El espacio donde se encuentra el dinero
El gobierno federal entrante ha creado muchas expectativas y esperanzas, el anhelo de un país mejor y el cumplimiento de distintas promesas de campaña.
Ante la posibilidad de un Estado mejor, es importante cuestionarse si los recursos disponibles serán suficientes para tener a todos satisfechos y cumplir lo promovido durante el período electoral y en la etapa de transición.
La pensión para adultos mayores, los apoyos para los jóvenes que no estudian ni trabajan, la construcción del Tren Maya, los apoyos para el campo y el nuevo complejo aeroportuario son algunos de los elementos anunciados que deberán reflejarse en una asignación presupuestaria. Es decir, disponer del espacio fiscal que se tiene para estos fines.
El espacio fiscal se refiere a aquellos recursos del erario disponibles para realizar política pública de manera sostenible; es decir, sin poner en riesgo los mercados y sin incrementar la deuda de manera irracional. Este concepto es de concepción dinámica, ya que el espacio fiscal de hoy puede depender de políticas públicas implementadas en años anteriores y vigentes a la fecha.
De la misma forma, las políticas públicas de hoy pueden tener efectos importantes en el futuro, afectando generaciones que aún no han nacido.
Según estimaciones realizadas en el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C. el espacio fiscal actual es de 3.1% del producto interno bruto (PIB), según lo presupuestado en 2018. Esto resulta de la diferencia entre el total de recaudación (tributaria y no tributaria) y de los gastos ineludibles que tiene el gobierno, así como lo correspondiente al IMSS, ISSSTE, Pemex y CFE.
[...] las políticas públicas de hoy pueden tener efectos importantes en el futuro, afectando generaciones que aún no han nacido.
Para 2018 se presupuestaron ingresos equivalentes al 20.4% del PIB, donde 7.8% corresponde a ingresos no tributarios; el restante de la recaudación son por ISR (6.7%), IVA (3.7%) y otros ingresos tributarios (2.2%) como son los aprovechamientos, productos y otros derechos. Estos ingresos deberían ser suficientes para cumplir con las obligaciones y proyectos del sector público.
Como contraparte, el gobierno tiene gastos que son ineludibles, a los que se destina el 17.3% del PIB. Estos son: el pago del participaciones y aportaciones, definidas en la Ley de Coordinación Fiscal, para el que se reservó el 6.5% del PIB; el pago de pensiones con 3.4% del PIB; y el pago por el costo financiero de la deuda que representa el 2.9% del PIB.
Cabe mencionar que, en la medida en que los requerimientos para estos fines crezcan, mayor será la presión para las finanzas públicas, debido al menor espacio fiscal.
Por su parte las erogaciones de las entidades de control presupuestario directo (IMSS e ISSSTE) y de las empresas productivas del Estado (Pemex y CFE) quedan fuera del control del gobierno, al ser estos organismos autónomos, los cuyos gastos se presupuestaron en 4.5% del PIB. Es decir, casi el total de los ingresos que estos aparatos tienen se destinan para sus propios fines.
La diferencia entre los ingresos públicos y los gastos comprometidos da como resultado el espacio fiscal disponible. En otras palabras, para 2018 existe 3.1% del PIB para realizar política pública a través de los organismos públicos federales.
Esto debido a que casi el total de la recaudación tributaria se destina al pago de pensiones, el costo financiero de la deuda y los recursos reservados para las entidades federativas y municipios.
En perspectiva, este espacio deberá ser suficiente para destinar recursos a los compromisos de campaña efectuados en las últimas elecciones.
Por otro lado, el pasado 8 de noviembre el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer sus conclusiones sobre la salud económica de México. A través de las consultas del Artículo IV y las recomendaciones derivadas estas, el FMI contribuye a prevenir problemas financieros.
Aunque durante la consulta, el equipo de transición sostuvo que los recursos necesarios para la ejecución de las obras de infraestructura y los nuevos programas sociales se obtendrán de los ahorros de la lucha contra la corrupción y la austeridad, una de las observaciones del FMI refiere a la necesidad de ampliar el espacio fiscal en México.
Para lograr esto existen dos vías: el incremento de ingresos y el uso más eficiente de los recursos públicos. Dado que la administración entrante se ha comprometido a no incrementar los impuestos ni recurrir a mayor endeudamiento, las opciones se circunscriben a tener una recaudación más eficiente, reducir la evasión y la elusión, así como hacer más eficiente el gasto público.
Para tener una mejor asignación y ejecución del gasto público, el FMI se manifestó en favor de las obras de infraestructura promovidas, siempre y cuando exista una evaluación del proceso de gestión, se justifiquen los proyectos prioritarios y se garantice una sostenibilidad fiscal de manera global.
Además, fue enfático en la implementación de estándares más estrictos de transparencia, auditoría y rendición de cuentas respecto del uso del personal temporal y del asociado a la reforma educativa.
En cuanto a los programas sociales, el FMI mencionó que antes de realizar cualquier cambio es necesario una evaluación rigurosa de los programas vigentes para conocer su efectividad.
[...] el FMI se manifestó en favor de las obras de infraestructura promovidas, siempre y cuando exista una evaluación del proceso de gestión, se justifiquen los proyectos prioritarios y se garantice una sostenibilidad fiscal de manera global
Adicionalmente, la implementación de un sistema de identificación único de la población haría más eficiente la identificación de los beneficiarios de los programas sociales y por ende se tendría un padrón único de beneficiarios.
Esto también favorecería a los inscritos en el sistema de salud, con la portabilidad de sus expedientes, por lo tanto, un mejor costeo y uso de recursos.
Para ampliar el espacio fiscal en México, una ejecución eficiente y eficaz del gasto público es imperiosa, donde el combate a la corrupción también se refleje en los distintos indicadores de gasto y recaudación, con su respectivo seguimiento. Además de las acciones ya mencionadas, aún quedan pendientes otras más promovidas por el fondo y otros organismos nacionales e internacionales.
La periodicidad de las acciones a implementar es un tema pendiente. Sin embargo, en el optimismo, no hay que olvidar que pequeñas acciones pueden ser el inicio de grandes resultados.
@SunnyArely