunca un pronunciamiento sobre las adecuaciones presupuestarias,” asegura Núñez.
“El Ejecutivo no tiene un contrapeso real y ese es un problema gravísimo, el Legislativo aprueba un presupuesto que al final del día termina siendo muy diferente, el gasto no está siendo controlado por quienes se supone que deberían controlarlo [...] el Ejecutivo tiene la capacidad de mover el presupuesto sin que el legislativo participe y lo más interesante es que todo es legal,” agrega.
La propuesta del joven investigador es que se modifique la Ley para “que sea ilegal que el Ejecutivo mueva el presupuesto por sí sólo,” el Poder Legislativo tiene que involucrarse en su papel original, el Ejecutivo no debería poder mover un peso sin que su contrapeso lo apruebe, asegura.
El Legislativo debería contar además con una oficina independiente que se dedique exclusivamente a dar seguimiento a lo que se gasta en el momento, el modelo a seguir es la que existe en el Congreso de Estados Unidos.
“Esa oficina se encarga de evaluar cuanto van a costar las propuestas nuevas, como se está ejerciendo el presupuesto, cuanto se ha gastado y además le da una gran cantidad de insumos a los legisladores para que puedan revisar de una forma adecuada el presupuesto,” propone Leonardo Núñez.
“En México la Auditoría Superior de la Federación fiscaliza pero no le da al presupuesto un seguimiento y análisis constante en términos políticos. El tema aquí es que el dinero se está moviendo con fines económico o políticos, entonces no sólo hay que ver que se gaste bien, sino porqué se quiere movie ahí,” completa.
Un juego perverso a los ojos de todos
La Auditoría Superior de la Federación no puede identificar donde acaban el 72% de los ingresos adicionales que logra el gobierno federal.
Los ramos generales son los más beneficiados con el dinero extra, “como son discrecionales y transversales lo que pasa en realidad es que Hacienda toma el dinero y lo distribuye a quien quiere y como quiere,” explica el joven egresado del CIDE.
“Lo más preocupante es que esto está pasando a los ojos de todos porque toda la información utilizada en este trabajo es pública [...] Se trata de un juego perverso entre el Ejecutivo y en cierto sentido por anuencia el Legislativo que está siendo omiso. Aquí todos se benefician, el hecho de que todos puedan mover su presupuesto sin rendir cuentas genera un grave conflicto,” remata.
Lo que queda es pedirle a Hacienda que libere información, comenta Núñez. La secretaría genera una gran cantidad de información porque cada dependencia tiene que pedirle permiso para realizar movimientos presupuestales, pero no la hace pública.
La liberación de más información es otra de las recomendaciones de la Tesina y una recurrente petición de organizaciones de la sociedad civil e investigadores.
“Por eso vemos escándalos como el que ocurrió a principios de noviembre, nos damos cuenta que Gobernación tenía dinero destinado para penales que se gastó en camionetas de lujo y uno se pregunta ¿cómo pasó eso? pasa porque hay una figura que se llama adecuaciones presupuestales que te permite quitarle dinero a áreas y dárselo a otras,” concluye Leonardo Núñez.
MÁS INFORMACIÓN: Falsa austeridad, se le fue la mano al gobierno con el gasto en 2015, 4 de noviembre de 2016.
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